El mundo de la empresa y de la política se vuelca en el adiós a Carlos de la Torre

Cientos de personas arropan a la familia del dirigente cameral

"Supo pronto que la amistad era una forma de amor", destacó el cura en el funeral 

Saúl Fernández

Saúl Fernández

Víctor Fernández Gaínza será, por siempre, el cura del poblado del Nodo, en Avilés. Y, sin embargo, se retiró este otoño pasado. Aunque retirado en la residencia avilesina de San Cristóbal, ofreció ayer su última misa: el funeral por Carlos Rodríguez de la Torre, coordinador general de la Cámara de Comercio de Oviedo, antiguo secretario de la de Avilés y exportavoz del Partido Popular (PP) avilesino, fallecido repentinamente anteayer a los 61 años. Un hombre tan querido como para concitar el acuerdo general del mundo que le rodeaba. El templo del Carmen de Salinas, a media tarde de ayer, fue el punto de encuentro de hombres de empresa, representantes de la política –estuvo el alcalde de Castrillón, el conservador Eloy Alonso–, y de muchos amigos que no le pudieron despedir sin lágrimas.

"Carlos supo muy pronto que la amistad era una forma de amor", destacó Fernández Gaínza, quien explicó en el púlpito de la iglesia del Carmen: "Me toca presidir hoy esta eucaristía como me tocó presidir hace años otra: la de la boda de Carlos y María Luisa". Y añadió, esta vez dirigiéndose a los tres hijos: "Y también me tocó bautizaros a vosotros tres". Cristina Rodríguez, la tercera, se despidió de su padre con una intervención que llenó de congoja el templo entero. Y esa congoja fue respondida por los aplausos de todos los que todavía digerían su pérdida súbita. "Era un hombre que todos teníamos presente", señaló Gaínza antes de concluir: "Pido a Dios que abra para él las puertas del paraíso". Pero su petición se materializó en una tristeza tan grande que llenó la tarde de Salinas.

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