J. L. A.

Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (Cepesma), se mostró ayer convencido de que si el rescate mediante la técnica de ultrasonidos no hubiera tenido éxito, el delfín de El Musel habría muerto: «La sensación de volver a verle, en libertad, ha sido extraordinaria».

El responsable de la Cepesma, al ver la imposibilidad de un rescate del animal por medios convencionales y que la dársena a la que el delfín siempre regresaba iba a ser cerrada mediante grandes cajones de hormigón, optó por instalar nueve equipos especiales de ultrasonidos. Los cetáceos rechazan estas ondas sónicas, del mismo modo que los humanos nos sentimos muy molestos con los grandes ruidos. Su instinto les hace huir.

«El problema es que nos vimos obligados a dejar un canal de doscientos cincuenta metros de anchura, para que las dragas pudieran seguir trabajando en la obra de El Musel, así que no sabíamos muy bien qué había pasado con el delfín y sus incursiones», relató ayer Laria. Éste subrayó que hay tres motivos, al menos, para la satisfacción: «Se pudo sacar el ejemplar, que sobrevivió y, además, se ha unido a un grupo de delfines».

La técnica de ultrasonidos no es cara y, en opinión de Laria, podría evitar la muerte de numerosos cetáceos si el sistema se instalara en los equipos de pesca: «El sesenta por ciento de estos animales perece en artes de pesca». El presidente de Cepesma apunto otra razón para sentirse satisfecho por la reaparición en libertad del delfín: «Nos acusaron de apatía ante la suerte del animal, cuando, como se ha visto, hicimos en todo momento lo posible para que las cosas salieran bien».