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Lola Colunga: "El Grande Covián ha dejado de ser un gueto"

La que fuera presidenta del comité de empresa rememora las carencias de los inicios: "No había nada de nada, ni sábanas"

Lola Colunga, en 2009, cuando era presidenta del comité de empresa del Grande Covián. RAMÓN DÍAZ

"El hospital de Arriondas ha dejado de ser un gueto" tras su integración en la red pública, señaló Lola Colunga, médica internista, que empezó a trabajar en el Grande Covián el día de su apertura, el 2 de junio de 1997, y que fue presidenta del comité de empresa durante varios años, hasta su marcha al HUCA, en 2012. Según Colunga, el Principado repitió durante muchos años: "los de Arriondas no salen de Arriondas". Y ponía "todos los obstáculos" para que así fuera. Quizá por eso hubo una auténtica "espantá" de médicos en 2008 y prácticamente todos se fueron a otras comunidades autónomas. Ahora, "aunque todavía no se traba a los trabajadores de Arriondas igual que al resto, el hospital ha dejado de ser un gueto".

Los inicios del hospital del Oriente fueron "muy duros" porque "no había nada de nada, ni sábanas teníamos"; "la carencia de medios ponía los pelos de punta. Tal vez porque éramos jóvenes decidimos sacarlo adelante como fuera", rememoró Lola Colunga, quien resaltó que los empleados del Grande Covián trabajaron mañana y tarde de lunes a viernes y las mañanas de los sábados hasta el año 2006, "y ello pese a que "cobraban más los residentes de los demás hospitales y las enfermeras de los centros de salud que nosotros haciendo guardias".

El hospital de Arriondas se fue dotando "muy poco a poco" y las inversiones siempre llegaron "a golpe de huelga de los trabajadores". Pero "lo más duro de todo" fue "conseguir que el hospital figurara en el mapa sanitario asturiano", la integración. Fue "una guerra sin cuartel por nuestra parte", contra el "empecinamiento" y la "cerrazón absoluta" del Gobierno del Principado, que rechazaba la integración, "pese a que había ejemplos similares en diferentes comunidades autónomas" y a los "beneficios inmensos que suponía para la población".

Lola Colunga destacó que era "justo al revés" de lo que aseguraba el Principado: los trabajadores de Arriondas no entraron por la puerta de atrás: "tuvimos que llevar nuestros currículum en versión original, superamos una entrevista y tests psicológicos, de inteligencia y de aptitudes. Mientras, en los demás hospitales en aquella época se quedaban a trabajar como interinos los residentes que formaban, y sin pruebas selectivas", resaltó.

Los trabajadores del Grande Covián rechazaron que hubiera dos listas de espera, una para la sanidad pública y otra para la privada, "porque la prioridad era atender a los pacientes del área sanitaria y todo era público, la financiación, el terreno, el material, los pacientes..." Fue, según Colunga, "un no unánime" a un hospital mixto", que hubiera beneficiado a las mutuas y los seguros privados.

Según Colunga, la razón principal del rechazo del PSOE a la integración fue económica: "teníamos unos sueldos de miseria, había explotación laboral y se restringían servicios a los usuarios". Además, "las sanciones y los expedientes estaban a la orden del día. Vivíamos muy presionados y muy amenazados por la Consejería", señaló.

Pese a ello asegura que fueron los mejores años de su vida, sobre todo por el "compañerismo y la unidad absoluta" de la plantilla en favor de la "justicia social. Nos matábamos a trabajar y por eso el de Arriondas fue, y seguramente seguirá siendo, el mejor hospital en cuanto a resultados", destacó. También subrayó el "movimiento social" surgido durante la lucha por la integración y la "simbiosis" entre la plantilla, la asociación de usuarios y los pacientes, respaldados por PP e IU. Había "una causa común", que todos creían justa: que la comarca tuviera un hospital "a la par con sus iguales".

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