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Una segunda vida para la ciudad de Perlora

Alquilar los chalés a turistas, atraer a los jubilados y crear un campus deportivo y cultural, propuestas para recuperar el complejo después de diez años de inactividad

Marián Holgado toma el sol con su perro "Milo" junto a las casas tipo hórreo. MIKI LÓPEZ

Diez años. Ese es el tiempo que la ciudad de vacaciones de Perlora, antiguo símbolo del veraneo obrero en Asturias, lleva cerrada y abandonada. Fueron varios los intentos de reflotarla pero ninguno pasó del papel. Y el olvido va pesando. Perlora es hoy un complejo sin oxígeno en plena naturaleza, una villa bañada por el mar casi fantasma, una espectacular península en la que los chalés se caen a pedazos. El viejo motor turístico de Carreño necesita un arreglo, una segunda vida. Los expertos coinciden en que hay que respetar su carácter público y recuperar las instalaciones adaptadas a los tiempos actuales. El concepto de ciudad vacacional ya no tiene sentido en una Asturias que demanda nuevos productos turísticos y a la que llegan visitantes con una mentalidad diferente a la de antes.

Alquilar las casas de forma temporal, crear campus deportivos y culturales, involucrar a la universidad en el diseño de nuevas estructuras o atraer a pensionistas son sólo algunas de las propuestas que están encima de la mesa. Los 1,1 millones que el Principado dice haber invertido en el mantenimiento de zonas verdes y la "reparación" de viviendas, áreas recreativas y el paseo marítimo, ha sido, en palabras de los usuarios, un "lavado de cara" sin futuro. "Hay que hacer algo más con Perlora. Tenemos unos terrenos con un potencial enorme, que contribuirían a dinamizar la comarca del Cabo Peñas, donde hay falta de camas. Pero Perlora tiene que ser la puerta de entrada a un modelo diferente de turismo", insiste Íñigo Fernández, presidente de la patronal de agencias de viajes.

Ese modelo diferente puede ser el que tiene en la cabeza el arquitecto ovetense Adrián Cachán. Durante cuatro años ha trabajado en el último proyecto que se conoce sobre el complejo perlorín, con una superficie total de 356.966 metros cuadrados y cuatro playas (Huelgues, Carranques, Los Curas y Entrellusa). "Mi objetivo es crear una pequeña villa, en la que se puedan ofertar alojamientos y a la vez dar servicios al concejo. Por ejemplo, a través de un centro social o cultural. La iglesia se podría convertir en un museo sobre la historia de la residencia", explica. En este sentido, Cachán sostiene que los chalés pueden funcionar como casas rurales, alojamientos temporales en régimen de alquiler a bajo precio para temporadas más prolongadas o servir como campus para los participantes en eventos culturales, deportivos o de congresos. "Se trata de ir más allá del ámbito turístico e involucrar en el proyecto al Principado, el Ayuntamiento de Carreño, la Demarcación de Costas y Adif como administrador de la línea ferroviaria que bordea la ciudad", comenta.

El arquitecto de 29 años propone también que la Universidad de Oviedo colabore en la Perlora del futuro. En su opinión sería "interesante" que recién licenciados pudiesen estudiar las construcciones "por su interés urbanístico y arquitectónico" e incluso ampliar el número de viviendas actuales, que son unas 300. La superficie construida del complejo es de 30.000 metros cuadrados, mientras que la verde ocupa 310.000. "La idea es que se pudiesen recuperar al menos las parcelas de las casas que fueron derribadas en la década de los 80-90", dice Cachán, que fue residente de la ciudad. "Empecé con este trabajo por una razón sentimental. Veraneé seis años en los chalés de la calle Mieres y quiero que Perlora recupere ese espíritu de relación que había antes entre los usuarios", agrega.

Eso mismo es lo que pretende el hostelero candasín Rafael Solís, que en 2012 lanzó una propuesta muy exitosa. "El proyecto consistía en que los empresarios de la zona pudiesen alquilar las viviendas mediante una concesión del Principado. A mí me llamaba todos los días gente interesada. Tenía hasta una lista hecha, pero ahí quedo todo. Nunca obtuvimos respuesta del Principado", lamenta Solís. A lo que añade: "Lo importante es echar a andar Perlora y más ahora que está empezando a reflotar el turismo y hay escasez de plazas hoteleras en Carreño. La ciudad puede ser el punto de partida para visitar la región: el mar está al lado, Oviedo, Gijón y Avilés a un paso, y la montaña a hora y media".

Íñigo Fernández, presidente de Operadores Turísticos y Agencias de Viajes, cree que para desestacionalizar la oferta se podría atraer a los jubilados por medio de los viajes del Imserso. Por su parte, Javier Rubio, presidente de la Asociación de parapléjicos y grandes discapacitados del Principado de Asturias (Aspaym), apuesta por impulsar el turismo accesible. "Ahora mismo la pregunta que nos hacemos es: ¿Puedo ir a tal sitio? Cuando lo que nos gustaría es: ¿A dónde quiero ir de vacaciones? Convertir Perlora en un complejo para todos sería muy positivo. Hay que tener en cuenta que las personas en sillas de ruedas no viajamos solas. Como mínimo ya somos dos personas", destaca Rubio.

La última extravagancia que se ha planteado para Perlora es convertir la ciudad en un espacio de ciencias del cosmos. Por ideas que no sea. Ahora la pelota está en el tejado de la Administración. Y la oposición -el PP ya pidió en julio un plan a la Administración e IU llevará el problema a la Junta del Principado para que se tenga en cuenta en los presupuestos- seguirá presionando para que Perlora recupere su esplendor.

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