El paso económico de Barbón: el plan para crear una oficina dedicada a captar inversiones marca el rumbo del Gobierno en su primer aniversario

En un año que ha estado marcado por las infraestructuras y también por la pujanza del turismo, muchas voces echaron de menos mayor impulso en las inversiones

Adrián Barbón.

Adrián Barbón. / Irma Collín

Adrián Barbón cumple hoy, 19 de julio, un año al frente del Ejecutivo asturiano en el que es segundo mandato como presidente del Principado, cargo al que accedió en 2019. Lo hace en un contexto con novedades en ciernes. El lunes se completa la segunda fase de la alta velocidad, se espera un verano muy potente para el sector turístico y la primavera finalizó con tres grandes proyectos de la legislatura en marcha: la ley de proyectos estratégicos, la reforma de la ley del turismo y la ley de Reto Demográfico, todas ellas con el sello de Gimena Llamedo, vicepresidenta que desde este domingo será presidenta en funciones por las vacaciones del jefe del Gabinete, que volverá a su despacho el 1 de agosto.

Parecen algo lejos ya, al menos de momento, las turbulencias del inicio de la legislatura. La inesperada crisis de Gobierno y la creación de una "superconsejería" que duró unas horas, los rifirrafes con Izquierda Unida, las diferencias con el alcalde de Siero, Ángel García, "Cepi", por la llegada de Costco, el choque con Óscar Puente por el retraso de los Avril y alguna marejada interna pillada a tiempo en la Federación Socialista Asturiana (FSA). El verano pues se afronta con relativa calma en el Ejecutivo, que también ve con buenos ojos el ascenso de Adriana Lastra a delegada del Gobierno.

Por eso, para varios actores con influencia en la región, también de dentro del Gobierno regional, los meses de verano que quedan son idóneos para dar "el paso pendiente", que pasa por la creación de una Oficina Económica adscrita a Presidencia y que se ocupe de gestionar los grandes asuntos y la captación de inversiones, ejerciendo la coordinación entre las diferentes áreas del Gobierno. Que el propio Barbón, en una reciente entrevista con LA NUEVA ESPAÑA, se abriese a impulsarla en lo que queda de legislatura ha sido bien recibido por empresarios y economistas, que llevan tiempo reclamando una figura similar. ¿Las ventajas que tendría? Una mayor coordinación y también dar al Gobierno regional un viraje hacia un perfil más económico, algo que ya está sucediendo, ya que el Presidente tiene cerca de su equipo a profesionales con conocimiento en ese sector.

De un tiempo a esta parte, en un año que ha estado marcado por las infraestructuras y también por la pujanza del turismo, muchas voces echaron de menos mayor impulso en las inversiones. No son pocos los empresarios que coinciden al comentar que "hace falta un interlocutor claro al que acudir para hablar de grandes proyectos". Ese lugar lo ocupó en la pasada legislatura Juan Cofiño, con un perfil muy diferente a Gimena Llamedo. Barbón ha mirado a su izquierda (geográfica), a Galicia, donde tienen dos oficinas económicas: una para centralizar las inversiones que tienen que ver con la Xunta y otra del presidente Alfonso Rueda, del PP, que tiene una gran relación con su homólogo en Asturias. Quizá por ahí vayan los tiros. La jugada tampoco levantaría ampollas en la oposición. Hasta Vox considera que es necesario un instrumento similar, aunque inmediatamente cargue contra Barbón. ¿Cuáles son los inconvenientes? "Podría haber duplicidades", advierten desde círculos empresariales.

En la actualidad hay varios puestos que tienen relación con la coordinación de las empresas. Está Ignacio Iglesias, director general de Empresas, que depende de la Consejería de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, de Borja Sánchez. También David González, el director de la Agencia de Ciencia, Competitividad Empresarial e Innovación Asturiana (Sekuens), figura de peso y directivo ágil y destacado en varias gestiones clave de esta legislatura. El presidente y la vicepresidenta de Sekuens son el consejero Borja Sánchez y la consejera Nieves Roqueñí, a cargo de Industria.

El viceconsejero de esta última es Isaac Pola, que también tiene voz en asuntos económicos. La Oficina Económica sería un organismo que debería poner de acuerdo a todos, por eso el temor es que, si Barbón la pone en marcha, quedase desdibujada entre el armazón burocrático del Gobierno. Por eso se insiste en que la Oficina asturiana tiene que ser ágil y efectiva. Sekuens ya marcó el camino a seguir. El Presidente se lo está pensando.

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