Entrevista | Esther Llamazares Domingox Cabeza de lista del PP al Congreso por Asturias

"Al PSOE le vale cualquiera para gobernar, y paga peajes altísimos"

"Si debo elegir un proyecto prioritario, pienso en el campo, en medidas fiscales inmediatas que favorezcan el trabajo en los entornos rurales"

Esther Llamazares, en la calle de la Cámara de Avilés. | Miki López

Esther Llamazares, en la calle de la Cámara de Avilés. | Miki López / Marcos Palicio

Esther Llamazares Domingo (Oviedo, 1970) no espera un aterrizaje suave en el escaño el Congreso. La mujer en el cartel asturiano del PP, política de vocación tardía, empresaria sin afiliación hasta los 46, llegará sin la contaminación de los profesionales del escaño y sin más trayectoria institucional que sus cuatro años como portavoz en el Ayuntamiento de Avilés, pero ha cargado el equipaje, dice, con una remesa de "capacidad de trabajo", una promesa de inmersión en los problemas de la región y alguna vocación de "enlace" con las Cortes. Tirando de su experiencia como empresaria autónoma pretende simultanear sus dos trabajos de concejala y diputada.

–¿Qué le convence? ¿Qué hace aquí?

–Lo mismo que me convenció para venir al PP y saltar al ruedo político. Me gusta trabajar por los demás, de siempre. Si protestamos y queremos cambiar algo, hay que dar el paso. Me da mucha pena ver que Asturias tiene muy poca voz y muy poca representación y con lo que esté en mi mano quiero ser ese enlace y reivindicar por mi tierra.

–Ha llegado de fuera de la política al Congreso en apenas cinco años. ¿Vértigo?

–Me lo tomo con mucha responsabilidad por la importancia de lo que tenemos entre manos. Cada vez que levantas la mano para votar estás tomando decisiones que afectan directamente a los ciudadanos. De lo que haga tu mano depende que pasen cosas, y yo me lo tomo como todos los trabajos que he tenido. Es uno más que no me da más vértigo que otros. Sé que me voy a volcar, que voy a dar todo de mí. No tengo la salvación del mundo en mis manos, pero sí la capacidad de trabajo y de que me importen tanto los problemas como para trabajar por ellos.

–Acompáñeme al futuro. ¿Cómo sabrá Asturias que ha vuelto el PP?

–Lo va a notar de cerca. Si hay algo que me caracteriza es que quiero estar cerca de la gente. En los despachos hay trabajo, pero para saber qué hay que hacer en los despachos es importante estar en la calle. Alberto Núñez Feijóo repite que nuestro programa electoral se ha diseñado escuchando. Por eso me da tanta confianza y credibilidad. Asturias lo va a notar, porque no le voy a fallar.

–Habrá que empezar por algún sitio. Escoja un proyecto prioritario.

–Si pienso en aquellos por los que hay que trabajar de manera inmediata y necesitan soluciones sin tiempo de espera, mencionaría los problemas de los ganaderos y el mundo rural, aunque también estoy obsesionada con la industria o el cuidado de las personas mayores.

–¿Con qué decisiones concretas?

–La primera es sacar al lobo del listado de especies protegidas. Eso está comprometido, lo haremos de manera inmediata y estaremos muy al día de lo que está pasando.

–Le menciono unos cuantos más. El reto demográfico.

–Es precisamente el medio rural el que nos tiene que ayudar con el reto demográfico. En Asturias somos rurales. Y si procuramos articular medidas fiscales inmediatas que favorezcan que tanto las empresas como los jóvenes y las mujeres puedan trabajar desde ese entorno habremos ganado mucho. Estamos hablando de tecnología, de conexiones, de incentivos fiscales personales, a la compra de vivienda y a la inversión empresarial… Por supuesto, hay mucho más. Favorecer el crecimiento de nuestras empresas puede contribuir a que Asturias vuelva a ser un motor económico que estimule el empleo de calidad y atraiga habitantes.

–La reforma del sistema de financiación autonómica está pendiente y va a haber muchas presiones internas de gobiernos que ahora son del PP y tienen intereses distintos a los de Asturias. Valencia, Andalucía, Baleares... ¿Eso será un obstáculo?

–No es tarea fácil. Asturias está ahora mismo en desventaja respecto a otras muchas autonomías porque hemos perdido nuestra fuerza y nuestros motores. Hay que trabajar para recuperarla, pero además, obviamente, los intereses de nuestra región hay que pelearlos.

–Dependemos de una industria en la encrucijada de la transición ecológica...

–Venimos diciendo que hay que velar por el medio ambiente y luchar contra el cambio climático, pero también tender hacia una transición justa y compatible con la vida y el crecimiento económico de las regiones y los países. No nos favorecerá que no podamos mantener la actividad y la competitividad de nuestras empresas por ser los primeros de la clase.

–La política fiscal: el PP hablan de bajar impuestos en un momento en el que posiblemente se acabe esta etapa expansiva y quizá se avecinen recortes… ¿De dónde salen los recursos para respaldar esa rebaja fiscal?

–En primer lugar, de los ministerios. Tenemos una estructura de gobierno pensada para satisfacer el pacto con Podemos. Eso multiplicó los recursos y las necesidades de un organigrama con más de 800 asesores. Hay un diseño de gobierno y una forma de gobernar que no son austeros ni priorizan gastos. Por otro lado, la altísima inflación ha llevado a las arcas del Estado muchísimos más ingresos de los previstos, pero eso no ha redundado en beneficios para el ciudadano. Ya hay un compromiso público para los primeros cien días: se bajará el IRPF a los ciudadanos con ingresos anuales por debajo de 40.000 euros.

–¿Le incomoda el ruido que hacen los pactos con Vox?

–Lo que me incomoda es que se engañe a la gente. Que se mienta o se desvíe la atención de las cuestiones importantes. En campaña podemos hablar hasta del sexo de los ángeles, pero de lo que hay que hablar es de la situación del país y del día a día de los ciudadanos, de su calidad de vida. Lo que debe hacer un Estado es gestionar el dinero público para traducirlo en servicios al ciudadano, y eso ahora mismo en España está seriamente comprometido.

–Hay un aspirante a diputado de Vox que dice que las mujeres no necesitan puntos violeta, sino fronteras seguras. ¿Cómo se le queda el cuerpo cuando piensa en el horizonte de compartir gobierno con ese partido?

–Creo en las políticas y en las actitudes del PP. No comparto en muchas ocasiones las declaraciones que se hacen desde otros partidos, pero hay líneas rojas para toda la vida y el PP está absolutamente comprometido con los derechos de las mujeres. Cada partido tiene su ideario y sus mensajes, pero durante estos años en este país se ha generado un ruido incoherente que ha llevado a una crisis social. No se puede enfrentar a las personas, estar en el blanco o negro de manera permanente y confundir a la gente. El pacto con Bildu es una de las grandes líneas rojas que nunca sobrepasaría cualquier persona con un mínimo de sensibilidad. Para gobernar les vale cualquiera y de cualquier forma, pero el peaje que tenemos que pagar a estas personas es altísimo, favoreciendo sus reivindicaciones y su territorio en perjuicio de los españoles .

–¿No se le podría aplicar ese argumento también al PP? Les sirve Vox.

–Estoy bastante centrada en las necesidades de la población y respeto muchísimo a quienes piensan diferente. Pero hablamos de un partido que no ha castigado ni ha hecho pública ninguna condena del terrorismo de ETA. Eso es insultante y no me parece comparable. Una cosa son las ideas que puedan tener determinadas personas en la cabeza y otra el respaldo a los responsables de la mayor matanza de nuestro país.

–Oyendo la campaña, ¿no es un poco injusto que el elector pueda percibir que se le está obligando a elegir entre Bildu y Vox?

–Mi máxima, que es la del presidente Feijóo, dice que el PP es un partido de gobierno y de Estado que está llamado a gobernar. Yo estoy pensando exclusivamente en las políticas que el PP quiere implementar. Feijóo no pudo ser más claro en el debate. Firmó, y pidió a Pedro Sánchez que también firmara, un compromiso para que gobierne el partido que gane las elecciones, pero el PSOE no acepta. Bildu y los independentistas son otra cosa, fundamentalmente porque no les importa España. Esa es la gran diferencia entre unos partidos y otros. Todos los demás estamos hablando de España, pero Bildu, ERC y los independentistas quieren utilizar el gobierno de la nación para exprimir el pacto y mejorar su territorio.

–En Extremadura no han cumplido su parte de ese compromiso.

–Feijóo lleva cuatro mayorías absolutas en Galicia y en ese tiempo siempre dejó claro al partido que cada autonomía tiene sus peculiaridades, sus salvedades y sus propios que conocen las necesidades de cada territorio. Lo pedía para él y como presidente ha dejado libertad para que cada responsable del partido valore las políticas necesarias y el modo de llevarlas a cabo. Un pacto que pueda ser aceptable en Extremadura no tiene por qué ser bueno para Asturias... Dicho eso, Vox también ha pactado con el PSOE en algunos ayuntamientos de España.

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