Desde que vivo, como profesor de inglés, en una pequeña villa del noroeste de España (Sama de Langreo), me siento acorralado por el fútbol, lo mismo me ocurre cuando regreso a mi Glasgow natal: en ambos sitios se respira y vive este deporte con devoción y si me desplazo a otras ciudades de España más de lo mismo, el fútbol vence a la crisis.

Cuando hace unos días entré en un bar de Sama y vi que su fornido dueño sujetaba con su gran mano y pelaba un plátano para comerlo, no me podía imaginar que era el mítico y legendario ex portero del Real Madrid durante 9 años: Junquera. Hablar con él representa una oportunidad de oro para conocer el pasado y presente del fútbol español.

En las paredes de su bar -en el que tantas amenas anécdotas me cuenta- veo montones de fotos enmarcadas con diferentes alineaciones de aquel gran Real Madrid que yo, seguidor del Glasgow Rangers, las miro y admiro. Porteros: Junquera, Araquistáin y Betancourt; el gran Di Stéfano, Gento, Amancio? ¡madre mía que equipo!

En 1966, el Real Madrid ganó la 6ª copa de Europa y un año después la logró El Celtic y aunque yo sea del Rangers fue un orgullo porque en Glasgow es el único título que tenemos en esta competición.

Me dice Junquera: «Yo debutaba en el Madrid y aunque no conseguimos el 7º título fuimos allanándole el camino al Celtic y eliminando a muchos de sus ogros. Por ejemplo, al Manchester United de los fenómenos Charltons y Best». Como nuevo campeón de Europa, el Celtic de Glasgow acudió aquel año al Bernabeu al partido de despedida del mejor futbolista que jamás tuvo el Madrid: Di Stéfano.

Junquera no se las da de nada y con humildad piensa que pudo haber sido mejor como deportista y persona. Me lleva a recordar que en Escocia y Asturias somos celtas y nos gusta tocar la gaita. Desgraciadamente, aunque pongamos toda la voluntad posible, ¿a quién no le sonó desafinada alguna vez?

Aunque no recuerda fechas concretas de cuándo empezó a jugar, no olvida que nació asido a un balón de fútbol y que sus primeros equipos fueron La Cruz Blanca de La Felguera y el Unión Popular de Langreo. En 1976, tras nueve años en el Real Madrid, fue traspasado al Real Zaragoza, donde jugó otros tres años. Su palmarés es extraordinario. Resumamos: 5 títulos de liga, 3 copas del Rey y un trofeo Zamora.

Junquera, acérrimo madridista de pe a pa (creo que a si se dice en España), es sobre todo un langreano universal, tierra a la que tanto promocionó durante toda su vida deportiva. ¿Qué más debe de hacer para que esta tierra, tan parecida a mi Escocia, grata con el ave interesante de paso e ingrata con el ave que puso al pueblo en el mapa, se acuerde de él? ¿Serán olvidos o serán ingratitudes?

Junquera: thanks very much.