Opinión

El caso del señor enamoradito

Pedro Sánchez escribe su último acto como en una obra de Miguel Mihura

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez en la presentación de un libro

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez en la presentación de un libro / EP

El amor lo puede todo y todo lo cura. Como en la primera carta de San Pablo a los corintios, Pedro Sánchez va a sucumbir a esa pulsión del espíritu que es paciente, benigna; no tiene envidia, no presume ni se engríe; no es indecorosa ni egoísta. Por el amor de una mujer he dado todo cuanto fui, canta el presidente del Gobierno como si fuera un Danny Daniel repeinado y con un narciso en la solapa.

No soporta el líder plenipotenciario que su señora esposa se encuentre en entredicho y por ese motivo ha decidido dimitir en diferido, que es un me voy pero a lo mejor me quedo, al modo rutinario de Xavi Hernández, que se despidió con un hasta siempre que al final fue un hasta luego. Por ahora el partido avanza con una x en la quiniela de Twitter sobre un terreno de juego enlodado. 

Si se va, pasará a la historia como la versión moderna del amante de Teruel. Pero si se queda, que es lo que previsiblemente hará, se habrá avanzado un paso más en el peligroso proceso de echar más gasolina al polvorín de la polarización, que pasa por empujar a sus huestes contra los jueces y los periodistas que no le son afines. Se vienen días de algarada en este impasse de suspensión de empleo (que no de sueldo) del jefe del Ejecutivo, ese señor enamoradito sellado con un beso, como en la canción de Bobby Vinton. 

Su "yo acuso" es calculado, interesado y falsario. No me lo comparen con Émile Zola y el caso Dreyfus. Aquí la carta la escribe quien en el otro caso era a quien iba dirigida, el presidente de la República Francesa. Aquí el acusado consorte se erige en acusador de quienes han iniciado, a su juicio, una cacería que quiere cobrarse una pieza mayor disparando a una arcea. Curioso ataque el suyo de victimismo milenial que pone al país al borde de una crisis de Estado. Tardó poco en salir Bambi a convocar a todas las especies del bosque en defensa a ultranza de la Cenicienta.

¿Qué acontecerá en el siguiente acto de esta comedia con tintes de drama? ¿Qué pasará el lunes? Tic tac, tic, tac. Sánchez nos tiene en ascuas, como Pedrerol con Mbappé.