Oviedo, N. A.

Oviedo

Los estrechos límites del fútbol actual casi no dejan espacio para las historias llamativas. Pero siempre quedan excepciones. Como el caso de Jonathan Mensah. El futbolista se está revelando ahora como un firme zaguero de la selección ghanesa, última esperanza del continente africano en la competición. Antes de la cita mundialista, pocos le conocían. No así en Granada, ciudad en la que ha jugado en los últimos meses. Concretamente, en el Granada B de la regional andaluza. El defensa ha cambiado en apenas unos meses los campos de tierra por los grandes estadios de Sudáfrica. Y es que la historia de Mensah tiene su miga.

El ghanés tuvo su golpe de suerte en el Mundial sub-20 del pasado año. Capitaneando la selección de Ghana, Mensah se proclamó campeón del mundo y fue elegido dentro del once inicial del torneo. El Udinese italiano, que en los últimos años ha apostado frecuentemente por jugadores ghaneses, fue más rápido que el Girondins de Burdeos e incorporó a Mensah a su disciplina. Pocos días después, en enero de este año, el defensa llegaba en calidad de cedido al Granada, club del que es accionista el propietario del Udinese, Giampaolo Pozzo. Su llegada no le facilitó las cosas. Experimentados centrales como Iván Amaya, Mainz o Lucena le cerraban las puertas de la titularidad y su convocatoria a última hora para disputar la Copa de África no se lo puso sencillo. Recién aterrizado en Granada, el panorama se presentaba oscuro para el ghanés, que tuvo que buscar su oportunidad en el filial blanquirrojo. En toda la segunda vuelta Mensah sólo fue una vez convocado con el primer equipo, sin llegar a debutar siquiera en Segunda B. Tuvo que curtirse en los campos de regional, donde su fuerte carácter le llevó a sufrir un par de expulsiones.

Pero su cartel en su país natal aún se mantenía intacto y sus opciones de ser convocado al Mundial no eran tan remotas. Cuando el seleccionador ghanés, el serbio Rajevac, comunicó la primera preselección de treinta hombres para una concentración en Francia, Mensah recibió su primera alegría. La felicidad se tornó en frustración cuando el 30 de mayo daba la lista definitiva. El nombre de Mensah no estaba incluido y el futbolista del Granada B se quedaba a un paso del sueño.

Pero el destino aún le debía una. La plaga de lesiones en Ghana le dio una nueva oportunidad y Mensah se embarcó en el sueño sudafricano. Su gesta no se detiene. Jonathan, como es conocido en el Mundial, para diferenciarlo del defensa del Suderland John Mensah, vio desde el banquillo la victoria en la primera jornada ante Serbia. En la segunda jornada, ante Australia, llegó su oportunidad y el ghanés la ha sabido aprovechar.

Su caso ya ha llegado a oídos de los equipos más competitivos de Europa. En Italia se asegura que la Juventus ha puesto los ojos en el defensa, pero será Udine, en el extremo noreste de Italia, su siguiente parada. «Francamente, creo que el Udinese no tiene intención de venderlo», comentó su representante, Paschalis Tountouris, días antes de que el Mundial de Sudáfrica echara a andar.

Mensah, al que la experiencia le ha demostrado que el destino puede romper cualquier plan futuro, prefiere centrarse en el presente Campeonato del Mundo. Su única preocupación actualmente se centra en parar a Donovan y al resto de delanteros «yanquis». El futuro puede esperar.

Ser el último representante de África en el Mundial conlleva para los ghaneses una presión añadida, pero están acostumbrados. Ya en el Campeonato del Mundo de Alemania 2006 la selección ghanesa fue la única africana que alcanzó los octavos de final y, ahora, quieren dar un nuevo paso en su aventura. Por su parte, Estados Unidos se ha revelado como un equipo sin complejos que aspira a altas cotas.

Y es que ambos tienen ante sí una inmejorable oportunidad de acabar entre los cuatro mejores del mundo. Los inesperados resultados de la primera fase han dejado un hueco a la sorpresa por su parte del cuadro.