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Insólita Amuravela en Cudillero

El pueblo pixueto escucha l'Amuravela en la iglesia y con aforo limitado por el coronavirus: "Estamos tristes, pero también alegres por cumplir con la tradición", dicen los vecinos

Insólita Amuravela en Cudillero

Tuvo este año San Pedro que cambiar de planes por la pandemia del coronavirus y escuchar l'Amuravela (el sermón recitado en pixueto por el pueblo de Cudillero para contar al santo qué pasó en los últimos doce meses) en la iglesia y no en la plaza de la Ribera, como es habitual cada 29 de junio desde el siglo XVI.

"Esta vez venimos nosotros a verte a casa", dijo risueño el compositor y recitador, Cesáreo Marqués, desde uno de los púlpitos del templo y ante un público ataviado, obligatoriamente, con mascarilla.

Fueron más de 700 los versos que informaron a San Pedro de lo acontecido desde el 29 de junio de 2019 hasta ayer. Los más de un centenar de personas que siguieron en directo y en la iglesia el recital rieron con algunos pasajes de Cesáreo Marqués y le interrumpieron con aplausos hasta en trece ocasiones. Media hora duró el esperado sermón, que, como es habitual, contó con gracia y sorna la actualidad. Empezó con un recuerdo a la pesca, advirtiendo de que el aumento del cupo de la xarda no fue suficiente porque "el preciu San Pidrín / golvéu caer po lus sualus" y de que el valor de la merluza tampoco sacó de apuros a los pescadores: "¡A mediu euru i quirían pagar por el kilugramu! Isu nun ya ispicular, ¡isu ya querer robanus!".

Antes de informar de los estragos del coronavirus, tuvo Cesáreo Marqués palabras para las mujeres, "ya lu dixarun bien altu, que quiarin golver a casa borrachas ya caminandu (...) ¡tianin toda la razón!, ¡pos ya tá bian de maltratu!, descriminación, manadas, ya tantus asisinatus". También ahondó en la novela "José" de Armando Valdés, cuyo escenario (Rodillero) disputan Cudillero y Candás. "Ya dimustráu nel papel que Rodillero ya nuasu, siampri lu dixu'l cantar', que ya nus vian desdi antañu; de Candás, el Cristu na más".

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En clave local, el recital recordó con sentido reconocimiento el encuentro de vaqueiros, la iluminación que estrenó la capital por Navidad, la renovada San Silvestre, una cabalgata con "muchu luju ya boatu" y un carnaval que "vénunus por duplicau", en alusión a la cita de las máscaras del verano y a la oficial. También hubo recuerdo para los premiados con la Amuravela de Oro (la brigada de Salvamento Minero, la lingüista Bernadette Paringaux y la profesora de Cudillero María Noriega, "doña Maruja") y para la científica cudillerense y presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Rosa Menéndez: "Comu siga así a esti pasu, gasta'l Princesa d'Asturias si lu van acabar dandu". Margarita Salas, nacida en el concejo vecino de Valdés y fallecida en 2019, tuvo asimismo acomodo en una Amuravela que emocionó al recordar a "Eco, Floren, Lola, Mari y Finita", quienes juegan al parchís en el bar de jubilados de la villa. Se preguntó más tarde Cesáreo Marqués si el coronavirus "foi un castigu del Cialu" y, en los versos que dedicó a la pandemia y el confinamiento, hubo un recuerdo especial para los que animaron las tardes en Cudillero desde los balcones: "María José la de Vindo, ya Sergiu el Franxón cantandu".

El sermón no dejó atrás a los políticos del gobierno central, a los que pidió ejemplo y esfuerzo: "De momento que trabayin, pa sacanus d' esti intuartu, ya la upusición tamián, dibía facer outro tantu".

San Pedro recibió información sobre las actuaciones que mejoraron en los últimos meses zonas públicas de Cudillero y sobre lo que hace falta: "el camín que subi al faru, ya tamián las barandiallas (...) el mirador la Garita, yá la de la caca'l perru ya tamián la de lus gatus". El sermón no concluyó sin mencionar antes el trabajo de la nueva comisión de fiestas, que no pudo estrenarse al estar prohibidas las verbenas en Cudillero y sin dar vivas a sanitarios, trabajadores de supermercados, camioneros, pescadores, periodistas, personal de limpieza, ejército, guardia civil, policía y "toda la xanti por el bon cumpurtamiantu".

Una vez concluido el recitar empezó la procesión hasta el centro de la villa. Cesáreo Marqués sí subió entonces a la embarcación que se prepara todos los años y se coloca en la plaza de la Ribera para entonar el mítico: "¡Amura vela! ¡Isa vela! ¡Fuego a babor! ¡Fuego a estribor! ¡¡¡Viva Pedro!!!".

Feli Fernández y Montserrat Marqués, ambas pixuetas, siguieron de cerca el encuentro y se mostraron "tristes" por tener que escuchar el sermón en otro lugar, pero también "contentas" por mantener la tradición. En el pueblo, muchos hablaban de la poca asistencia a una cita cultural que sin pandemia reúne a multitudes. La mayor parte de la gente era del concejo. Se vieron pocos turistas. Iván y Alba Bueno, padre e hija de Zaragoza, asistieron "por casualidad". "Estamos por aquí y nos tocó; nos ha gustado mucho", dijo el primero. Sonó entonces la traca final y el pueblo volvió a su rutina.

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