Candás (Carreño),

Braulio FERNÁNDEZ

«La respuesta ha sido importantísima, única», decía ayer el presidente de la Asociación de Vecinos de Candás, Luis Fernández, al finalizar la concentración que convocó a un millar de manifestantes para protestar por el vertido de la térmica de Aboño, que provocó hace casi dos semanas la contaminación del litoral de Carreño. Muchos de los participantes eran integrantes de colectivos ciudadanos de Perlora, Xivares o Carrió, así como de organizaciones culturales, -como la Banda de gaitas-, deportivos, -como el Club de actividades subacuáticas El Delfín-, y partidos políticos, todos los que tienen representación en el Ayuntamiento. También acudieron los diputados regionales Victoria Delgado, del PP, e Ignacio Prendes, de UPyD. Todos solicitaron a la empresa HC, gestora de la central, que pague indemnizaciones por la fuga y exigieron al Principado que modifique la autorización ambiental concedida en su día a la eléctrica.

El presidente de la asociación vecinal referencia, durante la lectura del manifiesto, a la concentración que el 14 de julio de 1996 reunió también a centenares de carreñenses en una marcha hasta la playa de Peña María en protesta por la instalación de una macrodepuradora en dicho arenal. «Esta concentración también ha sido histórica y supone una respuesta unitaria con el único objetivo de que la normalidad vuelva cuanto antes», dijo Fernández. «Lo prioritario ahora es establecer el operativo que permita apoyar a los colectivos más afectados por el desastre medioambiental, además de hacer lo necesario para que no se vuelva a repetir», manifestó.

Durante la concentración, se exhibieron varias pancartas, muchas de ellas elaboradas por niños, en contra del vertido, y se concluyó con una cadena humana que ocupó la totalidad del arenal de Palmera, de una esquina a otra. Abraham Riego fue uno de los vecinos que no se quiso perder la protesta. «Es una muestra de unidad, concienciación y solidaridad», indicó, tras animar a la ciudadanía a proseguir con los actos reivindicativos.

Porque la situación, a pesar de la apertura ayer de las playas del concejo, sigue siendo muy deficiente en Carreño, como demuestran las continuas quejas y demandas de los sectores hostelero y pesquero, que están sufriendo pérdidas históricas que pueden llevar al paro a numerosos trabajadores. «Deben valorarse los daños producidos y cuantificar las indemnizaciones económicas por los perjuicios ocasionados», indicó Luis Fernández ante los cientos de concentrados.

De esta forma, la sociedad de Carreño dio un paso al frente y pidió cambios en la gestión de la térmica que ha teñido de negro el inicio del verano en el concejo. Por último, todos los manifestantes solicitaron «la depuración de responsabilidades».

Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

La reapertura de las playas al baño en Carreño, tras once días clausuradas por el vertido de fuelóleo de la central térmica de Aboño, acabó ayer en fiasco. La lluvia arruinó por completo el día de verano y el panorama en el arenal de Palmera era desolador. Aún así, todos los que acudieron a la manifestación pudieron dar buena cuenta del estado del litoral y sacaron conclusiones poco alentadoras debido a que la orilla «sigue manchada».

«Creemos que ha habido mucha prisa por abrir las playas, porque no están en condiciones para ello», sentenciaba ayer sobre el terreno el presidente de la asociación de vecinos de Candás, Luis Fernández, para quién «las administraciones no se están tomando el tema en serio, porque si hay que seguir limpiando debe hacerse con los arenales cerrados». De hecho, un operativo de media docena de limpiadores se afanaba durante la mañana en retirar restos de fuel de la playa, mientras las barreras de contención del líquido tóxico presentaban un aspecto sucio a pocos metros de la orilla.

«Se han apresurado a abrir», apuntaba, por su parte, Juan Manuel García, otro vecino de la villa, que advertía de que «no solo hay manchas de galipote, sino que a pocos metros de la orilla se puede ver un líquido viscoso». Otra de las quejas era el fuerte olor a «gasolina». «Esto no está limpio», añadía. Por eso, muchos de los manifestantes temen que la situación no se habrá normalizado para cuando salga el sol. Mientras tanto, continuarán las labores de limpieza, con más de una treintena de efectivos y una docena de maquinas hidrolimpiadoras.