Más que afición, lo que ayer mostraron los 278 participantes en el XI Encuentro de encajeras de Candás, fue arte. Y es que en cada unas de las mesas habilitadas en la antigua fábrica de Ortiz para celebrar esta actividad había muchas agujas, bolillos e hilos; pero, sobre todo, "muchas horas de trabajo invertidas".

"Llevo entre cuatro y cinco meses haciendo bolillos y me sirve para pasar el tiempo y entretenerme", aseguró José María Menéndez, uno de los pocos hombres que participó en el encuentro. Además de demostrar que el encaje no entiende de sexos, en el certamen también quedó patente que tampoco lo hace de edades, como demostró Yara Menéndez, benjamina del encuentro de sólo tres años. "Me gusta más hacer encajes que jugar con las videoconsolas porque es más divertido", aseguró la pequeña de Pola de Siero, que adquirió la afición gracias a su tía.

Además de la gran afluencia de participantes, el XI Encuentro de Encajeras también llamó fue un éxito en presencia de público.