Agudizar el ingenio con espíritu europeo: doce alumnos de la Universidad de Oviedo cuentan sus experiencias tras volver de de Irlanda y Grecia

La iniciativa "ya está dando resultados en forma de proyectos conjuntos"

De izquierda a derecha, Alonso Pérez Hevia, Raquel Castañón González, Elsa Villa Fernández, Julio Menéndez Caro, Óscar Díaz Márquez, Sonia Rodríguez Huerta, Pablo García Ovies, Jonathan Aparicio Ruiz y Guillermo Díez Valbuena, ayer, en la biblioteca del edificio  histórico de la Universidad de Oviedo.

De izquierda a derecha, Alonso Pérez Hevia, Raquel Castañón González, Elsa Villa Fernández, Julio Menéndez Caro, Óscar Díaz Márquez, Sonia Rodríguez Huerta, Pablo García Ovies, Jonathan Aparicio Ruiz y Guillermo Díez Valbuena, ayer, en la biblioteca del edificio histórico de la Universidad de Oviedo. / Irma Collín

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

Una inmersión en Europa con la mirada ensanchada y un talante más abierto, o sea, universitario. Con una satisfactoria sensación de "objetivo cumplido" han regresado a Asturias los doce estudiantes de la Universidad de Oviedo que participaron en la segunda edición de los encuentros internacionales de la alianza europea "Ingenium", integrada por una decena de universidades europeas que se han unido para estudiar, investigar y trabajar en red.

En esta ocasión, la Senior Winter School –dirigida a alumnos de doctorado y máster– tuvo como escenario la Universidad de Creta (Grecia); mientras que la Junior Winter School –para estudiantes de grado– se desarrolló en la Universidad Tecnológica de Munster (Cork, Irlanda). Esta iniciativa, en la que también participan profesores en el papel de mentores, ha sido concebida como una oportunidad para fomentar la movilidad y ampliar el catálogo de intereses de los participantes.

"Han sido cinco días de intercambios y aprendizajes, en los que los irlandeses nos hicieron sentir como en casa y se aseguraron de que fuese un recuerdo inolvidable", destaca Raquel Castañón González, gijonesa de 20 años y alumna del doble grado Derecho y ADE. Para ella, la semana de movilidad en Cork ha sido "una experiencia para conocer a gente de otros países y los sistemas universitarios en los que estudian".

Guillermo Díez Valbuena, también gijonés de 25 años, prepara el doctorado en Ingeniería Mecánica. Define la estancia en Creta como "una gran oportunidad para compartir ideas con otros estudiantes de universidades muy distintas y con enfoques en la enseñanza muy variados". Este joven ingeniero destaca el valor de la experiencia "de cara a proyectos interdisciplinares", dado que en las sesiones "nos juntábamos con estudiantes de todas las ramas y resultó muy enriquecedor ver los distintos puntos de vista".

Sonia María Rodríguez Huerta, ovetense de 23 años, está cursando el doctorado en el programa de Biogeociencias, en el departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo. "He conectado con jóvenes investigadores de otras universidades europeas con los que seguramente en un futuro próximo colaboremos en proyectos con objetivos comunes". A su juicio, el lema de la Alianza Ingenium –"Conectar-Compartir-Aprender– "define muy bien la experiencia vivida en Creta".

Pablo García-Ovies Pérez tiene 24 años y reside en Oviedo. Estudia el grado de Ingeniería Informática del Software. "Tanto la convivencia con todos los demás estudiantes como el resto de actividades encajaron perfectamente. Hablé con todos mis compañeros y muchos de los tutores, y de todos me llevo una imagen y un recuerdo muy buenos", señala. Con relación al resto de compañeros de la Universidad de Oviedo con los que viajó a Cork, indica que "no conocía a ninguno antes de este viaje y ahora me llevo cuatro amigos para toda la vida".

Jonathan Aparicio Ruiz, de 24 años, es de Avilés y cursa el máster en Biotecnología del Medio Ambiente y la Salud. "Lo más enriquecedor ha sido la gente. En Creta tuvimos la oportunidad de trabajar en grupos interdisciplinares e interuniversitarios. Esto implica haber colaborado con gente no sólo de distintas áreas de conocimiento, sino también de diferentes ideas y culturas", enfatiza. Y agrega que "trabajar con gente de lugares diferentes siempre ayuda a ampliar el campo de visión, por decirlo de alguna manera, a la vez que ayuda a fomentar la curiosidad y la empatía".

La ovetense Elsa Villa Fernández, de 24 años, está haciendo un doctorado en Biomedicina y Oncología Molecular en el que investiga sobre enfermedades metabólicas como la diabetes y obesidad. Se muestra muy satisfecha de haber conocido a "estudiantes de otras universidades, saber que están haciendo y entablar relaciones que en un futuro puedan dar lugar a colaboraciones profesionales".

Julio Menéndez Caro, gijonés de 21 años, cursa cuarto de Comercio y Marketing. "Ha sido muy interesante conocer estudiantes de diversas disciplinas y de múltiples países. Tanto los talleres como las charlas fueron, en general, dinámicas y con contenidos interesantes y accesibles para todos, independientemente del campo de estudio del que vinieras", asevera.

Óscar Díaz Márquez, de 21 años y residente en Gijón, estudia el doble grado de Ingeniería Civil e Ingeniería de los Recursos Mineros y Energéticos. Describe su estancia en la Universidad Tecnológica de Munster como "muy enriquecedora y una gran oportunidad para conocer estudiantes de otras nacionalidades y culturas".

Entre los docentes de la Universidad de Oviedo que han participado en el programa figura Javier Fernández-Río, catedrático en el departamento de Ciencias de la Educación y director del área de Extensión Universitaria. A su modo de ver, la bandera programática de Ingenium –en inglés "Connect, Share and Learn"– "resume perfectamente" lo que ha sido "una experiencia muy enriquecedora para estudiantes y mentores, que ya está dando resultados en forma de proyectos conjuntos entre universidades".

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