Asturias exporta talentos

Pelayo Alonso: "Hay que convertir los complejos en oportunidades"

"Asturias debe promover el turismo activo y sostenible, pero también invertir en educación y tecnología", asegura el líder en España de una consultora internacional de comunicación

Pelayo Alonso, en su despacho de Madrid.

Pelayo Alonso, en su despacho de Madrid. / LNE

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Pelayo Alonso (Madrid). Nació en Moreda de Aller en 1981. Es actualmente director general en España de Edelman, la consultora de comunicación número uno del mundo, con más de 6.000 empleados y la primera en superar los mil millones anuales de facturación. Este año ha sido reconocido como el segundo profesional más admirado de España en el sector de la asesoría de comunicación. «Todo va muy rápido. Hay que abrir bien los ojos y mirar a todos lados», aconseja.

Pelayo Alonso es el segundo profesional más admirado de España en el sector de la asesoría de la comunicación. Así que sus consejos valen su peso en oro. Tomemos nota: ¿qué debe hacer alguien para dedicarse a su profesión? "Lo primero de todo es que lo haga. Que no renuncie. Que ponga empeño. Que se forme, que viaje, que aprenda idiomas. Que salga de Asturias, pero también de España. Que acumule experiencias, que conozca a mucha gente. Cuanto más distinta y diversa, mejor. Que viva. Competimos en un mundo global. No hay fronteras ni cupos a la hora de seleccionar perfiles. La formación académica es importante, pero la vital también. Poner ganas, trabajar mucho, ser honesto y sobre todo no achicarse nunca. Eso puede compensar la diferencia entre un alumno del más ilustre internado británico y uno salido de un colegio público de la cuenca minera. El aprendizaje continuo y la actualización constante son fundamentales".

El primer fracaso sabía a cereza: "Con 13 años mi profesor me llevó a un concurso de redacción. Participaban niños de diferentes colegios de Asturias y dos compañeras y yo nos plantamos en el Instituto Aramo de Oviedo emocionados y nerviosos. Nos regalaron un bolígrafo y una muestra del que iba ser un nuevo y revolucionario lanzamiento: la Cherry Coke. La cola con sabor a cereza fue un fracaso y pasó sin pena ni gloria. Mi redacción también. Pero treinta años más tarde sigo teniendo muy presente el tema sobre el que tuvimos que escribir y que nos desvelaron allí mismo: ‘Aprender de todo, aprender de todos’. Estoy tremendamente agradecido a quien se le ocurrió aquel enunciado, porque ha sido un mantra que me ha acompañado desde entonces".

Allerano orgulloso: "Y en Moreda se crece rodeado de verde y carbón, con la montaña como barrera natural de una sociedad que hunde sus raíces y su historia en lo más profundo de la tierra. Eso forja un carácter determinado y una manera particular de entender el mundo. Crecí feliz en una infancia de pueblo grande. Familia trabajadora, amigos y mucha calle, entre el campo de la iglesia, la escombrera y los jardines del Hogar del Pensionista. Del cole al ‘Tuto’. Calle de la Estación arriba y abajo. Mucho baloncesto, que era el refugio de los que éramos malos jugando al fútbol, y esquí en San Isidro. Cambié los veranos infantiles asilvestrados cogiendo arándanos en La Raya por la playa adolescente del Gijón de los 90. Dejé Moreda, pasé por Pola de Lena y con 17 años me fui de Asturias para empezar la Universidad". Su guía y su faro "siempre han sido mis padres, Santi y Zuce. Me inculcaron los valores sobre lo que se construye todo lo demás: la importancia del esfuerzo, la honradez, la honestidad, el compromiso y la palabra como único camino. Respeto por los demás y sentido de la justicia".

Vocación temprana: "En comunicación es fundamental la curiosidad. Y la mía se alimentó desde muy pequeño gracias a la lectura. Mi abuelo Pepe murió cuando yo tenía 6 años, pero recuerdo ir de su mano cada viernes al mercadillo de Moreda para comprar un cuento. Con él aprendí a leer, que fue el germen de todo. Después, durante muchos años, esperaba cada día ansioso a que mi padre llegase de trabajar con el periódico para leerlo con avidez. De leer a escribir hay un paso natural y hubo profesores que me animaron a hacerlo, como don Secundino en Moreda o Julio Concepción en Pola de Lena. En la Universidad de Salamanca descubrí el atractivo de la publicidad, las relaciones públicas o la creatividad y fui mezclándolo para adentrarme en este mundo amplio de la consultoría estratégica de comunicación".

El viaje de fin de curso de octavo de EGB le llevó con 14 años "a Madrid en un autobús de dos plantas. Todo era inmenso. Me impresionó mucho bajar por el Paseo de la Castellana, con tantos carriles en ambas direcciones y esos edificios tan altos. Hoy trabajo en uno de ellos, y cuando desde la ventana veo pasar algún autobús me gusta recordar a aquel Pelayo de 14 años con la cara pegada a los cristales y la boca abierta".

Asturiano de manual: "Orgulloso de mi tierra y sus tradiciones, sociable, cercano, abierto, acogedor, fiel a mi gente, noblón, sarcástico, un poco socarrón y bastante folixeru. También me reconozco mucho en el carácter allerano, relacionado con el esfuerzo, la solidaridad, la resistencia, la generosidad, el emprendimiento y un fuerte sentimiento de arraigo y comunidad. Luego está la tenacidad y el empeño, que algunos tildan de cabezonería y que es tan propio de los de ‘la viga atravesá’".

Mucho ojo: "Hay que abordar la trayectoria profesional como una carrera de fondo. Mi abuela Nieves siempre decía: ‘Vísteme despacio que tengo prisa’. Y esa es la clave. Hacer las cosas bien. O lo mejor que puedas. Esforzándote cada día. Con compromiso y honestidad. Sin atajos. La suerte existe, pero hay que buscarla. Si algo he aprendido es que uno no debe rendirse nunca. Imagino que una parte viene en la sangre revolucionaria y dinamitera, pero la experiencia también me dice que el esfuerzo siempre merece la pena porque incluso en la derrota hay muchos aprendizajes. En España hay mucho miedo al fracaso. Nos paraliza. Y eso frena la generación de oportunidades. Tenemos muchísimo talento, pero pecamos de timidez y falta de seguridad al mostrar nuestras capacidades. En Asturias tenemos además cierto complejo provinciano de vergüenza rural, que se acentúa cuando vienes de un pueblo. Hay que convertir esos complejos en oportunidades. Rescatar la picardía de caleya y poner en valor lo que aprendiste jugando al fútbol en la escombrera".

La visión que "tenemos los asturianos que estamos fuera está empañada por una capa emocional que puede distorsionar la realidad de quienes la viven en el día a día. Pero hay una verdad objetiva y clara vinculada al fuerte potencial de la región. Asturias reúne hoy todas las cualidades para convertirse en un lugar privilegiado para vivir y en un destino todavía más atractivo tanto para visitantes como para inversores. La fama ya existe y se fomenta cada día a través de la mejor y más comprometida red comercial que puede existir: los asturianos repartidos por el mundo. Toca enfrentarse a los retos y desafíos internos, como la despoblación en áreas rurales, la falta de infraestructuras modernas o la dependencia de sectores económicos tradicionales. Asturias debe seguir promoviendo aspectos como el turismo activo y sostenible, pero no puede ser solo eso. Se debe fomentar la diversificación económica e invertir en educación y tecnología".

Asturias "es pertenencia, origen, raigañu y señaldá. Es memoria. Por eso mi día perfecto allí pasa por recordar y sobre todo por compartir quién soy y de dónde vengo con quien más quiero. Llevaría a mis dos Lolas, mi hija y su madre, a comer les fabes que prepara cada San Martín mi abuela Zucena. Y le explicaría que el secreto de su ‘bisa’ para estar así de estupenda con 94 añazos es que no ha dejado de sonreír ni un solo día. Y que ha vivido como ha querido. O como le han dejado. Pero sin perder jamás la ilusión ni el brillo en los ojos. Después, con la barriga llena porque habremos tenido que repetir, subiríamos a tumbarnos al prau del mayáu de La Raya en el puerto de San Isidro. Y allí, a la sombra de uno de los árboles que plantó mi abuelo Jesús y en cuyas raíces descansan sus cenizas, le explicaría a mi hija que algunas pocas veces Sabina también se equivoca, y que siempre hay que tratar de volver al lugar donde has sido feliz. Aunque sea por un día. Sobre todo si ese lugar es Asturias". No es mal consejo.

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