La Asociación para la recuperación de la pita pinta Asturiana (ARPPA) reclamó ayer en Candás al gobierno del Principado, con motivo de la celebración este fin de semana de una exposición de 350 ejemplares de la raza autóctona de gallina en la antigua fábrica de conservas Ortiz, la inscripción de sus 1.600 animales en el libro genealógico de la especie. A día de hoy, en este documento, tal y como explicó el presidente del colectivo, Emilio Martínez, tan sólo figuran las gallinas de los socios de la otra entidad regional dedicada al cuidado de esta raza, la Asociación de Criadores de la Pita Pinta Asturiana (ACPPA).

La importancia de esta petición radica en que la entidad, domiciliada en Carreño y fundada hace poco más de un año, necesita apoyo económico por parte del Principado de Asturias para seguir luchando por la recuperación de la especie, aún en peligro de extinción. "Por el momento no hemos recibido ni un céntimo. Estamos solos en esta lucha. Todo lo que hemos conseguido ha sido gracias al compromiso de nuestros socios", manifestó Martínez.

En este sentido, los expertos aseguraron ayer que la pita pinta asturiana ha experimentado una importante evolución, logrando aumentar el número de gallinas en la región -en la actualidad, hay entre 4.000 y 5.000-. No obstante, los criadores opinan que todavía queda mucho trabajo por hacer. Sobre todo, en las variedades blanca, roxa y abedul. La población de la pinta negra, sin embargo, es la que más ha crecido, al ser "la más común", como aclaró Rufino Alonso.

Aunque el camino es largo, la Asociación para la Recuperación de la Pita Pinta Asturiana ha conseguido superar uno de los mayores obstáculos, que es dar a conocer esta raza de gallina por la región e incluso fuera de ella. De hecho, esta entidad cuenta hoy en día con 70 socios, muchos de ellos procedentes de Cantabria, Galicia, Extremadura, Castilla La Mancha y las Islas Canarias. "Es curioso, pero fuera se valora casi más este producto que dentro de Asturias. Se vuelven locos por él", expresó Martínez.

Dado el primer paso de promoción de la raza, ahora los criadores aspiran a fomentar su explotación, ya que aseguran, este tipo de gallina no sólo sirve como animal ornamental, sino que puede resultar rentable para la producción de carne, huevo y pluma. Más aún cuando "su calidad es superior al resto de gallinas", como afirmó Esteban Borja Fernández. En ello coinciden el resto de expertos, que destacaron también que el sabor de la carne es "excepcional".

Otro de los objetivos que tiene la entidad para la recuperación de la pita pinta es apostar por su genética. Para ese fin, ya se están llevando a cabo estudios de puesta para analizar el rendimiento de los huevos que producen las gallinas. De la misma forma, la asociación ha llegado a un acuerdo con el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) para emprender próximamente estudios de análisis de genética de microsatélites. También, según anunció el presidente de la entidad, se comenzará a trabajar en 2014 con semen artificial. Todo ello con el propósito de conseguir pitas pintas asturianas "diez", como en esta ocasión han obtenido los vecinos Esteban Borja Fernández y Rufino Alonso, dos de los ganadores del concurso de pinta pinta en sus cuatro variedades (pinta negra, abedul, blanca y roxa) celebrado ayer en Candás.

Para ello, estos dos criadores han tenido que trabajar mucho. "A base de seleccionar y seleccionar se va consiguiendo", precisa Fernández. "Yo por ejemplo ahora las crías que vayamos a hacer serán a partir de los animales que hayan ganado un premio", agrega Alonso, que se llevó además el galardón por el mejor ejemplar del todo certamen. Para conseguirlo, las gallinas deben cumplir una serie de peculiaridades, como son cuerpos redondeados, gran plumaje, cola más bien corta, cresta y barbillas de tamaño mediano y orejillas siempre rojas. La ausencia de este último aspecto -muchas veces son blancas- suele ser el defecto más frecuente, indicador de falta de pureza.