Tras escuchar con atención todo lo que tiene que decir Alejandro Janeiro López, uno de los jóvenes participantes ayer en el Mercadillo de Cooperativas con sus compañeros del IES Isla de La Deva, sobre la importancia del comercio justo, es fácil imaginarle de adulto defendiendo con vehemencia aquello en lo que cree. Y es que él, junto a sus compañeros, presentó su cooperativa bajo el nombre " Jóvenes asturianos por África" poniendo a la venta diversos productos de comercio justo como arroz, café o chocolate, entre otros. A última hora de la mañana apenas les quedaba nada. "Esta actividad es muy interesante, no sólo porque aprendemos a trabajar en conjunto sino porque, además, concienciamos a la gente para ser más solidaria. El 10 por ciento de lo que saquemos va destinado a construir una cocina en un colegio de Gambia", afirmó.

Él fue, junto a unos 850 alumnos de varios colegios, institutos y centros de apoyo a la integración, uno de los protagonistas de una jornada comercial muy interesante tanto para ellos, como para los adultos que, de un puesto a otro, compraban algunas de las elaboraciones de los alumnos, a la venta ayer en El Parche.

En el mercadillo participaron todas las cooperativas escolares creadas durante este curso escolar en el marco de fomento del espíritu emprendedor "una empresa en mi escuela" (EME) y "Empresa joven europea (EJE). Lo cierto es que todos expusieron sus productos, unos procedentes de otras cooperativas de otros puntos de España; otros, productos asturianos, o bien elaborados por ellos mismos.

Y es que, ser empresario y autónomo no va a ser tan fácil como se había imaginado Hugo González, de la cooperativa "17 principales" del colegio Luisa de Marillac. "Yo quiero ser empresario pues mi padre tiene un negocio, pero después de esta experiencia me parece que, detrás del mostrador, esto es más difícil de lo que pensaba". dijo.

Lo cierto es que todos lograron convencer a los viandantes de llevarse para casa alguno de sus productos. Uno de los puestos con más venta fue el de los alumnos del CAI La Unión, de Castrillón. Rosa Rodríguez, psicóloga de este centro para personas con discapacidad intelectual entre 18 a 50 años, se mostraba muy satisfecha por el éxito. "Con lo que saquemos haremos una fiestecita y nos iremos a comer juntos por ahí para celebrarlo", dijo.

Por su parte Lara Castro Usillos, del colegio público La Carriona señaló, en representación de su cooperativa Butterfly que la experiencia fue "muy divertida pero también nos ha servido para saber lo que es actuar en equipo. Aprendimos a tratar con el público y además nos dimos cuenta de lo mucho que hay que trabajar para sacarlo adelante".

Más claro, imposible.