El Juzgado de Instrucción de Gijón ha decretado, a petición de la Fiscalía del Principado de Asturias, la suspensión provisional de la causa abierta por el vertido en la ría de Aboño producido el 26 de junio de 2012, que tiñó la costa del concejo de negro y obligó al cierre de las playas.

El juez considera que lo sucedido se debió a un accidente inevitable que no justifica la imputación de un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente a la Central Térmica de Aboño, propiedad de Hidroeléctrica del Cantábrico (HC), a las personas responsables ni a los trabajadores de la misma. El Juzgado concluye que no se ha mostrado ningún tipo de prueba ni indicio alguno de que la conducta de la plantilla o de los jefes de la planta pudiera calificarse de negligencia o imprudencia grave y menos aún intencional. La fuga se produjo por la rotura de una válvula. El auto añade también que tampoco existía en los informes "dato alguno que lleve a pensar que la rotura era previsible o se hubiera incumplido algún deber en el control del estado de la misma por parte de la empresa. Tampoco resultó acreditada la previsibilidad de la fisura que se produjo en la arqueta".

Finalmente, el Juzgado considera que las decisiones tomadas son "suficientes" y que no se precisan nuevas actuaciones. En cualquier caso, el auto no es firme y contra él cabe recurso de reforma y subsidiario de apelación.