Las cuentas del Niemeyer: las reuniones profesionales ya son más rentables que la actividad cultural

El 81% de usuarios que ganó el centro el año pasado corresponden a la actividad de congresos pese al incremento del gasto en programación

La reunión del patronato del Centro Niemeyer, el pasado viernes. | Mara Villamuza

La reunión del patronato del Centro Niemeyer, el pasado viernes. | Mara Villamuza

C. Jiménez

El mayor gasto en actividad cultural realizado desde el Centro Niemeyer a lo largo del año pasado con respecto al ejercicio 2022 no ha repercutido en la misma proporción en el número de usuarios. Las cifras de la memoria de actividades del complejo cultural de la ría revelan que no existe una correlación entre el desembolso en programación y el número de espectadores, es decir, la asistencia a espectáculos en directo como conciertos u obras de teatro no crece al mismo ritmo que los euros consumidos en esa programación. Cifras cantan. A lo largo de 2023, el Centro Niemeyer realizó un gasto de 47.005 euros más que en 2022 para las artes escénicas; para exposiciones se invirtieron 4.562 euros más y en música el presupuesto rebasó en 154.924 euros al del año anterior. Para la programación de cine se destinaron 40.000 euros más entre uno y otro ejercicio. Si bien el número de usuarios totales para estas actividades dio un salto de los 183.889 usuarios de 2022 a los 201.410 del año pasado, la mayoría de esas 17.521 personas más están relacionadas con el incremento de la actividad de congresos y eventos.

Las reuniones profesionales y la actividad congresual llevaron en 2022 a 14.943 personas, que se distribuyeron en 83 actos. El pasado 2023 la misma actividad sumó 115 citas que concitaron a 29.157 personas. Es decir, el 81% de la ganancia de visitantes proviene de la actividad vinculada a congresos y reuniones profesionales. También el gasto en esta capítulo se duplicó: de 33.660 euros de 2022 a 74.569 el pasado ejercicio. ¿Qué significa esto? Que las actividades congresuales y reuniones profesionales resultan más rentables para los resultados del centro.

Si en los grandes ‘contenedores’ culturales como el Niemeyer ya funcionan mejor los eventos y reuniones profesionales –al menos en el retorno de la inversión– quizá sea el momento de plantearse nuevas formas de consumo cultural, más participativas. John W. O’Hagan, en un reciente artículo publicado en el Observatorio Social de La Caixa sobre la asistencia a actividades artísticas y culturales financiadas con fondos públicos, ya exponía que no es el precio ni la falta de instalaciones lo que disuade de consumir cultura. La falta de interés es, con creces, la primera barrera. Convendría revisar, pues, cuáles son las manifestaciones culturales que concitan mayor interés.

No en vano, cualquier acción que requiera de inversión de capital importante obliga a medir sus resultados para conocer cuál ha sido su eficacia y ver si conviene repetirla o corregirla en los términos oportunos. La fórmula del retorno de la inversión para calcular la rentabilidad de un evento relaciona dinero invertido con dinero ganado, y tiene un gran significado para los equipos comerciales y de marketing. Las empresas utilizan esa fórmula para planificar, validar y evaluar estrategias. Ahora bien, ¿convendría aplicarla en los mismos términos a la cuenta de resultados del Niemeyer? Resulta obvio que calcular el rendimiento de una inversión permite decidir dónde invertir los esfuerzos. Por ejemplo, para ver qué acciones son más efectivas.

No cabe duda de que las reuniones profesionales se han convertido en un puntal de crecimiento en el complejo cultural de la ría, a la vista de los datos recientes. La Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España evidencia que han sido las visitas a museos y monumentos las que presentaron las mejores evoluciones en los últimos años mientras que el consumo de productos en formato audiovisual (cine, teatro, conciertos) tiende a enfocarse hacia el domicilio. El descenso de lo tradicional y el auge del streaming lleva a plantearse si los programadores habrán de dar un giro hacia nuevas formas de construir la oferta de ocio.

Alta dependencia del sector público: los ingresos de patronos privados representan solo el 3,5%

El sector público se ha convertido en el principal sostenedor de la Fundación Centro Niemeyer: representa casi el 96% del 1.646.174 euros del presupuesto del último ejercicio, frente al 3,5% que suponen los patronos privados. Y es en el capítulo de ingresos por patrocinios y colaboraciones donde el declive se hace más palpable: desde 2015 hasta 2021 el descenso en las aportaciones privadas fue el 55%, esto es, de contar con un apoyo anual de empresas de 131.500 euros, se quedó en 58.000 con solo dos mecenas (Asturiana de Zinc y Grupo Daniel Alonso) frente a la veintena con los que arrancó el proyecto.

No obstante, en este capítulo hay un cambio de tendencia, leve, ya que el año pasado logró elevarse hasta 70.000 euros los patrocinios de patronos privados. En 2022 ese mismo capítulo, el de las aportaciones del sector privado, representaba un 4,3% del presupuesto, situándose la financiación pública al centro 200.000 euros por debajo de la cifra alcanzada en 2023.

Hace más de un lustro que la secuencia de la contribución pública al complejo cultural de la ría se mantiene igual: Gobierno del Principado, 750.000 euros –con la excepción de 2023 que subió a 900.000–; Ayuntamiento de Avilés, 300.000 euros; Autoridad Portuaria de Avilés (y ahora Ministerio de Cultura), 100.000 euros. Hay que remontarse a 2018 para encontrar en el presupuesto más de 80.000 euros de la parte privada.

En 2019 retiraron su aportación Edp y Sabadell mientras Liberbank únicamente mantuvo su compromiso hasta 2015 igual que empresas como Fertiberia, Química del Nalón, Saint-Gobain, Idesa, Asturmasa, Hiasa o Asturfeito, entre otras.

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