2 Andrés Montes

El Universo tiene un porción tan elevada de oscuridad que la cosmología podría definirse como la ciencia de lo invisible, en opinión del astrofísico Emilio J. Alfaro. Este investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Astrofísica de Andalucía participó días atrás en Oviedo en un maratón científico dedicado a Darwin, un tributo más en el año de celebraciones en torno al padre de la teoría evolutiva. Alfaro habló sobre «Creacionismo, catastrofismo y evolución en Astrofísica», un ámbito de la ciencia al que Darwin fue ajeno.

-¿Qué significa la evolución desde la perspectiva de la astrofísica?

-Evolución significa sólo cambio con el tiempo, la modificación de algunas variables de un sistema físico o biológico con el tiempo. Hoy es un término que se utiliza en cualquier ámbito y hablamos de la evolución de un deportista. En biología se refiere a la modificación de las especies y es una teoría crucial. En física, y sobre todo en astronomía, llamamos evolución a muchos cambios de propiedades físicas de las estrellas y de otros objetos mayores que son conjuntos de estrellas y gas, como las galaxias. Si buscamos una analogía de especie astrofísica como equivalente al de especie biológica lo único que podemos encontrar es el tipo morfológico de la galaxias, los diferentes tipos de galaxias.

-¿Y cuál es el motor evolutivo de ese universo?

-El motor evolutivo en el caso de los tipos morfológicos de galaxias es la gravitación, la capacidad que tienen los cuerpos de atraerse en función de su masa. Es mucho más simple que la teoría darwinista.

-Parece una paradoja el que en un sistemas de dimensiones muy superiores al de la de la vida opere una ley más simple.

-Cualquier sistema físico que conocemos y podamos estudiar bien es mucho más simple que el más simple de los sistemas biológicos. Un estrella es algo muy sencillo. Se trata de un objeto que se contrae sobre sí mismo hasta que alcanza en su interior tal temperatura y presión que se genera una reacción de fusión, esa fórmula que buscamos para obtener energía barata y continua. En esencia se trata de cómo interacciona una bomba nuclear de fusión en el centro de una nube de gas y esa luz y esa energía que produce sale al exterior. Eso es un sol y es cualquier tipo de estrella. Es un mecanismo con menos variables que cualquier sistema biológico, un problema en una célula resulta mucho más complicado. Un simple virus tiene más complejidades que el Sol. De hecho, la biología está ahora empezando a predecir, merced a lo que es el código genético. Pero con la genética tenemos un arma que es fácil de manejar, pero difícil de anticipar sus resultados.

-¿Demasiadas variables en juego?

-Efectivamente, y eso que la genética es quizá la parte de la biología que más se parezca a la física en su capacidad de anticipación, en su posibilidad de interactuar con el sistema. Ahora conocemos los componentes de los genes, sabemos secuenciar un genoma y ya somos capaces de intervenir sobre el genoma de cualquier animal.

-Pero a diferencia de la teoría evolutiva, muy combatida desde cierto integrismo religioso, la explicación que hoy tenemos sobre el origen del mundo, la teoría del Big Bang sí resulta compatible con un pensamiento creacionista.

-La del Big Bang fue una teoría cosmológica que el Vaticano no tardó en aceptar e integrar en su concepción del mundo. El catolicismo hace ya tiempo que considera que la Biblia no es un libro científico y, por tanto, no tenemos que aprender en él ni biología, ni geología, ni cosmología y que es perfectamente compatibles con otras teorías científicas, siempre y cuando dichas teorías no vayan en contra de la verdad. La teoría del Big Bang y el Génesis presentan muchas similitudes. Para empezar, fijan un principio. La teoría cosmológica anterior al Big Bang, la del estado estacionario, establecía que el Universo no tiene ni principio ni fin. Esto resultaba contradictorio con la idea de la creación del Universo por un ser superior. La teoría del Big Bang encaja perfectamente con esa visión y la Iglesia católica se siente muy cómoda con ella.

-Los astrofísicos trabajan entonces sin esa presión ideológica que se deja sentir en otros ámbitos de la ciencia.

-Nosotros no estamos en ningún combate ideológico, ni con la Iglesia católica ni con algunas protestantes, que son mucho más combativas en otros aspectos, como por ejemplo la evolución.

-Desde otros ámbitos científicos, ¿se envidia la potencia de una teoría como la darwiniana, que es capaz de vertebrar toda una ciencia?

-Ahí estoy en desacuerdo. La teoría de Darwin es muy simple, pero tiene problemas. Está claro que las especie evolucionan, pero está por ver que ese modelo darwiniano sea el correcto, porque, entre otros aspectos, no permite predecir. No hay nadie que haya cogido una población, la haya estudiado y consiga anticipar por dónde van a ir sus cambios evolutivos. Es algo parecido a lo que ocurre con la economía, capaz de explicar lo que pasó, pero limitada para anticipar lo que va a ocurrir con cierta precisión. En el neodarwinismo ya está metida la genética y eso contribuye a corregir ciertos aspectos. De Darwin podemos decir que elaboró una hipótesis buena, pero que no consiguió desarrollar por su desconocimiento de los aspectos genéticos. Frente a ello, cualquier teoría cosmológica tiene mayor capacidad de predicción y por tanto de falsación, de ser discutida y comparada con lo que ocurre en la naturaleza.

-¿Hay algún indicio de cambios sustanciales en la visión que hoy tenemos del Universo?

-Hoy tenemos dentro de nuestro ámbito dos oscuridades, la materia oscura y la energía oscura, que desconocemos lo que son, pero que forman parte del Universo. A nivel cosmológico, sobre cómo se generó dicho universo, puede haber cambios sustanciales y drásticos, un cambio derivado, por ejemplo, de que lleguemos a conocer cuál es la naturaleza de la materia oscura. Sobre estos aspectos hay ahora múltiples teorías y sus análisis permiten mostrar cómo opera la física. En el siglo XIX teníamos una mecánica celeste muy interesante. Teníamos la gravitación y vemos que Urano no cumple las previsiones respecto a la órbita predicha. Como primera hipótesis se plantea la existencia de que otro planeta perturbe dicha órbita y tratamos de localizarlo. Sin embargo, otro sector trabaja sobre la posibilidad de que haya una mínima variación en la ley de Newton y que no sea todo lo perfecta que pensamos. Lo mismo ocurre con la materia oscura. Su nombre es bastante atractivo, pero el origen de su existencia es muy simple. Sabemos que cuando un satélite da vueltas alrededor de un planeta, la velocidad y la distancia a la que se encuentra del planeta está íntimamente ligada con la masa del mismo. Nos encontramos con objetos que estaban muy lejos del centro de una galaxia, pero giraban muy rápido y emitían poca luz, que es la manera que tenemos de medir la masa de la galaxia. Medimos su luz y esa luz la convertimos en la masa que deberían tener. Pero esos objetos giraban tan rápido que, si no hubiera más masa en su interior, ese cuerpo se habría salido de la órbita. Como eso se observó en muchas otras galaxias entendemos que debe haber materia, pero materia que no vemos y eso es lo que denominamos materia oscura, que no emite ningún tipo de luz, ningún fotón, pero sí tiene masa gravitatoria. Ésa es una explicación que todavía está en vigor. Seguimos con el mismo enfoque que teníamos en el siglo XIX y la solución es que o metemos materia nueva o cambiamos la ley gravitatoria. Y ahora mismo hay una guerra intelectual entre quienes proponen una variación de las leyes de la gravitación universal frente a los que defienden introducir las partículas que integran la materia oscura. La energía oscura se introduce al constatar que el Universo, lejos de contraerse como resultaba previsible, se está acelerando, lo que contradice la ley de la gravedad. La energía oscura contribuye a explicar ese proceso. Por todo ello, podemos afirmar que de cada cien gramos de masa del Universo sólo son visibles cinco. El 75 por ciento sería energía oscura, el 20 por ciento materia oscura y sólo el cinco por ciento resulta visible.

-Casi podemos decir entonces que las cosmología es la ciencia del mundo oscuro.

-La cosmología es la ciencia de lo invisible. Tenemos que averiguar lo que ocurre observando sólo el cinco por ciento del problema.

2 A. M.

-Hay un vínculo histórico de Darwin con la astronomía.

-Darwin no se refiere a la astronomía en ninguno de sus escritos, no tenía el más mínimo interés o al menos no lo manifiesta por escrito. Sin embargo, sí se vio influenciado por sir John Herschel, hijo de William Herschel, que fue un astrónomo, matemático e incluso naturalista con gran peso en la vida social y científica británica y, por extensión, en el ámbito de la ciencia europea. Darwin cuenta en su autobiografía que los dos libros que más le influyeron para que fuera naturalista fue el diario de viaje por Sudamérica de Von Humboldt y el de Herschel sobre el método científico, la forma de abordar la filosofía natural. En ese método, que Herschel considera orientado a la búsqueda de la causa última de las cosas, plantea la analogía como una de las herramientas del científico. Y esa fórmula de la analogía fue muy importante en el pensamiento darwiniano cuando reflexiona que, así como los granjeros seleccionan las características de su ganado para mejorar sus condiciones, la naturaleza se comporta de la misma forma seleccionando a los más aptos para la lucha por la vida. Así determinó que la lucha por la vida era la causa última del transformismo, porque en los libros de Darwin nunca aparece el término evolución.

-Como contrapartida a esa aportación de Herschel, la astronomía, como el resto de las ciencias, se benefició del uso de toda una terminología darwiniana.

-Herschel y Darwin se conocieron personalmente en Ciudad del Cabo. Herschel se preocupó por la evolución y llegó a llamarlo «el misterio de los misterios». Darwin en «El origen de las especies» adopta esa misma expresión para explicar de qué va el libro y se refiere a Herschel como uno de los principales científicos de la época. Darwin envió el libro al astrónomo, pero no tuvo la respuesta adecuada por parte de Herschel, quien consideraba que la ley de la evolución estaba hecha a tontas y a locas. Herschel escribió en la enciclopedia británica un capítulo sobre el origen de las especies y defiende el diseño divino. Sostenía que hay una evolución, pero marcada por un ser superior. Ahí chocaron el espiritualismo de Herschel con el materialismo de Darwin.