Tiene 15 años y estudia cuarto de la ESO en el colegio Corazón de María. Sus profesores y compañeros fueron los primeros en felicitar al gijonés Diego Bercial Argüelles tras alzarse con el triunfo en el concurso nacional "Una Constitución para todos" convodado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Diego Bercial resultó el vencedor en la modalidad que incluye a todos los estudiantes de Educacion Secundaria. Un primer puesto ex aequo con un alumno de un instituto ceutí. "Me puse muy contento y me sorprendió porque no me lo esperaba", resalta el Bercial, que elaboró el trabajo con calma: debía rellenar dos folios, en días sueltos, para compaginarlo con los estudios.

"Es una historia personal, basada en hechos reales que me han pasado a mí y a mi familia a lo largo de cuatro generaciones", explica. El protagonista más longevo es un tío de sus abuelos que se exilió a Francia tras la Guerra Civil. "Para él supuso poder volver a España". El segundo paso lo dan sus abuelos, que vivieron así el regreso de la democracia tras la dictadura gracias a una Constitución, la de 1978, redactada para la generación de los padres de Diego. Sus progenitores, precisamente, son el tercer escalón. Una quinta que ya vio desde el retrovisor el proceso constitucional de España.

Por último se desvela la opinión de Diego Bercial bajo el prisma de un adolescente quinceañero nacido a las puertas del siglo XXI. "De mi generación tampoco digo mucho, solo que yo la recibo, veo ese documento y la paso un poco por alto, no me paro a leerla detenidamente", reconoce.

La idea llegó tras el fallecimiento de su abuela. Al vaciar la casa, los recuerdos se agolparon. Para todos. En el desván de la vivienda estaban, celosamente guardados, varios ejemplares de la Constitución que el abuelo regaló a su padre y a sus tíos. "Mi padre me dijo que fuera leyéndola, pero era casi misión imposible porque va de leyes y no tiene fotos", sonríe Diego que apostilla, "además le recriminé a mi padre no haberla leído, tampoco, porque su libro estaba intacto". No obstante la madurez de Diego le sirve para comprender el significado del texto constitucional. "Era más importante para mi abuelo, que vivió los malos tiempos sin Constitución y, cómo no, para el tío de mi abuela que huyó a Toulouse por la represión franquista".

No fue la única alusión al final de los tiempos sombríos. Allí estaban las cartas que desde el exilio envió su tío. La vista de Diego se detuvo, precisamente, en una misiva emitida a sus abuelos tras el sí de los españoles a la Carta Magna actual. Una frase le sirvió para cerrar el trabajo premiado. "Ya no tendré que recibir la lotería de Navidad por carta, podré recogerla yo cuando os visite en verano", escribió su tío de puño y letra. Y así lo hizo tras la aprobación en diciembre de la Constitución.

Esa Navidad, el Gordo le tocó a toda la población española.