Figueras (Castropol),

T. CASCUDO

Los maestros de la escuela rural reclaman a la administración un cálculo del impacto real que supone mantener abiertos los centros escolares más pequeños, lejos de la ratio alumnos-profesor. Es una de las principales reclamaciones vertidas en el marco de las novenas jornadas sobre Escuela Rural que se celebraron el viernes y el sábado en Valdepares (El Franco) y Figueras (Castropol).

«Se habla de racionalizar y la gente se echa a temblar. Hay que medir realmente el coste de la escuela rural y la rentabilidad social que produce. No es un servicio tan caro como parece». Lo dice Pedro Sauras, profesional vinculado al Ministerio de Educación y agente activo en la fijación de un marco legislativo determinado para la escuela rural a principios de los años ochenta.

Sauras llamó la atención sobre la importancia de fijar población en el medio rural y el papel que tiene la escuela en esta labor. Según este experto, en estos últimos treinta años de trabajo se han hecho cosas bien y cosas mal, por lo que es difícil elaborar un balance único para todos los proyectos.

En lo que respecta a la situación actual de crisis y las directrices que aplicará la administración en los próximos años, Sauras considera que la escuela rural siempre se ha enfrentado a un futuro incierto: «El futuro de la escuela rural pinta un poco oscuro pero siempre ha estado en permanente crisis». Y a renglón seguido reclama la implicación de la ciudadanía en general para luchar por el mantenimiento de los servicios en el entorno rural.

Otro acérrimo defensor de la escuela rural es José Luis Murillo, maestro en un colegio rural agrupado del Alta Ribagorza (Huesca). Su intervención versó sobre el papel de las escuelas rurales en la sociedad digital, reto para el que, asegura, está más preparada que ninguna otra. «Es la que más capacidad de innovar tiene, porque en las escuelas rurales tienes menos alumnos y te lanzas a hacer más cosas porque es más fácil, más rápido», explica. En su caso, ha diseñado con sus alumnos un sistema de software libre que ahora funciona como herramienta para colegios de diferentes puntos del país y también de Hispanoamérica.

Las jornadas, organizadas por el Seminario permanente de escuela rural del noroccidente, han servido para reunir a casi cuarenta personas vinculadas a las escuelas rurales, tanto maestros como representantes sindicales, familias y representantes de colectivos culturales. Desde la organización aseguran que el medio rural no se entiende sin las escuelas.

Advierten además que en el momento en que los servicios públicos desaparezcan también lo hará la población. «El argumento de que somos caros para cerrar las escuelas ya no sirve, hay que justificarlo, caros en relación a qué», se preguntan los docentes.

En la sesión del sábado estaba prevista la presencia del concejero de Educación, Herminio Sastre, quien finalmente anuló su viaje a Figueras.