Entrevista | Arantxa Freije Ganadera y presidenta de APEA (Asociación de Productores Ecológicos de Asturias)

"Somos esclavos de las subvenciones, pero sin ellas estaríamos abocados al cierre"

"Existe una clara preocupación con la fauna salvaje, sobre todo en la reciella en los Picos, donde hay bajas todos los días; la protección del lobo en el Lespre no nos ayuda nada"

Arantxa Freije, con una de las vacas de su ganadería, en San Martín de Oscos.

Arantxa Freije, con una de las vacas de su ganadería, en San Martín de Oscos. / LNE

Arantxa Freije se convirtió en ganadera el día en que su suegra se jubiló como tal. Vivía en Oviedo y tras casarse se trasladó con su marido a su casa en San Martín de Oscos. Tiene dos explotaciones de Asturiana de los Valles, una a su nombre y otra a nombre de su marido. Una en modo convencional y otra en ecológico. "En convencional tenemos 210 animales y 78 en ecológico", señala esta ganadera que, además, es la presidenta de la Asociación de Productores Ecológicos de Asturias (APEA), de reciente creación y que, además de ganadería en ecológico, también abarca a todo tipo de productores en ecológico inscritos en el Copae.

–¿La ganadería es la única salida laboral en su concejo?

–La verdad que es muy difícil encontrar trabajo aquí. En San Martín de Oscos el 90 por ciento de la gente está dedicada a la ganadería o a actividades relacionadas con ella, el turismo está muy poco explotado. Aquí otras salidas laborales que pueden surgir, y contando con la población mayor que queda, es trabajar como ayuda a domicilio o en residencias.

–¿Cuánta gente forma parte ya de APEA?

–Esta es la primera asociación que abarca todos los productores. En la directiva somos ocho personas. Ya hay inscritos 30 productores, pero cada vez son más los que se nos van sumando en toda la región. Nos gustaría que la dinámica de su funcionamiento la marcasen los socios. Como productores y cada uno en lo suyo, en su campo, son los que mejor conocen los déficits que tenemos en la producción ecológica en Asturias.

–¿Cuáles son los principales objetivos de la Asociación?

–Nos hemos unido unos cuantos, sobre todo para lograr una mayor interlocución con la Administración, además de hacer fuerza y promocionar y dar a conocer nuestra producción. Creemos que hay una desinformación al consumidor. La gente no es consciente de la trazabilidad y el trabajo que lleva un producto ecológico. Es un producto muy mimado y cuya producción es pequeña, no se puede hacer a gran escala; es especial y necesitamos que los consumidores sean conscientes de ello.

–¿Qué es lo que piden a la Administración para que el consumidor conozca bien lo que es un producto ecológico ?

–Les pedimos acuerdos de colaboración, por ejemplo en temas educativos. Por ejemplo se me ocurre, no sé, hacer campañas informativas sobre los productos ecológicos en sí mismos, implementando por ejemplo unos días, o una semana, en los comedores escolares, para reconocer la importancia que tiene un producto que no lleva químicos. Con ello no quiero decir que la producción convencional no sea saludable, ni mucho menos, sino que el ecológico debe estar diferenciado porque no se puede producir a gran escala por los costes que tiene.

–¿Cuáles son hoy las principales preocupaciones del sector ganadero en Asturias?

–Existe una clara preocupación con el tema de la fauna salvaje y los daños que ocasiona, sobre todo en la reciella de los Picos de Europa, que tienen bajas todos lo días, y la protección del lobo en el Lespre no nos está ayudando nada. Los rebaños de cabras y ovejas llegarán a ser los que se extingan y, con ellos, ese paisaje tan bonito que generan, dejará de serlo. Se está dando mucho auge al relevo generacional y cuando los jóvenes se meten en ello se encuentran diversas trabas que acaban instalándolos en la desilusión en la actividad.

–¿Por ejemplo?

–Por ejemplo, no puede ser que para hacer mejoras en sus instalaciones las licencias estén paradas 10 meses en los despachos, llegando a los límites para cumplir los plazos de primera instalación. Tampoco puede ser que se soliciten los derechos a la Reserva Nacional y llegue la siguiente campaña de la PAC y aún no sepan si se les han asignado derechos o cuántos les corresponde, y sin cobrar un solo duro durante ese año. Muchos de ellos tienen dedicación exclusiva en los compromisos y no tienen más fuentes de ingresos.

–¿Entonces hay o no hay relevo generacional?

–Los que cogen el relevo es porque ya tienen unos cimientos en casa, una base territorial, una ganadería heredada, pero no son suficientes. Empezar de cero, hoy, me parece imposible. Por otra parte las explotaciones cada vez son más grandes porque, para poder ser rentables, estas necesitan de una subvención que va ligada a las hectáreas que manejes, así que lo que se consigue es tener mayor número de hectáreas y menos ganaderos, porque estos no dejan sitio a otros. Y luego, además, hay que garantizar las condiciones de vida en los pueblos, con un acceso a la vivienda, a la sanidad y a la educación, además de a la tierra.

–¿Subvenciones sí o subvenciones no?

–La verdad es que somos esclavos de las subvenciones, pero es que sin ellas no seríamos rentables, estaríamos abocados al cierre, con lo cual las subvenciones tienen que existir porque, entre otras cosas, lo que producimos no está valorado como se debería valorar. Tenemos un enorme problema con la burocracia. Al final no podemos trabajar como queremos, sino como nos dicen que trabajemos.

–¿Qué le pediría al Principado como inmediato, para el campo?–

Les pediría toda la cercanía y empatía posibles con los productores. Que escuchen nuestras demandas y que vean cuáles son nuestros problemas, y entre todos buscar soluciones. Al fin y al cabo somos los que alimentamos al mundo.

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