Autor del libro «El tardofranquismo contemplado a través del periódico "The New York Times"»

C. JIMÉNEZ

Misael Arturo López Zapico es autor del libro «El tardofranquismo contemplado a través del periódico "The New York Times"», que esta tarde, a partir de las 20.00 horas, se presenta en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. López Zapico recogió el premio extraordinario de fin de carrera al finalizar sus estudios en la Universidad de Oviedo gracias a su espléndido expediente en la licenciatura de Historia. Fruto de sus conocimientos es su tesina sobre la visión que «The New York Times» ofreció sobre la Transición española.

-¿Cuál es el objeto de esta monografía?

-Estoy realizando la tesis doctoral sobre las relaciones entre España y Estados Unidos en el tardofranquismo, centrado principalmente en la década de los setenta, y me interesaba la percepción e imagen que proyectaba entonces España hacia el exterior. Una de esas fuentes es el periódico «The New York Times», que me resultó muy valiosa para conocer la imagen que tenía el ciudadano norteamericano sobre lo que estaba sucediendo en nuestro país.

-¿Por qué acudió a esta fuente documental para su investigación?

-Una de las ventajas es que «The New York Times» tiene digitalizados todos sus fondos. Fue más compleja la selección del material porque existían múltiples entradas sobre temas relacionados con España. Además, es el único periódico americano que tenía un corresponsal viviendo en España de manera permanente en aquella época y que enviaba sus crónicas prácticamente a diario. Esas noticias eran abrumadoras. Llama la atención el grado de conocimiento tan grande y a nivel político que tenían sobre nuestro país.

-¿Cuál era la percepción de los americanos sobre España en ese momento?

-Principalmente que el Gobierno no estaba actuando bien y que se estaba comprometiendo con un régimen en decadencia. Entonces comienzan a apostar por una figura nueva, la del Príncipe Juan Carlos, a quien consideran pieza clave para la transición hacia una democracia, si no plena, al menos sí hacia un régimen más abierto que se diferenciara de la dictadura franquista. También se percibe que la sociedad española está cambiando y hay clases medias que viajan y no están tan ensimismadas con el país como en la España de los años treinta. Estas nuevas clases medias también reclamaban entonces un cambio.

-¿Distan mucho las crónicas políticas de la época en uno y otro país?

-La gran ventaja de la prensa estadounidense es que no tenía problemas de censura y ofrece una visión más acorde y pegada a la realidad, aunque a partir de la ley de Prensa de Fraga cambiaron algo las cosas en España, pero en ese momento la prensa de nuestro país no reflejaba la verdadera dimensión de lo que estaba pasando, mientras que «The New York Times» decía que Franco estaba prácticamente fuera de juego y que se contaban los minutos para su muerte.

-¿Cómo eran las relaciones bilaterales entre España y Estados Unidos en ese momento?

-Parten del acuerdo del año 53 para la construcción de bases americanas en territorio español. A partir de ahí las relaciones se hacen más fluidas porque España tenía un interés estratégico para Estados Unidos y se consideraba una especie de portaaviones. Los acuerdos se fueron prorrogando después, incluyendo más factores que el militar, como la ayuda económica y para la mutua defensa, pero en el tardofranquismo las relaciones con España vuelven a cobrar interés con motivo de la Revolución de los Claveles en Portugal. Entonces Estados Unidos buscaba un aliado frente a la posible expansión del comunismo.

-¿La brecha entre vencedores y vencidos de la Guerra Civil se había superado?

-Todavía no. España todavía estaba muy marcada por la Guerra Civil y las generaciones de ese momento todavía tienen un recuerdo muy claro de aquellos acontecimientos. El temor a la reaparición de una contienda fratricida se vive como una auténtica pesadilla y la gente está más cohibida por temor a que se repitiera, pero eso no significa que se hubiera superado la brecha entre vencedores y vencidos.

-¿La ley de Memoria Histórica ha servido para hacer justicia?

-Es un tema difícil. Legislar sobre historia resulta complicado. Personalmente, veo esta ley como una iniciativa necesaria que no debería haber partido de instituciones públicas, sino de la propia sociedad, que tiene todo el derecho a ello. No representa ningún tipo de ajuste de cuentas, sino que permite hacer justicia con una generación completamente vilipendiada y represaliada que representa uno de los pocos momentos de la historia contemporánea en que se afronta una iniciativa de estas características. Ni siquiera se puede ver como una amenaza al pacto de la Transición ni como un ataque a nadie, porque no lo es.

-¿Qué otros proyectos tiene en cartera?

-Ahora mismo estoy cerrando la tesis, que presentaré a finales de este año o principios de 2012. Además, he fundado una empresa de consultoría histórica, de nombre Archistec. Ahora mismo estamos trabajando en la gestión cultural y del patrimonio y con archivos empresariales.

Misael Arturo López Zapico

Nacido en 1980, es licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo. En 2007 obtuvo el grado de licenciatura por su tesina sobre la visión que el periódico «The New York Times» ofreció sobre la Transición española y es premio extraordinario de su promoción por su espléndido expediente. Desde 2005 a 2009 disfrutó de una beca predoctoral FPU. Actualmente ultima su tesis doctoral sobre las relaciones hispano-norteamericanas durante el tardofranquismo y la transición a la democracia en España.

Ha realizado estancias de investigación en las universidades de Suny New Paltz, Umass at Amherst y University of Leeds.

Su actividad investigadora le ha llevado a participar en diversos congresos y jornadas, así como a la publicación de diferentes trabajos sobre las relaciones entre España y EE UU en el siglo XX. Igualmente es socio fundador de Archistec Consultoría Histórica.