La pedagoga y maestra Sonia Delaros: "El exceso de protección a los menores es una forma de maltrato"

"Tienes hijos para que se conviertan en personas autónomas y separadas de ti, son seres humanos y no objetos que añadir a tu colección"

Sonia Delaros.

Sonia Delaros. / Alba C. González

I. G.

Sonia Delaros (Oviedo, 1957) es maestra, doctora en Pedagogía y psicoterapeuta infantil. Presentó ayer su libro "Cuentos de horror y gloria" en el hotel La Serrana en un acto organizado por la asociación cultural homónima.

–¿Qué es "Cuentos de horror y gloria"?

–Son relatos cortos que se llaman así porque en cada uno de ellos hay una situación de absoluto horror o de maravillosa gloria. Y eso va a depender de las circunstancias, del contexto, de la biografía personal... Todos los cuentos están protagonizados por niños y jóvenes adolescentes.

–En la sinopsis del libro dice: "Niños maltratados, abandonados, malcriados..." ¿Esas descripciones tienen que ver con cómo les tratamos los adultos?

–Es una de las claves del libro, una de las más fáciles de encontrar. Cada uno de esos niños, adolescentes e incluso adultos actúa lo hace en función de lo que les ocurrió en la infancia, y esa es otra de las claves. La infancia marca de una manera definitiva a las personas. La forma de funcionar del adulto, el tipo de relación que establece con el menor, va a determinar muchas veces cómo el niño se enfrenta a una situación a la que tiene que dar respuesta porque ya no tiene más salida, y eso puede ser horrible.

–¿Criamos bien a nuestros hijos para que sean buenas personas?

–No se puede generalizar en la respuesta. La crianza tiene que ver con muchos factores y los contextos social, económico, cultural e histórico. Actualmente los niños ocupan un lugar de preeminencia en el ámbito familiar y social, al contrario que en etapas anteriores donde los niños apenas contaban nada a la hora de tomar decisiones en la familia. ¿Criamos bien a nuestros hijos? Es imposible criar bien a un hijo porque supondría tomar decisiones de carácter objetivo que un padre o una madre no están en condiciones de tomar, la relación con el hijo es demasiado emocional, visceral... Uno siente demasiada responsabilidad y miedo como para tomar decisiones racionales y objetivas. Vamos a asumir que la crianza es muy difícil y hacerlo bien es casi imposible, sí que es cierto que la mayoría de los padres lo hacen razonablemente bien.

–¿Se sobreprotege a los críos?

–Sí, malamente por decirlo con la expresión popular. Desde mi punto de vista de maestra, desde Infantil a la Universidad, he visto lo que ocurre, el exceso de sobreprotección, de permisividad, la falta de estructura, de exigencia razonable con una disciplina para saber qué debe hacer y que no en beneficio propio, ese exceso de protección es una forma de maltrato. Los niños sobreprotegidos y malcriados no tienen herramientas para enfrentarse a los desafíos de la vida y terminan exigiendo que sean los adultos los que les solucionen los problemas ante su falta de recursos. Quien les han privado de esa falta de recursos son ese padre o esa madre sobreprotectores, neuróticos, consentidores y con ello han impedido que su hijo se adaptara al mundo tal como el mundo es, no como el mundo queremos que sea. Además, los hijos nunca son tuyos, son de sí mismos. Tienes hijos para que se conviertan en personas adultas, autónomas y separadas de ti, son parte de nuestro proyecto de vida. Son seres humanos y no objetos para añadir a tu colección.

–La idea es que los críos sean autónomos...

–La autonomía es el objetivo del ser humano. La infancia no es el objetivo en sí mismo sino una época de paso y oportunidad para alcanzar una madurez, sensata, valiosa, fructífera que todos anhelamos en nuestra vida. Buscar que los niños sean autónomos es importantísimo pero hay que matizar, la autonomía ha de estar guiada por un sistema de valores y un criterio recto a la hora de tomar decisiones. Un niño no puede comer sentado en el alféizar de una ventana porque le gusta, no hay que confundir autonomía con capricho. Decidir qué es bueno y que es malo para el niño sin que sea capricho o interés es muy complicado. Ahí está el caballo de batalla.

–Para cerrar, las historias de "Cuentos de horror y gloria" ¿son ficción pura?

–Son situaciones terribles y gloriosas. ¿Estos personajes los he sacado de la vida real? Sí y no. Hay perfiles que he llevado a la literatura pero los personajes son seres construidos, es cierto que muchas características corresponden a niños y adolescentes que he ido encontrándome. Algunos salen hasta de noticias del periódico.

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