En Asturias se come bien, los paisajes son de ensueño y las playas están a tiro de piedra de la montaña. Éstos, entre otros argumentos, hacen del Principado un destino turístico de sobresaliente. Al menos esa es la conclusión que puede extraerse de la encuesta que, como cada año, realiza LA NUEVA ESPAÑA entre cien de los visitantes, nacionales y extranjeros, que han elegido la región para disfrutar de sus vacaciones de verano. La valoración media de los turistas -que podían poner notas entre el uno y el diez- es ligeramente superior al nueve (9,005) y ninguno de los encuestados le pone al Principado menos de un siete. La nota sube con respecto a los años anteriores y pasa del notable alto del 2012 (8,81) -la puntuación más alta hasta esta ocasión- a la excelencia del sobresaliente.

La mayoría de los visitantes que se han prestado a contestar a las preguntas de este diario no conocían Asturias hasta ahora, aunque también los hay que repiten. Casi todos coinciden a la hora de señalar que uno de los reclamos más atrayentes del Principado son sus paisajes y la buena mesa, aunque tampoco se olvidan de destacar otras virtudes, como el legado prerrománico, el encanto de Covadonga, «la amabilidad de sus gentes» o citas tan emblemáticas como el Descenso Internacional del Sella. Los argumentos son parecidos a los de otros años.

Además, a los ojos de los encuestados, éste verano ha sido perfecto en cuanto al tiempo, ya que el sol se ha impuesto a la lluvia y ha permitido unas vacaciones con muchos días de playa. Muchos de ellos acuden a la región huyendo del calor asfixiante que azota a otros puntos de España durante la época estival, pero tampoco es plato de buen gusto tener que traerse el paragüas. En otras ocasiones, el tiempo siempre había destacado entre las quejas.

Los turistas que se han desplazado a Asturias no han dejado de disfrutar a tope de la vida del veraneante a pesar de la crisis. Algunos han tenido que buscarse alojamientos más baratos o resignarse a pasar menos días en la región, pero en lo que es comer, visitar enclaves turísticos o disfrutar de las fiestas no se han cortado un pelo. La situación económica, según se refleja, ha servido para atraer turistas de comunidades cercanas, ya que algunos de los visitantes vinieron a la región tras verse obligados a descartar viajes largos o fuera del país.

Algún pero también lo hay. Varios encuestados se quejan de que los precios son muy caros. Otros aseguran que las carreteras podían ser mejores y que en las ciudades cuesta un triunfo aparcar.