Escultor de poliespán

Laura LÓPEZ

En Carnaval, Navidades y Semana Santa, las obras de Pepe Espiña se pueden ver en cada esquina. Este escultor avilesino de poliespán no sólo crea arte efímero, desde hace un tiempo también hace esculturas para diferentes acuarios. Depués del de Gijón y el Oceanográfico de Valencia, ahora termina una nueva pieza para el de Benalmádena (Málaga); se trata de un tiburón blanco.

-¿Cómo se convierte alguien en artista del poliespán?

-La vida es una lotería. Si hace unos años alguien me hubiera dicho que iba dedicarme a esto no me lo habría creído. Para empezar, yo comence trabajando en el turismo, siempre me interesó el mundo del arte, pero como «hobbie». Un día una amiga me propuso abrir un taller de cerámica, pero la inversión económica que había que hacer era muy grande, entonces se me ocurrió trabajar con papel maché, y luego con poliespán, que eran más baratos. Esto sería sobre 1998, decidí llevar mis piezas a la Feria de Artesanía de Oviedo, y resulta que tuvieron éxito; entonces, me lancé.

-Es estos momentos está trabajando en una nueva pieza, ¿de que se trata?

-Es un tiburón blanco para el acuario de Benalmádena (Málaga). Pero no se trata de hacer el pez y ya está, la pieza tiene que mostrar la anatomía del animal: hígado, corazón, branquias... por eso tiene varios cortes transversales.

-Es similar al proyecto del tiburón toro y de la tortuga que hizo para el Oceanográfico de Valencia, ¿no?

-Sí, sí, muy similar. Este tipo de piezas me encanta trabajarlas.

-Sobre todo trabaja en la decoración de los bares en Carnaval, hace carrozas para el descenso de Galiana, belenes en Navidad... ¿Cómo surgió lo de trabajar en proyectos para acuarios?

-En Gijón conocían mi trabajo y se les ocurrió contar conmigo para que hiciese un tiburón blanco y otras piezas. Lo de Valencia y ésto de Málaga fue a raíz de lo de Gijón. Vieron mi trabajo, les gustó y quisieron que les preparase algo parecido.

-¿Ha ido a ver a su tiburón toro y a su tortuga a Valencia?

-No he tenido ocasión. Me han hablado de ellos, pero me he quedado con las ganas de ir. De todos modos, viajo a Valencia a menudo porque el material que utilizo es el de los fallero, y me gusta ir y aprender cosas; siempre salen técnicas nuevas y me gusta estar al tanto. La próxima vez que vaya, el Oceanográfico es una vista asegurada.

-Habla de aprender en Valencia, ¿cómo se formó en este arte?

-Soy autodidacta. Tengo conocimientos de cerámica gracias a cursos a los que fui antes de dedicarme a esto, pero todo lo que sé del manejo del poliespán es de cosecha propia. Lo mismo me ocurre con piezas como los tiburones, su anatomía la tengo que aprender de libros, internet, fotografías... nadie me enseña nada.

-¿Qué hace Pepe Espiña cuando no está en el taller?

-Tengo tanto trabajo que casi no salgo de aquí. Siempre me ha gustado esquiar, pero desde hace tiempo no puedo ir a ningún sitio. Mi vida es mi trabajo y gracias a Dios proyectos no me faltan.

-Me consta que el año pasado se rompió una pierna jugando a las palas en el taller, ¿cómo fue eso?

-Pues haciendo el tonto. Puede que los tres meses siguientes fuesen los únicos en los que no he trabajado en toda mi vida artística.

-Queda claro, entonces, que lo que hace es arte, ¿no?

-Por supuesto, mi vena ha sido siempre artística. Todo lo que hago es arte, muchas veces efímero, pero sigue siendo arte.

-¿Cuál tiene considerada como su obra favorita?

-Pues precisamente todas aquellas que no son efímeras, sino que van a perdurar en el tiempo. Éste tiburón, el del Oceanográfico de Valencia, los neardenthales que hice para el museo de Amieva...

-¿Qué es lo más raro que le han mandado hacer?

-Todo lo que hago es raro. Es más, soy yo el que digo que cuando la gente no encuentre a alguien para hacer algo yo soy su hombre, yo se lo hago.

-Muchas de las carrozas del descenso de Galiana, los bares que disfraza o los belenes de Navidad han sido premiados, ¿qué siente al ver reconocido de esa manera su trabajo?

-Una gran satisfacción, me dice que a la gente le gusta lo que hago y me da fuerzas para seguir.

-¿Se puede vivir bien de este tipo de arte?

-Cuesta mucho, pero aquí estoy; soy una modesta empresa que se ha abierto un pequeño hueco en el mercado y que va aguantando. Pero es duro, muy duro, sobre todo al principio, porque tú eres el que abre el mercado.