R. GARCÍA

La Policía Nacional detuvo el pasado jueves alrededor de las siete de la mañana en la calle Carlos Marx a un gijonés acusado de herir con una motosierra a un vecino que lo molestaba «haciendo ruido por las noches». Los problemas entre víctima y agresor habían comenzado ya el verano pasado, según informaron ayer fuentes policiales. Los ruidos causados a «horas intempestivas» habían enfrentado a estos dos gijoneses. La trifulca más peligrosa tuvo lugar el pasado jueves.

Después de protagonizar «varios incidentes y amenazas en la calle», el ahora detenido despertó a su vecino, según el denunciante, con «ruidos nocturnos». El arrestado llegó incluso a presentarse en la vivienda de su vecino para aporrearle la puerta e insultarlo. El suceso violento se desencadenó posteriormente. El presunto agresor huyó por las escaleras tras molestar a su vecino para volver minutos después con una motosierra en la mano. A pesar de que la herramienta aún no estaba encendida, el ahora detenido le hizo a su víctima una herida incisa en la mano. El agresor se encerró posteriormente en su vivienda en donde fue detenido por la Policía. Los agentes se incautaron de la motosierra y trasladaron al arrestado a las dependencias policiales de la Comisaría de El Natahoyo. El acusado aseguró ante los funcionarios policiales que el causante de las molestias era su vecino, que hacía dos años que «no paraba de hacer ruidos por la noche».

Al día siguiente, el viernes, la Policía intervino en el domicilio de un vecino de Pumarín con problemas psiquiátricos. El suceso tuvo lugar alrededor de las cuatro de la tarde. El gijonés, un hombre de 30 años, se había encerrado en su habitación en medio de una importante «crisis nerviosa» y no dejaba entrar en su domicilio a los familiares ni a los médicos que debían atenderlo. Hasta el lugar de los hechos acudieron varias dotaciones policiales. Los agentes intentaron razonar con el enfermo, pero no lo consiguieron. El gijonés amenazó a los policías con una pica de hierro y un bote de disolvente que utilizaba junto con un mechero para lanzar llamaradas. El enfermo llegó incluso a bloquear con muebles la entrada a su habitación. Los Bomberos tampoco pudieron acceder al inmueble por la ventana, ya que el acusado les arrojaba clavos y plomos de pescar mientras gritaba que les iba a pegar un tiro.

Tras varias horas de infructuosas negociaciones, el enfermo abrió la puerta y abandonó la habitación armado con una navaja multiusos y una barra en la que había sujetado con cinta aislante un destornillador. Los policías intentaron entonces retenerlo. Dos de los agentes intervinientes resultaron heridos. El gijonés fue trasladado al Hospital de Jove, en donde quedó ingresado.