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Gozón

La mar de Luanco estaba en una buhardilla

Los investigadores Lucía Fandos y Toño Cuervo relatan la intrahistoria de la exposición permanente sobre la crónica de la pesca en la villa, que se puede ver en el muelle viejo

Barcos de vapor y veleros atracados en el muelle, en los años veinte. Eduardo Bosquet

La exposición permanente sobre la historia pesquera de Luanco que se puede ver desde el pasado martes en el muelle viejo tiene detrás muchos años de trabajo de investigación: una labor de recopilación realizada por Toño Cuervo y Lucía Fandos, una pareja que disfruta más buceando en la historia del concejo que "comiendo una langosta", según palabras de Cuervo. Ambos investigadores comenzaron su trabajo en 1977 cuando Toño Cuervo halló en la buhardilla de la antigua casa de Eduardo Bosquet, un fotógrafo que llegó a ser alcalde de Gozón a principios de siglo, unas 1.500 fotos en negativos de cristal con una emulsión de gelatino y bromuro de plata. Un tesoro en forma de imágenes costumbristas.

Esas instantáneas de las dos primeras décadas del siglo pasado retrataban paisajes y actividades cotidianas de Luanco, en su mayoría, vinculadas a la pesca. "Mi tía Matilde Rodríguez era la criada de Bosquet y heredó su casa, vivía sola y en 1977 fui a vivir con ella. Un día subí a la buhardilla y me encontré fotos antiguas de Luanco, muchas de ellas con humedades, una joya", destacó Toño Cuervo, que compagina sus horas de investigación con su trabajo en la oficina técnica municipal.

Paso a paso, la pareja fue tejiendo la historia de la pesca de Luanco. Se apoyaron en entrevistas personales de conserveras, de marineros y demás luanquinos como José "El Macón", Cristina Gutiérrez y José Sierra, que son sólo algunos nombres de una interminable lista de informantes y colaboradores. "Con nuestro trabajo queremos divulgar esas historias y que no queden guardadas en un cajón. Nuestro deseo es que su conocimiento de Luanco no se muera con ellos", sentencia Fandos. Agrega Cuervo: "Este es nuestro hobbie".

La pareja de investigadores no duda en agradecer la disponibilidad de los vecinos del pueblo a la hora de facilitarles las fotografías e historias ajenas al "tesoro" de Eduardo Bosquet. "En esa exposición participó todo el pueblo", afirman ambos mientras admiran las fotografías de Bosquet. Fandos y Cuervo quisieron además agradecer a Manuel Ramón Rodríguez, "Monchu", que aportara su colección de etiquetas de las antiguas conserveras de Luanco y los dibujos elaborados por Néstor Alonso. "Para confeccionar el panel de los patrones de pesca acudimos a las fichas de la capitanía de Gijón y tras entrevistas con antiguos marineros hicimos una lista de fotografías con algunos de aquellos viejos lobos de mar", indican los investigadores, que no descartan ampliar la muestra para recordar un Luanco "que no puede quedar en el olvido".

Los catorce paneles fueron confeccionados y diseñados por la empresa Formastur. "Eduardo Lusarreta fue el encargado de diseñar la muestra, se implicó mucho en todo el proceso porque además es luanquín, su familia es de origen marinero", asegura Cuervo, que está orgulloso de que su trabajo de investigación en colaboración con su compañera sea visitado por cientos de personas desde que vio la luz el pasado martes.

"Luanco no son solo bares y playa, hay más", detalla Toño Cuervo, que no se cansa de agradecer a los luanquinos el hecho de haber conseguido "entre todos" la elaboración de una exposición que sólo tiene un fin: que la vida marinera de la villa perviva en el recuerdo. La muestra relata, por ejemplo, los tiempos en los que niños de doce años faenaban en altamar. Esos paneles encierran historias como la de Ito "Lechugo" que en un día de labor cayó al mar, se enganchó en un anzuelo y fue arrastrado por el barco en el que faenaba hasta que compañeros lo incorporaron al barco y le sacaron el anzuelo con una navaja.

"Queremos que esas historias del Luanco pesquero se estudien en las escuelas, aunque fuera una semana al año y durante una hora al día. Los críos tienen que saber de donde proceden, eso da más satisfacción que ganar un millón de dólares", concluye Fandos.

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