Luanco,

Verónica GONZÁLEZ

El parque Zapardel de Luanco se transformó ayer en un mercado medieval una vez inaugurada una nueva edición de este certamen comercial que va camino de convertirse en un clásico del verano gozoniego. Sones de música tradicional asturiana dieron el pistoletazo de salida a esta feria que se clausurará hoy y en la que se pueden encontrar todo tipo de productos artesanales, desde abalorios a alimentos.

En el mercado luanquín también se pueden mercar joyas de auténtico cristal Swarovski o degustar manjares de la región como queso de Vidiago. Manuel Collera está al frente del puesto quesero y es el tercer año que participa en la feria. Montse Espinilla es otra de las artesanas que participa en el mercado con un puesto de piezas de cuero hechas a mano. «El año pasado fue muy bueno en cuanto a ventas y espero que éste también», explicó esta mujer que llegó a Luanco desde Carbayín (Siero).

Hasta el parque Zapardel también se desplazó este año Vanessa Villamarzo, de Piedras Blancas. Ofrece productos de la panadería Teboyas. Algunos clientes son asiduos a esta fiesta comercial como, por ejemplo, Paula Bocos. La Asociación de Malleras de Luanco también está presente en la cita. María Milagros Gutiérrez es miembro del colectivo. «Estamos más para enseñar y que se reconozca nuestro trabajo que para vender; la malla es muy cara», concluyó esta mujer.