Avilés lleva el folclore en las venas

Integrantes de los grupos del Festival Intercéltico dedican su vida a una tradición que resiste pese al paso del tiempo 

Sara Martínez

Una de las más importantes señas de identidad del pueblo asturiano es su folclore. Este puede entenderse como una forma de vida, como una manera de celebrar o, simplemente, como un conjunto de tradiciones entre las que destacan los bailes y cantos típicos de diferentes culturas en toda Europa. Sea como fuere, Avilés estos días es folk, y eso no puede negarse.

Varios agrupaciones se reunieron ayer en la pista de La Exposición, en Las Meanas, para llevar su pasión a lo alto de un escenario del que decenas de personas no apartaron la mirada en el tiempo que duraron las cuatro actuaciones de la tarde. Estas fueron las de los asturianos Blimea, Ximielga la Saya y L’Artusu, junto al grupo de baile escocés JDW Highland Dancers.

Aunque estos grupos cuentan con integrantes de todas las edades, muchos de ellos parecen coincidir en la importancia del relevo. «Cada vez hay menos gente joven y yo no veo solución», comentó Luis González, del grupo Ximielga la Saya, que seguidamente añadió que «el baile es muy duro y es más fácil usar la Play Station que ensayar varios días a la semana». Pero no toda la esperanza está perdida para una tradición asturiana que anima cualquier encuentro en el Principado. Pablo Díaz, integrante del mismo grupo avilesino, opinó al contrario, argumentando con un tono esperanzador que «hace dos años que empezó a revalorizarse toda la cultura asturiana. A la gente le interesa de dónde venimos».

Lo que parece estar claro es que allá donde llega el folclore, todo el mundo lo disfruta. Esta es una sensación que puede percibirse estos días en una pista de La Exposición abarrotada de turistas, vecinos y personas curiosas, que no dudan en empaparse de la cultura celta que ofrece el festival Intercéltico en Avilés. 

No solo pueden disfrutarse las actuaciones de grupos locales, sino que Europa también tiene representación. En el día de ayer una de ellas fue gracias al grupo JDW Highland Dancers, de Escocia. Jennifer Davina, su fundadora y profesora, explicó que ya tuvieron la oportunidad de asistir al festival en el año 2016, algo que, aseguró, «disfrutaron totalmente». Queda claro que el folclore une a las personas al escuchar a Davina, que lleva unos catorce años practicando este tipo de danza.Igual que los integrantes de grupos locales.

Todos ellos coinciden en que practicar esta tradición para enseñársela al mundo requiere pasión, trabajo duro y generar una comunidad. Tanta comunidad se genera que, en muchas ocasiones, familias enteras forman parte de los mismos grupos. Es el caso de Pablo Díaz, miembro de Ximielga la Saya, que conoció a su mujer gracias al folclore y, ahora, sus dos hijas forman parte del mismo mundo.

Y como uno de los grandes pilares de la cultura asturiana, aunque a veces parezca que puede perderse, siempre quedarán los sentimientos de amor y satisfacción que después se comparten en toda familia folclórica que se precie.

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