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La escudería del aula

El equipo de la Politécnica que participa en la competición internacional "Formula Student" comienza a diseñar el monoplaza que rodará en Montmeló en 2016

Parte de los estudiantes, en el Salón del Automóvil. IMPULSE RACING FORMULA STUDENT

Treinta y cinco estudiantes con pasión por el mundo del motor conforman el equipo de la Escuela Politécnica que desde finales del año pasado trabajan en el diseño y construcción del prototipo de un coche de competición, que les llevará a rodar en circuitos europeos donde se medirán con universidades de todo el mundo. Superadas las dificultades iniciales de registro y búsqueda de un lugar de trabajo, el grupo trabaja ya en cómo dar forma a las piezas que compondrán su monoplaza. En esa tarea, la divulgación de su trabajo así como la búsqueda de nuevos colaboradores resultan de vital importancia. De ahí que el pasado fin de semana decidieran desplazarse al Salón del Automóvil de Competición, en Avilés, para dar a conocer su iniciativa al público asturiano.

"ImpulsEracing Formula Student Team", el nombre del equipo de Formula Student de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, instaló en la feria avilesina un simulador para que los asturianos pudieran experimentar la sensación de conducir un vehículo de alta competición sin moverse de su asiento. Los universitarios pretendían así acercar a la ciudadanía las líneas maestras del que será el primer monoplaza con sello netamente asturiano. Aunque no es la definitiva, "la aerodinámica está en marcha con diversas pruebas y análisis de diferentes geometrías", subrayan los estudiantes. Y continúan diciendo: "bastidor tubular, inversores, refrigeración líquida? hay tantos campos que tocar en este monoplaza que nos sentimos como miembros de una gran escudería".

A punto de recibir ya el cerebro del coche, los motores, los ingenieros continúan con los ensayos previos para iniciar próximamente las pruebas térmicas y de respuesta de los motores. Las baterías representan otro cuello de botella en su proyecto, que pretenden atravesar cuanto antes, además de las pruebas dinámicas que permitirán conseguir una suspensión correcta en su monoplaza. "Es uno de esos puntos de un proyecto de ingeniería que denominamos última pendiente. En ese momento no hay nada palpable pero, en poco más de un mes, se habrá avanzado un buen trecho del camino hasta Montmeló 2016", explican en su diario de trabajo.

Todos los departamentos están ya trabajando a pleno rendimiento como si se tratara de los técnicos de una gran escudería, y pese a su falta de experiencia en proyectos de esta envergadura, la ilusión con la que afrontan este desafío les permite superar cualquier dificultad. Para llegar a la cita del próximo año cuentan con el respaldo de los colegios profesionales de ingenieros además de grandes corporaciones y empresas del sector industrial.

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