Todas las claves del regreso de Adriana Lastra a la primera línea política y con su primer cargo institucional

El vuelta de la riosellana "echa por tierra su supuesta mala relación con Sánchez", según la FSA, y anticipa choques con la oposición desde la Delegación del Gobierno

Adriana Lastra, durante una rueda de prensa que ofreció el pasado mes de octubre.

Adriana Lastra, durante una rueda de prensa que ofreció el pasado mes de octubre. / LNE

El regreso de la socialista Adriana Lastra a la primera línea como nueva delegada del Gobierno en Asturias ha agitado el tablero político asturiano. Aunque se trata de un movimiento ajeno sobre el papel al Ejecutivo regional de Adrián Barbón, ya que depende del presidente del Gobierno central Pedro Sánchez, el ascenso de la riosellana, que será la tercera autoridad en la región, se interpreta en círculos cercanos al Principado y también en la oposición como un movimiento clave en la actual legislatura autonómica. Un claro mensaje de los socialistas de cara a los tres años que restan hasta las próximas elecciones autonómicas.

Nadie duda de que Lastra adquirirá un papel relevante, con presencia en el día a día y más influencia en la estrategia política en su nuevo puesto en delegación del Gobierno sin perder el peso actual en la Federación Socialista Asturiana (FSA), donde seguirá siendo vicesecretaria. Compaginará ambos cargos. Su retorno también ha tenido mucho eco en Madrid después de su salida de Ferraz, en julio de 2022. Lastra vuelve, con todo lo que ello implica.

De la mano con "Pedro". Adriana Lastra, uña y carne con Sánchez y uno de sus principales apoyos políticos y personales en la vertiginosa carrera política del presidente del Gobierno, se distanció del jefe del Ejecutivo en el año 2022. Al menos físicamente: la asturiana hizo el viaje de vuelta a Asturias desde Madrid, cuando el PSOE llevaba más de dos años al frente del Gobierno. Lastra era en aquel momento una mandamás en la dirección del partido desde Ferraz. Su influencia era de sobra conocida. Participó en las negociaciones al más alto nivel para la formación del primer gobierno de coalición de la historia de España en democracia, en aquel momento con el Podemos que lideraba Pablo Iglesias.

En un día de julio, como ahora, dejó su cargo como vicesecretaria general del PSOE, argumentando motivos personales. Sus detractores siempre desconfiaron de aquella salida, apuntando a un "castigo" del Presidente. Aunque es cierto que el movimiento nunca se explicó del todo, ella siempre negó la mayor. Lastra tenía un embarazo de riesgo, necesitaba tranquilidad y su prioridad era regresar a Asturias.

Entonces pasó a un segundo plano, ocupando un cargo en la FSA, centrándose en asuntos orgánicos del partido en Asturias y estando siempre cerca de Adrián Barbón, su gran aliado. Pese a la distancia, Lastra siguió manteniendo contacto habitual con Sánchez (le sigue llamando Pedro, su nombre de pila), que la sondeó en marzo de 2023 para ser ministra. La riosellana no aceptó por los mismos motivos familiares. Ya era madre, pero buscaba otra hija y quería seguir en la región. Así fue.

Meses después sí dio luz verde a ser cabeza de lista por Asturias para las generales y ahora acepta el encargo de Sánchez de suceder a Delia Losa en la Delegación del Gobierno. Será su primer cargo institucional, aunque para su entorno también tiene una parte simbólica. "Este movimiento echa por tierra los argumentos de quienes decían que Sánchez se llevaba mal con Adriana y, por consiguiente, con Barbón", explican en los círculos cercanos a la dirección de la FSA. Si es que hubo heridas, ahora parecen cerradas. Y había claros indicios de cercanía, ya que en cada visita de Pedro Sánchez a Asturias el Presidente sacaba a relucir su buena relación con Lastra, que ahora será su representante oficial en la región.

Un perfil antagónico a Delia Losa. Adriana Lastra, de 45 años, nada tiene que ver en lo político, pese a compartir siglas, con Delia Losa, de 69, que dejará su cargo de delegada del Gobierno. La riosellana está bregada en la política nacional de Madrid, en unos tiempos en los que se busca marcar un relato claro, en un contexto de la tan cacareada polarización que se vive en Madrid en torno al Congreso, aunque mucho menos en las autonomías.

Lastra está acostumbrada a ir al choque con el PP y, por supuesto, con Vox. Losa, en su etapa, se caracterizó por llevar el cargo de forma tranquila, lo que también le granjeó críticas de sus rivales. En cualquier caso, en la despedida, todos le reconocieron su valía personal. "Es una buena paisana", dijo Álvaro Queipo, líder del PP, sobre la mierense.

Cuesta imaginar a un dirigente popular diciendo lo mismo sobre Adriana Lastra. En la derecha saben que la dirigente será un ariete del Ejecutivo, con mucha más visibilidad que Losa, y que en Delegación habrá batallas que librar que hasta ahora no tenían lugar. También será interesante observar cómo torea Lastra en el cargo cuando el Gobierno asturiano tenga que pedir cuentas en La Moncloa. En la pasada crisis con el Ministerio de Transportes de Óscar Puente, Losa optó por un claro perfil bajo. Nada dijo de aquel importante choque. Lastra, en cambio, no es de las que se quedan calladas.

La interlocución con la Moncloa. Una de las críticas habituales al Ejecutivo de Adrián Barbón es su "escasa influencia" en Madrid. "No pinta nada", le suelen decir los grupos de oposición en la Junta. Internamente, en el Gobierno regional preocupa que cale esa visión, que el presidente del Principado siempre niega e intenta desmontar, especialmente cuando visita la región algún miembro con peso del Gobierno central. El regreso de Adriana Lastra a primera línea es, según la visión del Principado, una clara ventaja para comunicarse con La Moncloa, teniendo en cuenta la experiencia política de la asturiana. "Tendremos una interlocución privilegiada", aseguró Alejandro Calvo, consejero de Fomento y muy vinculado a la propia Lastra.

La futura Delegada, defienden en el Gobierno regional, tiene trato habitual con la mayoría de los ministros y también con los diputados, y conoce a la perfección los entresijos del funcionamiento del aparato administrativo, lo que supondrá, en la visión del Principado, una clara ventaja de cara a satisfacer las necesidades de la región y tener claras las prioridades.

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