El juicio de los antecesores en el cargo de delegado del Gobierno en Asturias: "Requiere sentido institucional y objetividad"

Mercedes Fernández (PP): "Exige servir al interés general"

Antonio Trevín (PSOE): "Tiene importancia para la región"

El juicio de los antecesores en el cargo de delegado del Gobierno en Asturias: "Requiere sentido institucional y objetividad"

El juicio de los antecesores en el cargo de delegado del Gobierno en Asturias: "Requiere sentido institucional y objetividad"

Pablo Álvarez

Pablo Álvarez

En Asturias, hasta la fecha, ha habido nueve delegados del Gobierno: siete hombres y dos mujeres. Adriana Lastra Fernández será la décima.

Cinco eran del PSOE y cuatro del PP. De los nueve, uno ha fallecido: Manuel Ponga Santamarta. El primer delegado del Gobierno, Obdulio Fernández González (PSOE) cumplirá 92 años el próximo 25 septiembre). Francisco González Zapico (PSOE) y Mariano Marín Albi (PP) tuvieron periodos de gestión muy breves: en ambos casos, de menos de tres meses.

González Zapico estuvo en el cargo del 14 de octubre de 2011 al 5 de enero de 2012, último tramo del mandato nacional de José Luis Rodríguez Zapatero. Accedió al mismo para relevar a Antonio Trevín cuando éste dimitió para ser el cabeza de lista del PSOE por Asturias en las elecciones generales, en las que obtuvo escaño.

Marín Albi lo ocupó del 22 de marzo de 2018 al 15 de junio de 2018. Se vio apeado cuando Pedro Sánchez impulsó una moción de censura victoriosa contra el Gobierno de Mariano Rajoy.

Importante y difícil

"Es un cargo importante en la estructura de la Administración General del Estado y tiene rango constitucional. Es de difícil desempeño y requiere vocación de servir al interés general", explicó ayer a este periódico Mercedes Fernández González, la primera mujer que accedió a este puesto en Asturias (estuvo desde el año 2000 hasta el 2004). Y añade la hoy diputada nacional: "Recuerdo que renuncié a la presidencia del PP de Gijón el mismo día que me nombraron; me pareció que podía empañar mi necesaria objetividad". Mercedes Fernández desea a la futura delegada del Gobierno, Adriana Lastra, "acierto en su desempeño".

Entre tanto, el socialista Antonio Trevín Lombán destaca las tres facetas del cargo: "representar, coordinar y gestionar". Y desgrana cada uno de estos cometidos. Por una parte, "representas al Gobierno de España, que en un Estado Autonómico adquiere especial significación para visibilizar la presencia del Estado en la comunidad y la pertenencia de Asturias al mismo".

Desde dicho cargo, agrega Antonio Trevín, "se coordinan las diferentes competencias que el Gobierno de España mantiene en el territorio". Unas "de gran peso para Asturias", como las pensiones, la recaudación de impuestos estatales o las infraestructuras del Estado. Otras "más residuales" debido a las amplias prerrogativas de los ejecutivos autonómicos, como en educación; agricultura, ganadería y pesca; cultura; o sanidad.

Por último, señala el expresidente del Principado, "se gestionan competencias de gran importancia en materia de seguridad, tanto las de seguridad ciudadana que competen a Policía y Guardia Civil, como la gestión del Centro Penitenciario de Asturias".

Relación leal

"Es, por tanto, un cargo de especial importancia en Asturias", concluye Antonio Trevín, quien resalta que el delegado del Gobierno es la tercera autoridad en el rango interno de una comunidad autónoma, sólo por detrás del presidente del Consejo de Gobierno y del presidente de la Asamblea Legislativa (en el caso de Asturias, la Junta General).

Trevín subraya que el ejercer el cargo de delegado del Gobierno requiere "un alto sentido institucional, manteniendo una relación leal con el Gobierno del Principado y los 78 ayuntamientos asturianos".

"Abrirse al diálogo con la sociedad asturiana y sus organizaciones", una de las claves

Haciendo un poco de historia, se observa que la figura de los delegados del Gobierno en las comunidades autónomas tuvo una primera regulación en un real decreto promulgado en 1980 bajo la denominación de "gobernadores generales". En esa primera fase, tenían un poder superior al actual: se les reconocía precedencia en todos los actos oficiales sobre cualquier otra autoridad con jurisdicción, salvo que asistiera el presidente del consejo de gobierno de la comunidad autónoma, en cuanto le correspondiera la representación ordinaria del Estado en la misma.

Según ha apuntado Mariano Bacigalupo Sagesse, profesor de Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED),"el artículo 7 del citado real decreto establecía una serie de atribuciones que, en cierto modo, venían a atribuir a los delegados del Gobierno una velada posición de control más que de coordinación. De ahí que tanto en ámbitos políticos como doctrinales se objetara pronto la constitucionalidad de dicha regulación".

Representar, coordinar y gestionar en amplias materias, desde pensiones a seguridad, entre las competencias

Las "reacciones adversas" provocadas por la normativa primigenia "determinaron que, una vez producido el cambio de Gobierno a finales de 1982, se iniciaran inmediatamente los trabajos conducentes a un desarrollo legal del artículo 154 de la Constitución Española", prosigue Bacigalupo.

Estos trabajos dieron lugar a la Ley 17/1983, de 16 de noviembre, de Delegados del Gobierno en las Comunidades Autónomas. En ella "se optaba definitivamente por la denominación de delegado del Gobierno (esto es, se suprimía la anterior nomenclatura de gobernadores generales) y se revisaban (a la baja) sus funciones". Los delegados dependen de la Presidencia del Gobierno. Corresponde al ministro de Administraciones Públicas dictar las instrucciones precisas para la correcta coordinación de la Administración General del Estado en el territorio, y al ministro del Interior imparte las relativas a las libertades públicas y la seguridad ciudadana.

El rango del delegado del Gobierno se equipara con el de subsecretario.

Antonio Trevín indica que lo que representa, coordina y gestiona la persona que desempeña el cargo de delegado del Gobierno "simboliza aspectos que influyen decididamente en la vida diaria de los asturianos". Y apostilla que "tiene que ser una Delegación abierta al diálogo con la sociedad asturiana y sus organizaciones patronales, sindicales y sociales".

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