Al final los que han encontrado agua en la luna son un grupo de asturianos que han comenzado a embotellar agua del manantial de Meres sólo las noches de luna llena. En realidad, no se trata sólo de agua sino de un nuevo refresco que no pretende competir sino presentar una nueva opción que suma según sus creadores, "experiencias únicas", una de ellas es esa sensación de exclusividad que supone beber algo que sólo se embotella una vez al mes.

Es la locura, o tal vez la oportunidad, de un grupo de jóvenes que hace siete años comenzaron a barruntar la idea de "ofrecer algo que se ajustase a la demanda de un público que busca experiencias nuevas", en palabras de Daniel Fernández, un mierense que trabajaba en publicidad y hostelería.

"No es una categoría nueva de refresco sino un concepto nuevo ya que se trata de una experiencia única porque al hacerse sólo en luna llena es una edición limitada y vives un momento único e irrepetible", recalca otro de los fundadores de la marca Moonwater, Nacho Alonso.

El camino hasta llegar a poner en una copa el nuevo producto ha sido largo. Fernández y Alonso han ido de la mano de Pablo González e Ismael Sánchez han luchado hasta llegar al punto en que han podido hacer realidad lo de beberse la luna.

Todo con sus matices, lógicamente, lo que embotellan, o mejor enlatan, las noches de luna llena es una fórmula elaborada por un laboratorio alemán con sede en Valencia que combina el agua asturiana con jengibre, lima y poco más. No tiene nada de alcohol, aunque combina bien con todos, ni azúcares y la mitad de gas que cualquier otro producto similar.

Les han dicho que se trata del refresco "más pijo del mundo" y tampoco les desagrada esta clasificación pero también es cierto que la cosa tiene su punto macarra. El diseño de marca es obra de Óscar Mariné y deja ver ese algo de "macarrismo" en los dos rombos que además de reflejar la luna en el mar y las montañas tiene ese recuerdo a lo prohibido, una referencia a aquellos dos rombos que se veían en la esquina superior de la televisión cuando la programación era un poco subida de tono.

Los chavales están empezando y no les va mal. La aventura está funcionando pero les obliga a un intenso trabajo que hacen con ilusión y con la convicción de que no se van a hacer ricos pero sí que están sacando adelante una idea que les rondó durante años.

Esta misma mañana lo presentan en Oviedo pero no será la gran fiesta, esas las celebran coincidiendo con la luna llena, y, ojo, la próxima es el día de Nochevieja.

Agua embotellada a la luz de la luna llena, tan romántico como noctámbulo.