M. C.

«Mientras el PSOE promueve una incineradora en Asturias, en Madrid y en Valencia es la oposición más radical a la incineración y dice que es la responsable de muertes y enfermedades varias». Esta referencia a los distintos criterios de los socialistas la hace Francisco Ramos, de Ecologistas en Acción. Ramos recuerda que uno de los motivos que unen a los colectivos que rechazan la quema de basuras es «la gran preocupación por las consecuencias que tiene sobre la salud». El representante ecologista alude a los estudios sobre las incineradoras francesas realizados por la agencia de vigilancia de la salud del país galo.

Los responsables de esos efectos dañinos son las partículas orgánicas extremadamente contaminantes que genera la quema de basuras, como las dioxinas o los furanos. Estas partículas tienen un efecto acumulativo en los seres vivos y llegan hasta el ser humano a través de la cadena alimentaria. Hay estudios que las asocian con el aumento del riesgo de padecer tumores.

Francisco Ramos, que también intervino ayer en la jornada celebrada en el Antiguo Instituto, cuestionó igualmente la veracidad del principal argumento en el que se apoyan los defensores de la construcción del macrohorno de basuras: el agotamiento del vertedero de Serín.

Según explicó este representante ecologista, desarrollar un plan para promover la recogida selectiva de basuras y el reciclaje (en especial el compostaje de la materia orgánica) como ocurre se da en otros puntos de Europa y otras comunidades españolas, supondría la drástica reducción de los vertidos, llegando a cifras del orden de las 100.000 toneladas anuales en 2020, cifra inferior a las casi 140.000 toneladas de escorias y cenizas contaminantes que produciría cada año la incineradora y que también tendrían que acabar en vertedero.