Los votos del 28M darían a Sumar un escaño en el Congreso en detrimento de Vox

La simulación de las elecciones generales con las cifras de las autonómicas reforzaría el bipartidismo e igualaría a PSOE y PP con tres diputados

La vicepresidenta Yolanda Díaz, junto a Anibal Vázquez en un mitin en Mieres. | CEDIDAS A LNE

La vicepresidenta Yolanda Díaz, junto a Anibal Vázquez en un mitin en Mieres. | CEDIDAS A LNE

Es política ficción, pero puede servir para ayudar a mirar, o para hacerse una idea aproximada del paisaje que antecede en Asturias a la batalla de las elecciones generales del 23 de julio. La simulación de lo que ocurriría el 23J si se repitieran los votos del 28M puede empezar a dar pistas, sabiendo siempre que nunca se vota lo mismo en dos elecciones distintas, o que de esa divergencia tienen pruebas, sin ir más lejos, los resultados discordantes entre las autonómicas y las municipales de hace una semana. Con esa precaución y la que añade lo prematuro del momento, el traslado del resultado de las autonómicas a las generales permitiría que el PSOE aguantara el tirón del PP conservando sus tres diputados en el Congreso. Ganaría en votos, pero ahora empatando a escaños con un PP que añadiría uno más a los dos que tiene en coalición con Foro. El diputado que queda para completar los siete de la circunscripción asturiana tiene su miga: sería para la izquierda si los votos de IU se suman con los de Podemos –en un eventual pacto bajo el paraguas de Sumar–, pero cambiaría de manos, y pasaría a Vox, si triunfa la ruptura y a las dos fuerzas de la izquierda se las computase por separado.

La simulación, en todo caso, pinta un panorama con algunos cambios respecto a la situación real actual, que parte de los tres escaños del PSOE, los dos de la coalición PP-Foro y los que se reparten, a uno por cabeza, Vox y Unidas Podemos. Es claro que los populares esperan más, pero usando como base el recuento del domingo, con la victoria socialista por 20.868 votos –resultado final– y el segundo puesto de un PP en ascenso, la ola del centro derecha llevaría a los populares a recuperar un trío de diputados que no alcanzan desde 2016, aunque entonces Asturias todavía repartía ocho asientos del Congreso, y no los siete a los que le condena su crisis demográfica desde abril de 2019.

A las últimas cuatro elecciones generales, a todas las celebradas desde 2015, el PP ha concurrido en coalición con Foro Asturias, y la prolongación de esa entente está por ver, pero lo que dicen los números del domingo es que la suma del resultado de las dos formaciones conservadoras casi igualaría el del PSOE en estas autonómicas –196.000 sufragios–, que a su vez supera por 9.000 votos y casi tres puntos porcentuales el apoyo que los socialistas obtuvieron en las últimas generales. Esa agregación ficticia del centro derecha configuraría una especie de empate técnico que serviría para corroborar lo que ya indican de la deriva política asturiana las elecciones del domingo: vuelve casi toda la fuerza del bipartidismo.

La simulación sólo ofrece representación por Asturias a tres fuerzas políticas, y eso equivale a hacer un muy significativo viaje al pasado, porque eso no sucede en unas elecciones generales en el Principado desde 2008. De ahí en adelante, la quiebra del bipartidismo, primero con la irrupción de Foro, después con las de Podemos, Ciudadanos y Vox, ha ido encadenando invariablemente parlamentos con diputados asturianos de cuatro partidos. Este simulacro vuelve a hablar ahora de tres, más o menos como en los noventa, sin llegar al bipartidismo puro del 4-4 entre PSOE y PP en 2004 y 2008, pero con más poder para los dos grandes que nunca en un decenio. Si se vota en julio más o menos como en mayo, sólo quedaría espacio para un partido más y el crecimiento del PP borraría toda posibilidad de presencia simultánea para las siglas que están situadas más a la izquierda y a la derecha del espectro político. O una o la otra. O Sumar o Vox. El nombre de esa tercera fuerza, queda dicho, admite variaciones centradas en si el paraguas de la plataforma consigue sumar a toda la izquierda o no.

Si se admite que la confluencia puede ser lo más probable, al menos en Asturias, este ejercicio de política ficción le aportaría un escaño y quién sabe si incluso un aliciente adicional para entenderse, toda vez que la acumulación pura de sus votos en las autonómicas –de los 40.000 de Convocatoria por Asturies-IU con los 20.000 de Podemos– también serviría para excluir a Vox, que, según esta simulación, únicamente mantendría su escaño como tercera fuerza más votada si a IU y Podemos se las computase por separado.

Lo que suma la izquierda en estas autonómicas queda lejos de los casi 90.000 sufragios que en noviembre de 2019 dieron un asiento en el Congreso a Unidas Podemos, pero tampoco los 53.000 que Vox recibió el domingo, y que le dieron la tercera plaza de la carrera electoral y cuatro escaños en la Junta, son los cerca de 89.000 que introdujeron al partido de Abascal en la Junta. Todo apunta hacia la promoción del bipartidismo y el debilitamiento de sus satélites, pero esto es sólo una simulación.

¿Y Ciudadanos? Una vez que el PP ha fagocitado ya en las autonómicas la mayor parte del respaldo que tenía la formación naranja, su desaparición anunciada de la competencia del 23J abulta poco. Los restos de aproximadamente 5.000 votantes que se le mantuvieron fieles el 28M en Asturias no tienen fuerza suficiente para cambiar un eventual reparto de los siete diputados asturianos en el Congreso.

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