Me extraña y admira que Abad, ex director general de CAM (Caja de Ahorros del Mar Nuestro), salga de la bartolina tras pagar 1,5 millones, después de ser acusado de desviar 247 a un paraíso fiscal. El juez Bermúdez puso precio a la libertad del banquero, un precio de lo más asequible (la libertad no suele ser fruta al alcance de todos), y supongo que el banquero, sin regatear, ordenó una transferencia desde sus cuentas offshore, en Barbados, Bahamas, Bermudas o Belice; por "B" ha de empezar el nombre del paraíso del dinero negro, de confirmarse que Abad es un birloche. "Páguese 1,5 millones a España en concepto de fianza por desvío de fondos, amparados en infladas compras de CAM en el extranjero, gratificaciones por quiebra y saqueos de difícil justificación". Como diría Jardiel Poncela, los ladrones son gente honrada, y buenos pagadores.