Adiós a los okupas del edificio del Antiguo "tomado" en 2021: un pacto para que se vayan y trece pisos en los que "no dejaron ni las calderas"

"Dejan destrozados trece pisos que estaban para vender", dicen los administradores del inmueble, por el que se han interesado varios inversores

El edificio de la calle Máximo y Fromestano okupado en 2021.

El edificio de la calle Máximo y Fromestano okupado en 2021. / LNE

El edificio con vistas a la Catedral okupado en el Antiguo desde principios de 2021 está vacío y busca comprador. La sociedad, con sede en Madrid y en situación de concurso de acreedores, propietaria del inmueble que hace esquina entre las calles Mon y Máximo y Fromestano llegó hace unas semanas a un acuerdo con los habitantes de los trece pisos del bloque para que se fueran. Los dueños escuchan ahora ofertas, aunque admiten dificultades para colocar en el mercado unas viviendas que se encuentran "en estado lamentable", a pesar de que fueron rehabilitadas hace cuatro años. "Dejan destrozados unos pisos que estaban listos para ser vendidos", asegura el representante de la propiedad, Fernando Lillo.

El inmueble luce desde hace unas semanas con una puerta nueva, aunque a través de un agujero de la misma puede verse una especie de desguace interior. Cristales rotos, electrodomésticos reducidos a chatarra y basura de todo tipo acumulada dan la bienvenida al portal de un bloque al que los bomberos accedieron el pasado 27 de diciembre para sofocar un incendio en una habitación.

La delicada situación de la sociedad propietaria, inmersa en un periodo de liquidación, unida a las complicaciones legales derivadas de las medidas extraordinarias frente a desahucios, aprobadas durante la pandemia fueron, según fuentes próximas a la propiedad, los principales escollos para conseguir el desalojo del edificio por la vía legal. Sin embargo, en los últimos meses, a raíz del incendio, las partes han conseguido acercar posturas y alcanzar un acuerdo cuyas contrapartidas no han trascendido, para que los okupas se vayan de los pisos por las buenas.

El pacto alcanzado abre una nueva ventana al futuro para el bloque, cuyo estado dista mucho del que presentaba hace tres años. LA NUEVA ESPAÑA pudo comprobar en marzo de 2021 cómo los okupas disfrutaban de unas viviendas totalmente nuevas. "Nosotros hemos amueblado y mejorado los pisos", reivindicaban entonces varias familias y trabajadores en paro de la hostelería que hallaron en el casco histórico un techo "low cost" para su maltrecha economía. "Por un puñado de euros me dieron la llave", reconocía otro de los okupas.

Tres años y dos meses después la situación es muy distinta. "Es un desastre, no dejaron ni las calderas", indica Fernando Lillo, quien en 2021 ya mostraba su indignación al encontrar en las redes anuncios para vender los sistemas de climatización instalados meses antes por los promotores.

Aunque el nivel de okupación de las viviendas fue variando a lo largo de los últimos años, en ese periodo no se salvó de la quema ninguno de los trece pisos. Familias con menores a su cargo, parados, tanto españoles como inmigrantes y personas con graves problemas económicos y de adicciones, son los principales perfiles de personas que hicieron vida en el inmueble tras acceder al mismo a través de intermediarios de identidad desconocida.

La marcha de estos residentes irregulares supone una "excelente noticia" para los vecinos de los portales cercanos. "Eran habituales los problemas, pero cada vez iban a más", explicó ayer una vecina, satisfecha tras comprobar por sí misma que el inmueble está por fin libre de okupas.

Uno de los casos más sonados se destapó en febrero del año pasado, cuando un hombre, su pareja y su suegra fueron detenidas como sospechosas de retener a una menor en uno de los pisos del edificio contra su voluntad como reclamo de una supuesta deuda de 180 euros por drogas a la madre de la víctima. Según la investigación, llegaron incluso a golpear a la chica.

A pesar de este historial, los dueños confían en cerrar "en las próximas semanas" la venta del bloque. Hasta el momento afirman haber despertado el interés de tres inversores, aunque aún no ha llegado ninguna propuesta formal. Todos los interesados pretenden acondicionar de nuevo los pisos y venderlos para uso residencial, aunque también se escuchan ofertas para otros posibles usos.

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