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"Llevamos un susto tremendo", dicen los dueños de la casa incendiada en Carrió

El matrimonio octogenario que residía en el antiguo palacio, de 200 años, obligado a irse con sus hijos al quedar todo destrozado

"Llevamos un susto tremendo", dicen los dueños de la casa incendiada en Carrió

Alberto Fidalgo todavía no se cree que el fuego haya podido comerse de esa forma la casa de sus padres. Está fuera, contemplando su fachada un día después del incendio de Año Nuevo. Aunque sabe que lo peor está dentro. No hay cocina ni habitación ni salón. Todo se ha derrumbado. "El susto que llevamos fue tremendo", confiesa. Y dice susto, porque por suerte no hubo que lamentar heridos. "Todo ocurrió sobre las diez de la mañana. En ese momento, mi padre estaba fuera de casa; había ido a misa. Pero mi madre estaba dentro, en la cama. Fue mi hermana, que ese día se quedó a dormir con ellos, la que se enteró de todo por el olor. Menos mal que estaba ella...", explica Fidalgo, cuyos padres, Ramiro Fidalgo y Josefa Feito, tienen 83 y 84 años, respectivamente.

Ellos son los que, junto a otra mujer, habitan el inmueble de doble planta, muy conocido en el concejo por ser el antiguo palacio de Carrió, ubicado en el barrio de Otero. "Tiene más de 200 años y algunos tabiques estaban hechos hasta de madera y paja", dice Fidalgo. Ello explica que las llamas se expandiesen el jueves con tanta facilidad por la casa, sin ni siquiera dejar tiempo a sus propietarios para recuperar algunas de sus pertenencias.

"Nada, no pudieron sacar nada. Mi madre tuvo que salir con lo que llevaba puesto. Y mi hermana intentó volver a por el bolso que había dejado encima de la cama, pero ya había desaparecido todo", manifiesta. De hecho, los bomberos emplearon, según los presentes, al menos "seis o siete cubas de agua". Y aún así no fueron suficientes para calmar las llamas. A la medianoche hubo que llamar otra vez a los bomberos, ya que había vuelto a prender fuego la planta baja de la casa.

"El incendio fue increíble. Yo vivo en Albandi y desde allí se veía el humo. Se sintió una explosión y pensé que había pasado algo en la térmica de Aboño", comenta Rodrigo González. Pero su sorpresa fue aún mayor cuando se enteró de que el fuego provenía de la casa de sus amigos. "Volaban hasta las tejas", indica González, que ayer estuvo por los alrededores de la vivienda junto a la vecina Milagros Pantiga. Ella es la mujer que vive en la casa de al lado, en lo que fue la cuadra del palacio de Carrió. "Madre, madre, qué disgusto. Dormí como pude. Mis hijos me querían sacar de aquí, pero yo dije que me quedaba", indica, todavía afectada.

Todo el pueblo se ha volcado con los afectados. "Vino mucha gente a ayudarnos y hasta se acercó aquí el Alcalde", añade Fidalgo, que sostiene que la causa del incendio fue la chimenea. "Al ser una casa tan antigua reventó la carga que revestía el conducto y prendió fuego todo", asegura desde la cocina en la que habían preparado la cena de Nochevieja.

Tan sólo quedan el grifo, algunos azulejos y la cafetera chamuscada. "Ahora habrá que esperar a ver lo que cubre el seguro. Hasta entonces, mis padres vivirán en casa de los hijos; no hay otra opción", lamenta Fidalgo. Su familia y él quieren olvidar cuanto antes este comienzo de año tan trágico, que por suerte sólo quedó en un susto. Eso sí, "tremendo".

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