Pasado y futuro de la siderurgia, a análisis en Castrillón

Los "campaneros", una historia de museo

Decenas de personas aplauden en el Valey las ideas de crear un centro y poner una estatua a los hombres que pusieron los cimientos de Ensidesa

Javier Gancedo, Philippe Meyrand, Isaac Baizán y Manuel Vigil, ponentes en el acto, antes del comienzo del mismo.

Javier Gancedo, Philippe Meyrand, Isaac Baizán y Manuel Vigil, ponentes en el acto, antes del comienzo del mismo. / Marián MartínezMarián Martínez

Marián Martínez

Marián Martínez

Un museo de la siderurgia y una estatua en homenaje a los "campaneros", aquellos miles de hombres que construyeron en condiciones impensables hoy en día los cimientos de la antigua Ensidesa en la década de los 50 del siglo pasado. Esa es la reivindicación que ayer plantearon Manuel Vigil, exdirector médico del Hospitalillo de Ensidesa, y Javier Gancedo, exjefe del archivo documental de la multinacional, y que cosechó el aplauso del público que llenó el Valey Centro Cultural de Castrillón. Junto a ellos, un impresionado Philippe Meyran, CEO del clúster Asturias de ArcelorMittal –engloba las plantas de Gijón, Avilés, Etxébarri, Lesaka y Sagunto– , y el realizador del documental "Campaneros", Isaac Baizán.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Castrillón, Rosa Rubio, impulsó la proyección en el Valey Centro Cultural del documental "Campaneros" con dos objetivos: dar a conocer el origen de la antigua Ensidesa y homenajear a los hombres que hicieron posible con su enorme esfuerzo la construcción de la "fabricona", aquella que transformó a Avilés y que atrajo a miles de personas de toda España a trabajar y labrarse un futuro. Aunque muchos perdieron la vida en ello. La iniciativa llenó por completo el auditorio, y el coloquio que se celebró posteriormente se convirtió en un repaso al pasado, el presente y la proyección del futuro de una de las compañías más importantes de la comarca, de Asturias y de España.

El acto se celebró precisamente cuando está en marcha la demolición de las antiguas instalaciones de las baterías de coque. Y fue Isaac Baizán, el realizador del documental, quien puso el dedo en la llaga. "No hace falta tener familia que haya trabajado en las campanas para sentirse parte del ecosistema que creó Ensidesa. Creí que no me iba a afectar, pero ahora, cuando miro y faltan las chimeneas... me toca la fibra. Espero que el futuro sea próspero", afirmó.

El CEO de ArcelorMittal no ocultó que al ver el documental y conocer cómo fue el origen de lo que ahora dirige, sintió "mucha emoción", y aseguró que "me hizo pensar todo lo que os debía, porque sin vuestro esfuerzo no hubiera venido a Avilés y no hubiera conocido a mi mujer".

Philippe Meyrand continuó asegurando que "a cada generación le corresponde su esfuerzo y trabajar para construir el futuro y que la generación siguiente pueda continuar. Y se refirió también al futuro de la multinacional siderúrgica y su proceso de descarbonización. Explicó lo complejo y costoso del reto, que "el mundo es muy peligroso para las empresas" debido a la enorme competencia que existe entre los países y los continentes, y sobre todo para Europa, con los enormes costes que supone producir en el Viejo Continente, y más con el proceso de revolución industrial en el que se ve envuelto el planeta.

Pero pese a todas las dificultades, el máximo responsable de ArcelorMittal del clúster Asturias aseguró que "la descarbonización es una oportunidad extraordinaria", y que pese a las enormes dificultades, "hay futuro".

Alfonso Lareu, tal y como sale en el documental «Campaneros», proyectado ayer en el centro cultural Valey. | Mara Villamuza

Alfonso Lareu, tal y como sale en el documental «Campaneros», proyectado ayer en el centro cultural Valey. | Mara Villamuza / Marián MartínezMarián Martínez

Manuel Vigil aseguró sentirse aún impresionado al visionar el documental "Campaneros" pese a que ya lo ha visto varias veces. Las carencia total de medidas de seguridad, los enormes riesgos a los que se veían sometidos aquellos trabajadores, las penurias que tuvieron que soportar. "Espero que cuando todo eso se reindustrialice (en referencia al ecoparque de Baterías) se levante una estatua en homenaje a los ‘campaneros’", afirmó arrancando un largo aplauso del público. Relató que fue su tío quien convirtió el botiquín en el apreciado Hospitalillo de Ensidesa, en el que se hizo medicina asistencial y en el que había "de todo". Un relato cargado de anécdotas de toda una vida dedicada a la medicina ligada a la siderúrgica.

Javier Gancedo cogió el testigo de las reivindicaciones y planteó la posibilidad de crear un "museo sostenible", sin gran maquinaria, "porque todo en esta industria es de muchas toneladas", pero sí se podría hacer algo "pequeño, modesto" con toda la documentación que ha guardado durante décadas. Es más, animó a que "todo el que tenga algo de la compañía, una taza, una placa... lo que sea", lo entregue para avanzar en el proyecto. "Lo intenté, pero hace 15 años no hubo interés y las piezas que teníamos guardadas se echaron al convertidor", contó en tono de broma pero con pesar.

Isaac Baizán completó el relato histórico con un añadido al documental inicial en el que Alfonso Lareu, uno de los "campaneros", relató el impacto del documental en su vida. "Hay que conservar el patrimonio y la historia, y hacerlo sin miedo", reivindicó el realizador.

Los "campaneros" reivindican su esfuerzo al ser homenajeados

Alfonso Lareu y Tomás Navarro fueron dos "campaneros". Dos hombres que cuando aún eran casi unos críos llegaron a Avilés con la ilusión de encontrar trabajo y de ganarse un futuro para ellos y sus familias. Alfonso llegó desde Pontevedra, y Tomás desde Jaén. El primero recuerda "muchas cosas y ninguna buena" de aquella época, y el segundo "con tristeza por un lado, y alegría por otro". Pero a ambos les unió ayer el agradecimiento por el homenaje que recibieron en el Valey Centro Cultural tras la proyección de "Campaneros", y también la esperanza de "nadie olvide todo aquello, porque fueron miles las personas que comieron después gracias a ese esfuerzo", remarcó Alfonso Lareu.

El público rompió en un largo aplauso cuando los dos "campaneros" accedieron al auditorio donde iban a ser homenajeados. "Estoy mas nervioso que... no sé qué decir", afirmó Tomás. Y su compañero, que ya había salido en el documental, le dio ánimos: "Nada, tranquilo hombre, no ye nada".

Así que, como le sobran tablas, Alfonso se arrancó el primero para dar las gracias "de todo corazón a Isaac (Baizán, realizador del documental) por el trabajo que hizo, para que sirva a muchas generaciones que no sabían nada de esto. La historia hay que contarla, y los mejores protagonistas somos los que la hemos vivido, y los muchos compañeros que por desgracia quedaron por el camino". Y añadió que "Asturias y España deben conocer esta historia porque hemos realizado un trabajo que después dio de comer a esta región y a medio país".

Tomás, más nervioso y tímido, relató de manera muy resumida su vida. Que llegó a Asturias en 1954, "acabé las campañas y luego empezó la construcción de las naves". Pero en vez de quedarse, se fue a trabajar cinco años al pantano de Grandas de Salime. "No teníamos vacaciones, ni permisos, ni nada. Tuvimos que pedir la liquidación para ir a la fiesta del pueblo", relató ya distendido. Pero volvió a Avilés, "y aquí me quedé, ya para siempre".

Son dos vidas cargadas de anécdotas y de recuerdos que aún hoy les emocionan. Fueron años de un trabajo muy penoso y peligroso "que hizo que Avilés sea lo que es hoy", sentenció Lareu.

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