Paco Galán es jubilado de Telefónica, hijo del gaitero de Llonín. A sus 77 años, Paco Galán dedica parte de su tiempo libre a alimentar una página web sobre la vida y el legado de Pancho Galán, el gaitero de Llonín, toda una leyenda del folklore en el Oriente de Asturias.

Paco Galán, de 77 años, jubilado de Telefónica es uno de los dos hijos del Gaitero de Llonín, José Francisco “Pancho” Galán Trespalacio (1917-2000), una figura ya legendaria del folklore asturiano. Galán hijo, que estuvo vinculado al PSOE (fue secretario de la agrupación local de Peñamellera Alta), ya está retirado también de la política, pero sigue militando en las filas de su concejo natal. Tiene casa en Llonín donde, dice, su corazón siempre estuvo residenciado.

“Cuando alguien dice que éste es un municipio de paso, que es un municipio donde no hay motivación, yo te lo digo de otra manera: es un municipio que está virgen. Peñamellera Alta está aún sin descubrir. Parece que en el Oriente sólo existen Llanes, Ribadesella y Cangas de Onís, pero hay más municipios que están por descubrir y éste es uno de ellos. Es cierto que habría que procurar tener cosas para fijar más población joven, para que se quedaran, pero ése es un problema de prácticamente todos los municipios, salvo las excepciones de los ricos”.

(Peñamellera Alta, con 512 habitantes, es el menos poblado de la comarca y, también el territorio del Oriente que, porcentualmente, más población ha perdido en este siglo: el 28%. Su densidad de población es la tercera más baja de la comarca).

“Pero este municipio tiene cosas tan buenas como que tiene cuevas prehistóricas que son Patrimonio de la Humanidad desde 2008: la cueva de Llonín. Recuerdo que estaba yo estaba estudiando en Madrid y llegué a la pensión donde me quedaba y me preguntaron de qué pueblo eres tú de Asturias. Pues de Llonín. Mira. Y me enseñaron el diario ‘Pueblo’ con un reportaje de una o dos hojas, que habían descubierto unas cuevas donde yo, de niño, con los que elaboraban el queso cabrales, entrabamos a dejar el queso a madurar pero no sabíamos de la existencia de las pinturas. Llonín es el primer potencial que tiene el concejo. Pero es increíble, están cerradas a cal y canto. En los primeros dos mil hubo un proyecto para hacer una réplica de las cuevas de Llonín. Un proyecto con un gasto importante que descansa en un cajón. Eso está ahí para ejecutarlo en cualquier momento”.

(En 2013, Peñamellera Alta presentó al Gobierno central, dentro del marco de ayudas para la conservación y difusión de los bienes considerados Patrimonio de la Humanidad, un proyecto valorado en unos 50.000 euros para hacer una reconstrucción digital 3D de la cueva de Llonín).

(El objetivo era desarrollar un visita virtual inmersiva con una web específica desde la que acceder. La demanda no fue atendida. La cueva “real” está cerrada por motivos de conservación, aunque el actual regidor, José Antonio Roque, está negociando con el Principado la posibilidad de abrirla a cupos limitados de visitantes. Javier Fortea, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, fallecido en 2009, uno de los mejores conocedores de estos restos de arte parietal, aseguraba que Llonín “es prácticamente la única cueva de Asturias que contiene manifestaciones gráficas de todos los grupos humanos que la frecuentaron en el transcurso del Paleolítico superior”).

“Así que tenemos Llonín y luego está todo el potencial del Cuera, que está sin explotar. Yo recuerdo, y con muchísima nostalgia, que la ladera sur estaba poblada. Había cuadras, cabañas, estaba llena de personas que se dedicaban al pastoreo, a segar los praos, a tener ganao. Transformaban sus propios productos, hacían queso y bajaban andando a Llanes a venderlo. Eso está ahí y se puede desarrollar en cualquier momento”.

(Uno de los proyectos incluidos en los fondos europeos es, precisamente, desarrollar para el turismo esa ruta de los queseros al Ciera, con albergue en Alles y mirador incluidos.)

“Este es un concejo muy atractivo. Tienes la pesca, ya lo sabes, en el río Cares. Tienes caza, tienes jabalí, tienes corzo… Es un municipio que, como dirían los yankees, está sin explotar. ¿Tú te acuerdas de la serie aquella de ‘Benito y Manolo’? Pues el que hacía de Benito, el actor Carlos Iglesias, estuvo aquí comiendo con un amigo que vive en Suiza y después fuimos hasta Oceño. Y él decía: pero si esto es propio para rodar una película, la del ‘Señor de los Anillos’”.

(El paisaje en Oceño, sí, es idílico. Pero si hubiera cobertura de telefonía en condiciones, sería ya el no va más. Ahí y en todo el municipio, donde constantemente los vecinos se quejan de las muy deficientes redes de telecomunicaciones. Incluso denuncian problemas para ver la televisión en algunos pueblos. Y si en un tipo de infraestructura van escasos, en otra tienen una abundancia casi dramática. Paco Galán se indigna.)

“Las líneas eléctricas que pasan por el concejo no es que me llamen la atención, es que me tienen muerto de pena y de asco. Yo siempre pregunté por qué estas mismas líneas no podían haber ido más cerca del Cuera y, por tanto, más lejos de los pueblos. Tendrían muchísimo menos impacto ambiental. Y yo me pregunto dónde está el equilibrio de los territorios y la justicia. ¿Por qué no pasaron por la cara norte del Cuera, por la zona de Llanes? ¿Cuál fue la razón? Ya la sabes tú, no te la voy a decir. No vamos a hablar de política, ¿no? Cuando, tanto mi mujer como yo tuvimos alguna experiencia política, pues aquí estuvo algún consejero y algún diputado y cuando veían las líneas, decían que había que hacer algo. Y lo les decía: ‘Coño, sí, córtalas con un alicate’. La verdad es que llama la atención poderosamente. En Ruenes pasa incluso muy próximas a las viviendas. Está superdemostrado científicamente que todas esas radiaciones producen cáncer. Pues ya me contarás, aparte de lo estético, qué pintan esas monstruosidades próximas los pueblos. Cuando venía a montar las líneas decían a los vecinos que les iban a venir muy bien porque lo de debajo de las torres va a estar limpio y así lo iban a poder seguir trabajando. ¿Pero qué pasó en Peñamellera Baja con la misma línea Soto-Penagos? Pues en Peñamelera Baja había un alcalde, que era Rafa Cuello, que acordó con Red Eléctrica que, en vez de coger las compensaciones que daban e ingresarlas en las arcas municipales, acordó, y así se ejecutó, que las líneas que entraban en el municipio de Peñamellera Baja se desviaran hacia el Cuera y se pusieran todas en una columna, en una sola torre. No como aquí. No me atrevo a decirlo, pero creo que éste es un caso único en España”.

(La herida eléctrica indigna el hijo del Gaiteru de Llonín. Lo mismo que la oportunidad perdida que tuvo el concejo en los años ochenta, cuando la Tahona de Besnes –que hoy sigue abierta en manos privadas y con su encanto intacto– fue uno de los proyectos piloto de turismo rural con participación pública, impulsado por el gobierno de Pedro de Silva. Sin embargo, no logró el mismo impacto que la rectoral de Taramundi)

“¿Por qué fracasó en su momento? Fracasó el proyecto político. Los políticos, que no supieron dirigirlo adecuadamente y que no supieron ponerlo en manos adecuadas y ver de qué manera se podía ir gestionando, progresando, poniendo cosas alrededor, como en Taramundi con las navajas. Pero aquí no hubo presupuesto, no hubo seguimiento. Incluso cuando se vendió la primera vez creo que se vendió a precio de ganga. A veces escuchaba decir a alguno: es que Peñamellera Alta está a mucha distancia. Y yo les respondía: ¡Oye, que Taramundi no está en Trubia!”

Una vista de Alles, la capital del concejo de Peñamellera Alta. Julián Rus

Pancho tocaba la gaita día y noche

Paco Galán cuerda a su padre: “Desde niño tuvo la afición, la idea, de la gaita. Me contaba que ya de niño hacía flautas con la madera que encontraba. Siempre quiso una gaita, pero no la podía comprar. En el año 1944, que ya contrae matrimonio con mi madre, lo primero que hicieron al vender una vaca fue comprar una gaita. Entonces empezó a tocar con una afición desmedida. Desde niño lo recuerdo tocando, daba igual que se tratase de las nueve de la noche que de las diez de la mañana. Cómo sería que tocaba tanto que le dolía la espalda de tanto soplar y tenía que arrimase a un manzanu o a la pared de lo que le costaba”.