La escasez de horas de sol de esta primavera ha retrasado entre quince y veinte días la floración de los pomares, por lo que se espera que ocurra lo mismo con la recogida de la cosecha, en otoño. Así lo apunta el director de producción vegetal de la cooperativa Campoastur, Jorge García. No es una circunstancia que preocupe, porque es favorable que las temperaturas sean más frescas cuando se realice el mayado de las manzanas.

El representante de Campoastur añade que aún están en flor las variedades más tardías, como raxao, cuando lo habitual es que lo hagan a mediados de mayo. A finales de ese mes se suele dar por concluida la floración, algo que en esta campaña no ha ocurrido, pues se estima que se prolongue durante estos primeros días de junio.

El responsable del programa de fruticultura del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), Enrique Dapena, reconoce que la falta de sol y, en consecuencia, de horas de calor, supuso que la floración se produjera con «intervalos». Para Dapena, «esa intermitencia está haciendo que esté más dilatada en el tiempo y hay variedades a las que les está costando».

El frío y la lluvia afectaron a la polinización porque los insectos desarrollaron menos actividad. Además, las bajas temperaturas alteraron el tubo polínico haciendo que hubiera menor cuajado de la flor. «Tengo la impresión de que el nivel de cuajado será suficiente, aunque no será un año en el que no haya una sobrecarga excesiva. La floración fue fuerte, globalmente, pero las condiciones atmosféricas afectaron», explica el biólogo.

Jorge García afirma que aún es temprano para valorar la relación entre flor y la fruta que producirá el árbol, pues aún se está desarrollando el cuajado. Éste es año de abundante producción, ya que los manzanos son veceros y experimentan alternancia en las cosechas: venían cargados de bastante flor, algunas perdidas por culpa del mal tiempo. Pero tampoco lo ve perjudicial: «No es malo si se pierde un porcentaje de cuajado porque no se pierden kilos. La manzana gana en tamaño y en calidad y el año que viene te la devuelve». Y agrega: «Hay que esperar a que cuaje para valorar cómo será la cosecha, pero éste es año de manzana y no tiene por qué dejar de serlo».

Dapena también coincide en que el exceso de fruta «tampoco es lo más beneficioso», pues la calidad de la manzana es mejor cuando los árboles no está sobrecargados. A pesar de la humedad por culpa de la pluviosidad primaveral, el frío ha logrado frenar la proliferación de hongos y enfermedades en los pomares. Esta inestabilidad climatológica ha propiciado, igualmente, que la aplicación de los tratamientos se haga en fechas más tardías. Según Enrique Dapena, a algunas plantaciones umbrías las están atacando más hongos y enfermedades que provocan la podredumbre de la flor y el brote. Estima que también puede haber más casos de moteado.