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La situación de los complejos invernales en Asturias

La falta de servicios básicos limita el impacto económico de las estaciones de esquí

Los usuarios denuncian que se está "desaprovechando" el tirón turístico del sector, agravado por la decisión de cerrar la temporada este domingo

La ausencia de algunos servicios básicos en las estaciones de esquí de Fuentes de Invierno (Aller) y Valgrande-Pajares (Lena) se ha convertido en un obstáculo para aumentar el impacto económico que pueden tener en la comarca. Transportes, recogida de basuras, limitaciones a la instalación de negocios... Lo dice la evidencia y lo confirman los usuarios de ambos complejos. Las dos estaciones tienen problemas, pero en Pajares son más acuciantes, porque en Fuentes salen mejor parados por la cercanía con San Isidro y la abundancia de establecimientos y locales de ocio que aprovechan el "tirón" de la nieve en Felechosa, que eso sí, esta a unos 15 kilómetros, puerto abajo, del complejo invernal. A día de hoy es imposible comprar algo tan simple como una tirita en estas estaciones. Para ello, hay que viajar hasta las poblaciones más cercanas. Este año, además, se ha decidido no ampliar la temporada, que termina este domingo. Una decisión que no gusta ni a los esquiadores ni a los negocios de hostelería.

Las dos estaciones disponen de equipamientos similares. Cafetería, alquiler de material para la práctica de deportes de invierno y las medidas sanitarias ajustadas a la normativa vigente. Cuando los remontes se paran, no obstante, reina un silencio absoluto. La localidad de referencia para el ocio de los turistas en Aller es Felechosa, a algo más de quince kilómetros del complejo de Fuentes. En Lena se complica aún más, ya que la Pola está casi a treinta kilómetros del Brañillín. Los residentes prefieren acercarse a la localidad de Villamanín (León), a una distancia similar pero sin un puerto de por medio. Desde la administración no se ha fomentado que, en las zonas residenciales, se puedan instalar pequeños negocios. Existen algunos, pero son la excepción. Faltan quioscos, establecimientos para vender comestibles y productos de todo tipo, incluso los bares y restaurantes están en retroceso, y el ocio nocturno es inexistente. Los inquilinos de los apartamentos tienen que preparar la cena con amigos en su cocina, y traer el vino desde otras localidades.

Los jóvenes sobrinos de Mari Carmen Valdés, una avilesina residente de Valgrande desde hace décadas, no suelen salir de noche cuando pasan temporadas en la estación de Valgrande. Si alguna noche les apetece cenar, afirma su tía, "prefieren ir hasta Busdongo o hasta Villamanín". Una actitud bastante extendida entre los esquiadores más jóvenes, y que no favorece en nada los intereses de Lena, el concejo asturiano en el que se encuentra el complejo de Pajares.

Valdés y su amiga Sole Lleó también prefieren acercarse a la vertiente leonesa cuando tienen que hacer compras porque "así salvas el puerto". Se conocieron hace décadas, cuando compraron apartamentos en Pajares. Todo era prometedor entonces y no podían imaginar que los servicios serían ahora tan escasos: "En lo que a las compras del día a día se refiere, sólo tenemos un panadero que estaciona donde el Cuitu y hace sonar el claxon. Si lo escuchas bien, y si no, te quedas sin pan", explica Valdés.

La falta de servicios la notan los veteranos y la sufren los jóvenes. Iván Villagrande y Paco Garzón, dos veinteañeros de Mieres que ayer acudieron a la estación para practicar snowboard, consideran que la afluencia de visitantes mejoraría si se impulsara el asentamiento de empresas en el entorno de la estación: "Nosotros, si aquí hubiera un pub o un sitio para tomar una copa de noche, seguro que nos quedaríamos a dormir", aseguraron.

Es el primer día de la temporada que pueden subir: "Trabajamos todos los días de la semana y de fin de semana suele haber demasiada gente", explicaron. La negativa del Principado a ampliar la temporada ha sido, para ellos, una mala noticia: "Pensábamos que darían marcha atrás, ya que hay nieve". "Es cierto que a partir del mediodía la nieve se reblandece, pero se pueden aprovechar las mañanas", destacó Villagrande. Tienen días de vacaciones y, desde el domingo, irán a San Isidro, que sí amplía su temporada.

Ellos ya están en las pistas cuando llegan Nuria García y Pablo Rodríguez, junto a su hija Elsa de cuatro años. Están parados en el aparcamiento y ven un cartel de "se vende" en la ventana de un apartamento de la estación de Pajares: "Estamos mirando por curiosidad, no tenemos previsto comprar nada, pero desde luego que no nos gastaríamos nuestro dinero aquí", señala García. La familia considera que el principal obstáculo para la expansión de las estaciones no es tanto la falta de servicios como la "falta de cuidado". Han recorrido buena parte de las estaciones de España y critican que los complejos no están adaptados para los niños.

No es lo ideal, pero Fuentes sale un poco más airosa de la falta de servicios. La localidad de Felechosa lleva décadas, primero con San Isidro y después con la estación allerana, aprovechando el turismo de invierno. Tiene 647 habitantes censados y la tranquilidad se transforma en bullicio en invierno. Hay cinco hoteles, tres alojamientos rurales y un albergue, restaurantes y pizzerías. Por la noche, abren sus puertas cinco pubs y una discoteca.

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