La diabetes, un reto de altura en Torrecerredo

El aragonés Arturo Carvajal cumple en los Picos su sueño de coronar las cimas más altas de España para demostrar que la enfermedad es compatible con el deporte: "Se debe adaptar a ti, no tú a ella"

Arturo Carvajal, en la cima de Torrecerredo.

Arturo Carvajal, en la cima de Torrecerredo. / A. C.

Mariola Riera

Mariola Riera

Plantar cara a la diabetes tipo 1 que padece es, para el aragonés Arturo Carvajal, todo un reto de altura. Literal. Porque, lejos de permitir que la enfermedad le impida practicar una de sus pasiones, el montañismo, ha optado por todo lo contrario: conjuntar ambas cosas. Está inmerso desde enero de 2023 en el reto "16 cimas con diabetes", que consiste en subir la cima más alta de cada comunidad autónoma para "dar visibilidad a la enfermedad y demostrar que es posible subir montañas llevando un buen control de la dolencia". Su último ascenso le ha traído a tierras asturianas, ya que acaba de escalar con sus amigos –algunos también con diabetes– el techo del Principado, el Torrecerredo (2.648 metros), además del Torreblanca (2.617 m), en las vecinas comunidades de Castilla y León y Cantabria.

Estudios asturianos

"Mi idea era acabar el año pasado en julio. Pero, caprichos del destino, me rompí el tendón de Aquiles en junio y me quedaron cuatro cumbres pendientes", explica Carvajal a LA NUEVA ESPAÑA. Asturias no le es territorio extraño, más bien todo lo contrario, ya que en la Universidad de Oviedo estudió Fisioterapia. De hecho, fue hace cinco años, al regresar a su casa en Barbastro tras licenciarse, cuando le detectaron la diabetes. "Desde entonces tuve que aprender a funcionar como un páncreas para mantener estables los niveles de azúcar en sangre. Aprendí a contar hidratos de carbono, calcular las dosis de insulina rápida para cada momento del día, conocer la lenta que debo administrar y gestionar la glucemia cuando trabajo, hago ejercicio e, incluso, cuando conduzco", describe.

Una vez que asumió que era diabético le invadió el miedo "a no saber gestionarlo y a no poder realizar el deporte que hacía antes: subir montañas, montar en bici, nadar, etcétera, por si me producía una hipoglucemia extrema". Pero eso no le paralizó, como él mismo explica: "Soy consciente de que este miedo es producido por la falta de conocimiento, ya que, aprendiendo cómo reacciona la diabetes en tu propio cuerpo y con un buen endocrino y enfermero especializados, se puede realizar cualquier tipo de actividad con seguridad".

Arturo Carvajal y Carlos Portolés, «Porto», ante el Picu Urriellu. | A. C.

Arturo Carvajal y Carlos Portolés, "Porto", ante el Picu Urriellu. / A. C.

Dicho y hecho. Ahora quiere "inspirar a otras personas" para que la enfermedad no las paralice ni les limite en su día a día en sus aficiones y costumbres. La cuestión es, explica, que la diabetes "se adapte a ti, no tú a ella". Todo lo que hace lo relata en su cuenta de Instagram: @diabetes_de_altura.

Así las cosas, Arturo Carvajal predica con el ejemplo. En 2023 completó las ascensiones a Peñalara (Madrid), San Lorenzo (La Rioja), Alto de las Barracas (Comunidad Valenciana), Pico del Obispo (Murcia), Pico del Lobo (Castilla-La Mancha), El Torreón (Extremadura), Puig de Masanella (Islas Baleares, Aketegi (País Vasco), Peña Trevinca (Galicia), Pica d’Estats (Cataluña), Teide (Canarias) y Mulhacén (Andalucía).

Tras el parón obligado por la rotura del talón de Aquiles, volvió a la montaña. La reciente experiencia en los Picos de Europa ha sido inmejorable para Carvajal y sus amigos. "El primer día hicimos una aproximación desde Sotres hasta el refugio del Jou de los Cabrones. La ruta estuvo empañada por un error del medidor continuo de glucosa que al final se solucionó, y, además, tuvimos la suerte de ver el sol", describe. El segundo día tocó subir a Torrecerredo: "Llovía y la ascensión requería mucha concentración y prudencia por el terreno mojado, baja visibilidad y mucha trepada para llegar y bajar de la cima". De ahí se fueron al refugio del Urriellu y sobre la marcha optaron por coronar desde allí Torreblanca. "Suponía sumar muchos kilómetros a la ruta, pero estábamos fuertes para intentarlo y había parado de llover La glucosa la mantuve muy bien durante toda la ruta, fui comiendo cada hora hidratos de carbono y ajusté la insulina, inyectándome menos cantidad para mantenerla estable. Entre los dos días sumamos 45 km y 4.000 metros de desnivel positivo", apunta.

El aragonés está a punto de completar su reto, pues en julio prevé subir La Mesa de los Tres Reyes (Navarra) y el Aneto, en su tierra natal, como colofón. "La satisfacción de completar estas ascensiones después de la lesión ha sido enorme. Y espero seguir inspirando a más personas con diabetes a realizar el deporte que les guste", concluye.

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