Es una "revolución" en toda regla, afirman no pocos vecinos al conocer el nuevo escudo y bandera propuestos para el concejo.

Que no haya quedado ni una sola referencia al escudo que desde hace 118 años nos identifica, aunque hubiese que puntualizar y contextualizar alguno de los elementos de sus cuarteles, cuesta trabajo asumirlo.

Cuando -hace año y medio- las personas a las que el Ayuntamiento encargó esta revisión se entrevistaron conmigo (personas con grandes conocimientos de Arte y Archivística), me mostraron un primer proyecto de escudo y bandera que me agradó mucho, en el que se recolocaban y enriquecían los elementos de nuestro centenario escudo. A la actual Academia de la Historia no parecen gustarle los blasones e historias del pasado, alegando su dudosa veracidad y siendo contraria a las armerías familiares de los linajes, señalándonos que nos busquemos un nuevo escudo y bandera con elementos propios del concejo y no de otros entes distintos, y "con la sencillez de toda composición heráldica". No será por buena parte de los escudos de los setenta y siete concejos restantes asturianos, que basta con echarles un vistazo para comprobar que no es la sencillez precisamente su carta de presentación.

De forma que, cuando el mismo equipo de trabajo me presentó, en junio pasado, el segundo diseño de escudo y banderas que ahora se hace público, les hice notar -con toda la amabilidad del mundo- que me parecía un "golpe de estado heráldico".

Del todo a la nada, porque nada queda del centenario escudo anterior; absolutamente nada, desde el timbre hasta los corderos.

Una cosa es la sencillez de la nueva propuesta -frente a la compleja composición del escudo anterior- y otra que sus elementos (una montaña, un río y un salmón) puedan servir como definitorios e identificativos de Parres, pues igual podrían serlo de decenas de otros concejos con montañas y ríos salmoneros, desde el Miño (en Galicia) hasta el Bidasoa (en Guipúzcoa).

De modo que, en general, por mucho que en la Real Academia de la Historia el encargado de estos temas insista en la sencillez y en el borrado del pasado, me parece un "asalto" a la Historia del concejo la supresión de todos los elementos que figuraban en el escudo vigente. Porque esas familias existieron, no son inventadas, como la dependencia de los monasterios de Villanueva y San Pelayo, por ejemplo.

El primer cuartel del actual escudo, con Pelayo y el anagrama Ave María, hace alusión a nuestra pertenencia al partido judicial de Cangas de Onís y a la posible participación de vecinos de estas tierras en los sucesos de Covadonga entre los años 718 y 722. ¡Pobre Pelayo, eliminado después de 118 años y -precisamente- cuando se celebra el XIII Centenario del nacimiento del Reino de Asturias en estas tierras!

El segundo cuartel, de cuatro rosas, flor de lis, cruz y estrella alusiva a los González de Argandona, que levantaban el pendón municipal, borrado "for ever".

El tercero, memoria en piedra de los Estrada y Cordero de Nevares, señores del Coto Jurisdiccional de Las Arriondas, es enviado al trastero del concejo (mientras su bellísimo escudo original permanece en los muros interiores de la iglesia de Nevares, cumpliendo trescientos treinta y seis años -desde 1682-, todo él raíz y esencia del concejo mismo).

Y el cuarto reproduce la memoria de la Real Comunidad Benedictina de San Pelayo de Oviedo, por su antiguo señorío en Llames y Soto de Dueñas (que ahí siguen en su monasterio ovetense "las Pelayas", igual que lo llevan haciendo desde la Alta Edad Media, con Alfonso II).

Pongamos un ejemplo similar al nuestro: el escudo de Noreña, obra también -con bases muy sólidas- de Octavio Bellmunt y Fermín Canella -como otros escudos asturianos-, ahí está, con su timbre de corona condal (como Las Arriondas fue un condado desde mediados del siglo XIV a mediados del XV).

Otros concejos -con escudos recreados por Bellmunt y Canella- han hecho mínimos retoques en los suyos en años pasados para, así, recibir la sanción legal que no tenían.

Creo que la propuesta del nuevo escudo -como dije más arriba y señalé a sus autores hace ocho meses- no es suficientemente representativa, ya que vale para cualquier municipio asturiano, cántabro, gallego, vasco?con montañas y ríos salmoneros.

El posible nuevo escudo pudiera ser válido para un concejo de nueva creación, pero no para el nuestro, al perder todas las esencias e identidades históricas de Parres, sustituyéndolas por otras cuyas expresiones son muy simples, sin personalidad.

En resumen:

a) Que Bellmunt y Canella compusieron hace 118 años el actual escudo, de acuerdo con las armas de los linajes nobles ligados directamente a Parres, con algunos errores, pero la esencia de dichas armas heráldicas sigue entre nosotros, desde los venerables muros de la capilla de San Antonio (el edifico cívico-religioso más antiguo de la villa, que fue Casa de Juntas y Justicia de Las Arriondas), hasta el interior de la iglesia de Nevares, entre otros.

b) Que exactamente lo mismo les ocurre a muchos de los escudos de otros concejos, con varios cuarteles, barrocos en su composición y -a veces- no muy legibles, pero que forman parte de la esencia misma del concejo y son memoria de sus (nuestros) antepasados; introduciendo en años pasados algunos mínimos cambios y retoques en sus escudos y banderas.

c) Que ante las últimas propuestas de nuevo escudo y bandera para Parres, puede crearse una gran controversia entre los vecinos, porque, aunque pueden elegir entre seis modelos de bandera, todas ellas incorporan el nuevo escudo, sin rastro del anterior.

d) Que si no hay consenso social y político para el cambio, se dejen el escudo y la bandera como están, porque ambos son demasiado "sagrados" para enviarlos en su totalidad al trastero de la historia de Parres.