Fernández-Vega, "Manzana de Oro" del Centro Asturiano de Madrid: "Fiándonos de nuestras propias fuerzas saldremos adelante"

"Necesitamos un poco de colaboración de los políticos, o al menos que no pongan obstáculos", pide el oftalmólogo al recibir el galardón

"Somos asturianos. Soy asturiano. Y decir esto es mucho decir, sobre todo si se hace entre estas paredes, en una entidad que lleva desde el año 1881 dando fe de lo que significa nacer y querer a Asturias. Yo, como creo que muchos de ustedes, lo sé muy bien". Luis Fernández-Vega Sanz (Oviedo, 1952), director del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, líder de la cuarta generación de una destacada saga de oftalmólogos asturianos, recibió ayer el galardón la "Manzana de Oro", que le otorgó el Centro Asturiano de Madrid en lo que fue una demostración de asturianía en la capital.

Fernández-Vega recibió este premio ante cientos de invitados –empresarios, políticos, académicos y rostros muy conocidos de todo tipo de ámbitos– en la sede social de la institución, en pleno centro de Madrid, pero lo hizo mirando a Asturias, a la que analizó en un largo y medido discurso, en el que no faltaron muchas claves políticas sobre el rumbo de la región.

"Siempre intenté que mi trabajo, y el de todos los profesionales que han colaborado conmigo, muchos de ellos miembros de mi familia, tuviera repercusión en el Principado. Y lo hicimos por varias razones: porque queríamos abrir nuestra tierra al mundo, participar en su engrandecimiento, su progreso y desarrollo. También para luchar contra su aislamiento secular, esa dificultad que Asturias lleva arrastrando siglos y que tanto preocupó a Jovellanos", aseguró el director del Instituto Oftalmológico, referencia a nivel nacional –135 años de historia desde la primera consulta, 250 profesionales y un 70 por ciento de los pacientes que acuden de fuera de la región– y para Fernández-Vega "símbolo de todo lo que para nosotros significa nuestra profesión: vocación, sacrificio, entrega, dedicación intensa y gratificante".

El también expresidente de la Fundación Princesa de Asturias declaró sentirse "profundamente orgulloso de mi tierra, de ese Principado pequeño y maravilloso que mira al mundo siempre con enorme curiosidad y sentido de la unidad. De una tierra que, como no me canso de repetir, está profundamente arraigada en la historia de España, de la que forma parte indisoluble con absoluta lealtad".

El ovetense destacó a su vez la labor de la Fundación Fernández-Vega, "volcada en cuidar la salud ocular de los colectivos más desfavorecidos" y tuvo un discurso positivo sobre el futuro de la región, aunque lanzó un mensaje a los políticos. "Nada nos condena a no salir adelante si lo fiamos a nuestras propias fuerzas más que a la autoflagelación fruto de las dificultades que sin duda existen, pero que son franqueables en la mayoría de los casos. Solo necesitamos un poco de colaboración por parte de los políticos, al menos que no nos hagan más difícil nuestro trabajo y no nos pongan obstáculos en el camino", recalcó el oftalmólogo, que destacó que "esta Manzana tan nuestra que ahora recibo se suma por derecho propio a los mayores reconocimientos de los que he sido objeto a lo largo de una ya dilatada carrera profesional", indicó.

Fernández-Vega se sentó en la mesa de un repleto salón junto con Alfredo Martínez, ovetense, actual embajador de España en Canadá y ex jefe de protocolo de la Casa Real; Gimena Llamedo, vicepresidenta del Principado; Valentín Martínez-Otero, presidente del Centro Asturiano y Francisco Rodríguez,, fundador y presidente Industrias Lácteas Asturianas. Martínez fue el encargado de presentar la figura de Fernández-Vega, al que destacó como "una de las personas más completas que jamás haya conocido". Dejó una frase que causó sonrisas en la sala: "Del mar, el mero, de la tierra el cordero y de la oftalmología, los Fernández-Vega".

Francisco Rodríguez destacó su orgullo por el premio que recibía el oftalmólogo ovetense: "Nunca he visto este salón como hoy y me produce una emoción tremenda". Gimena Llamedo dijo por su parte que "tenemos mucha suerte por tener a los Fernández-Vega y sé de lo que hablo, porque soy paciente desde los siete años", mientras que Martínez-Otero indicó que para el Centro Asturiano de Madrid "es un honor otorgar este premio a una persona que representa la excelencia".

De la moto de Aguirre a la especial atención de Alicia Koplowitz

Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, fue de las últimas en llegar. "Pero si tardé cinco minutos, vine en moto, aparqué ahí fuera", dijo nada más llegar, disculpándose de ante mano porque antes de acabar el acto tenía que acudir a un funeral. Aguirre fue uno de los muchos rostros conocidos que se vieron ayer en el Centro Asturiano de Madrid, en el acto de entrega de la "Manzana de Oro" a Luis Fernández-Vega, que estuvo arropado por su familia. Entre otros su mujer, Victoria Cueto-Felgueroso Botas; sus hijos Luis y Andrés Fernández-Vega Cueto Felgueroso o su hermana, Maite Fernández-Vega.

Hubo empresarios de primer nivel, como Ignacio Galán, presidente de Iberdrola o José Bogas, su homólogo en Endesa, así como Orlando Alonso, presidente de Windar o Cristina Álvarez Guil, miembro del consejo de administración del Corte Inglés, además de Javier Vega de Seoane. Tampoco se lo perdió Manuel Menéndez, ex consejero delegado de Unicaja, que siguió de pie el acto porque no había ni un sitio libre, al igual que Pablo Junceda, director general del Sabadell Herrero, que acabó encontrando asiento. De hecho, el Centro tuvo que habilitar una sala en otra planta para que decenas de personas siguiesen el acto por una televisión. En total hubo más de 200 invitados.

También estuvo José Manuel Soria, ex ministro de Industria con Rajoy, que se fundió en un gran abrazo con el Padre Ángel, otro fiel. Soria llegó al acto junto a Carlos Fitz James-Stuart, actual Duque de Alba. Ambos se sentaron al lado de Carlos Paniceres, presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, que saludó cordialmente a Alberto González, secretario general de FADE.

La empresaria Alicia Koplowitz estuvo muy atenta a los discursos, sentada cerca de Matías Rodríguez Inciarte, expresidente de la Fundación Princesa de Asturias, cargo que también ocupó Luis Fernández-Vega. Ana Isabel Fernández Álvarez, la actual presidenta, también se desplazó al centro de Madrid.

Hubo mucha presencia académica que acudió para dar calor a Fernández-Vega. Manuel Villa-Cellino, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, presidente de la Fundación Antonio Nebrija y del Consejo Rector de la Universidad Nebrija de Madrid, no se perdió la entrega de un galardón que él mismo recibió hace varios años. Estuvo acompañado de José Muñiz, actual rector. También siguió el acto José Manuel Vaquero, consejero de Prensa Ibérica. La baja de última hora fue la de José Luis Martínez-Almeida, que iba a acudir con su mujer, Teresa Urquijo, pero que finalmente no pudo estar presente: había avisado que su agenda estaba marcada por la actual campaña electoral de las europeas. Sí estuvo Blas Herrero, conocido empresario, sentado cerca de Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente del Gobierno.

El acto fue ameno y dinámico y acabó con el himno de Asturias a ritmo de la gaita, que cantó todo el salón, incluidos los que no eran asturianos.