La "güela" de Avilés cumple 105 años (y lo va a celebrar tres veces)

María Rodríguez Fernández celebrará su cumpleaños por partida triple: lo hizo ayer porque ella sostiene que fue el día que nació –el 10 de julio–; lo hará mañana, viernes, porque es el día que su familia hará una fiesta en la que soplará las velas; y lo podría volver a hacer el domingo, día 14, porque es la fecha que consta de nacimiento en su DNI. "Pero está mal, yo nací el día 10", sostiene la mujer. Lo cierto es que María Rodríguez Fernández se ha ganado el derecho a celebrar el cumpleaños cuando quiera y las veces que desee porque tiene la friolera de 105 años y está "como una rosa", en palabras de sus descendientes.

Su longeva edad convierte a la venerable anciana posiblemente en la "güela" de la comarca, y nunca mejor dicho porque María Rodríguez Fernández nació en Nuña (Corvera), pasó casi toda su vida en Heros (Avilés) y desde hace pocos meses reside en un centro geriátrico de Luanco (Gozón) debido a que, lamentablemente, perdió a la hija que la atendía. Es decir, que la mujer ha sido sucesivamente vecina de Corvera, de Avilés y, ahora, de Gozón.

Nacida en una familia de campo, los recuerdos de infancia de María Rodríguez Fernández evocan la atención al ganado (once vacas de leche), las labores de la tierra ("labrar, semar, sachar, limpiar, pañar...") el acarreado de agua en cubos desde la fuente a casa, lo "limpia y curiosa" que iba a la escuela (a la que tardaba en llegar "más de un cuarto de hora andando")...

Llegó la guerra y la centenaria, que pasó privaciones, no olvida de esa etapa las imágenes de milicianos con rifles, ni la "fame" ni el miedo. "¡Aquellos años que no vuelvan!", implora. Claro que también afloran recuerdos alegres, como los bailes y lo cantarina que era. Los lunes, al mercado de Avilés. Y con el tiempo, María Rodríguez Fernández se casó y se trasladó a vivir a Heros, donde con ayuda de su marido sacó adelante una familia cuyo miembro más conocido –por los méritos ciclistas– es José Manuel García Rodríguez, "Roxín".

La salud de hierro de la que aún goza hace más livianos sus 105 años. Aún lee el periódico todos los días "y sin gafas", apenas se medica y conserva una lucidez envidiable. Una "güela" para enmarcar.

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