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Sobrepiedra rejuvenece

Una decena de niños han nacido en las dos últimas décadas en el núcleo, que acaba de arreglar la capilla de San Bartolomé y demanda mejoras en la red del agua

Aquilina Martínez, José Luis Fondón, Pablo Fondón, delante; Diego Fondón, Aurora Valdés, Yolanda Fernández y Arturo Valdés. En primer término, sentada, Elena Prieto. Todos en la cocina de la casa del alcalde pedáneo, José Luis Fondón. C. CORTE

Cuando Cristina Fernández llegó al mundo, hacía 18 años que no nacía un niño en Sobrepiedra, pueblo perteneciente a la parroquia de San Pedro de Villanueva. Como no había críos con los que jugar, mataba las horas muertas leyendo encaramada en un árbol en La Prida, con los Picos de Europa como telón de fondo. Ahora, con 17, reconoce que la situación ha cambiado. De los 37 habitantes censados -curiosamente los mismos que en 1986-, una decena son niños. Es el caso de Arturo Valdés, que hoy cumple 12 años y demanda "un parque con columpios" donde poder divertirse con su hermana Aurora y sus vecinos Diego Fondón y Elena Prieto, de 10, 9 y 11 años, respectivamente. En su demanda coinciden con Aquilina Martínez. "Nunca hubo tantos críos de 50 años para acá y deberían tener un centro social donde reunirse al estilo del de Coviella", apunta.

A sus 79 años, María Esther del Bustio es la residente de mayor edad pero no la menos activa. Su tesón hizo posible que en verano la capilla de San Bartolomé estrenase escalera y tejado, construida por Pepe Fondón y Martín Fernández con material cedido por el Ayuntamiento. Al edificio se llega por el camino de El Ribayu tras pasar un antiguo molino en restauración.

Cada 24 de agosto se celebra allí una fiesta en honor al santo, con novena incluida, donde no falta procesión y subasta del ramu, juegos tradicionales y verbena nocturna. Situada en una pequeña isleta y aislada por el río Sella, la capilla fue en sus orígenes una malatería. La fecha de su construcción es imprecisa porque no se conserva documentación original, pero el cronista oficial de Parres, Francisco Rozada, asegura que es de fundación tardorromana. A pocos metros de la capilla se encuentra una rampa de madera que posibilidad a los discapacitados pescar en el coto Sierra.

"Para su construcción se aprovechó una plataforma que existía de cuando venía a pescar Franco y siguen viniendo personajes como Cascos", explica Juan Antonio del Valle. Con 15 vacas de carne, este residente es uno de los tres ganaderos que quedan en el pueblo, donde abundan los emprendedores. Martín Fernández tiene 60 gallinas pintas, Pablo Fondón una empresa de piensos y Javier Valdés distribuye productos hechos con harina de maíz como tortos o boroña, eso sin contar con las 7 casas rurales, dos hoteles y una empresa para trabajar la piedra. Además de prometedor futuro, Sobrepiedra tiene mucho pasado.

Aún se conserva un búnker de la guerra civil y varios nidos de ametralladora. Subiendo por la pista de Robleda, se encuentra el foso del Cantellón, donde 5 republicanos fueron fusilados en 1935 y a quienes una placa rinde homenaje. "Ojalá arreglen esta y otras pistas de concentración porque cuando llueve baja mucha arena y porquería", dice Celia Fernández, que aún recuerda cuando se asfaltó la carretera en 1994 coincidiendo con la concentración parcelaria y se dejó de usar la de El Carrilón. Esta residente no cambia su pueblo por nada: "Estás a 4 kilómetros de Arriondas y 3 de Cangas, tan cerca de los Picos como de la playa".

En la misma línea se expresa el alcalde pedáneo, José Luis Fondón, que conoce "al dedillo" cada barrio: La Era, la Prida, El Coto y La Bolera y demanda mejoras en las tuberías de la traída de agua de San José de Arenas y El Belortu "que están viejas y al ser tan delgadas pierden agua. Nos gustaría que el Ayuntamiento nos echara una mano sin que dejaran de ser de propiedad vecinal", remata.

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