Gabriel Ureña | Violenchelista, director artístico del Festival de Música de Cámara «AvilESmúsica»

"Si ahora me preguntasen qué sería si no fuera músico no sabría qué responder", dice Gabriel Ureña

"El Festival de Cámara de Avilés nace ahora con vocación duradera: la idea es empezar este año y que se convierta en una cita obligada"

Gabriel Ureña, ayer, en los arcos de Galiana.

Gabriel Ureña, ayer, en los arcos de Galiana. / Luisma Murias

Saúl Fernández

Saúl Fernández

El violonchelista avilesino Gabriel Ureña (1989) es el director artístico del Festival Internacional de Música de Cámara "AvilESmúsica" cuya primera edición echa a andar el próximo martes en el patio del palacio de Camposagrado. Esta próxima semana musical se extiende hasta el sábado, cuando se despedirá con un recital en el teatro Palacio Valdés. El ciclo tiene previsto reunir a los violinistas Anna Nielsen, Liana Gourdjia, Jesús Reina y Kirill Troussov; los violistas Rumen Cvetkov y Aine Suzuki, los violonchelistas Iván Sendetskiy y el propio Gabriel Ureña, y los pianistas José Gallardo y Ludmil Angelov. Ureña atiende a LA NUEVA ESPAÑA en la cafetería Bello Otero, al pie del conservatorio en el que él mismo se empezó a formar a los siete años.

–¿Cómo es que se ha metido a organizar un festival de música clásica?

–Bueno, es una idea que llevo pensando desde hace bastantes años. Creo que Avilés reúne las características idóneas para llevar a cabo un festival de esta envergadura. Lo creo como avilesino y también como músico con ganas de volver a la ciudad que me dio todo desde pequeño, desde que empecé en el Conservatorio: los conciertos que ofrecí aquí, todos mis compañeros... este era el momento en que, además, me di cuenta de que me sentía preparado para organizar un ciclo como este.

–"AvilESmúsica" va a ser colección de conciertos de música de cámara con algunos colegas suyos. ¿No es eso?

–Sí. De todas partes del mundo. Tenemos un pianista argentino, dos músicos búlgaros, rusos, alemanes, noruegos. De todo. La idea de este festival es poder traer a Avilés gente de primer nivel, tenerlos aquí durante una semana ofreciendo conciertos. La temática de esta primera edición, al ser la primera edición, he intentado que sea variada. La idea es que todos los años sea así, por eso vamos a interpretar las obras más icónicas del repertorio de la música de cámara. Por ejemplo, el quinteto de Schubert no sé si tocó alguna vez en Avilés. Es una de sus obras cumbre.

–O sea, que ya plantea más ediciones.

–Por supuesto. Este festival nace con vocación duradera. La idea es empezar este año y que se convierta en una cita obligada de todos los veranos para poner a Avilés en el mapa de la música de cámara. A nivel nacional e internacional. Porque esta gente que viene sabrá dónde está Avilés y lo contará en sus respectivos entornos que el festival funciona muy bien, que el público es muy acogedor, que la ciudad es muy bonito y ni te cuento la gastronomía.

–Es un festival, pero tiene dos sedes.

–En el palacio de Camposagrado, en el patio central, vamos a hacer dos conciertos: el día 16 y el 17. Luego, el 19 y el 20 cambiamos al Palacio Valdés. El día 18 quedará para clases magistrales en el Conservatorio.

–Son diez músicos, pero un montón de formaciones.

–Todas: dúos, tríos, cuartetos, quintetos, sextetos, octetos; mezclándonos todos, tocando unos a veces el primer violín, otros el segundo. Todo lo que se puede hacer con diez músicos.

–¿Cómo ha sido la organización?

–Como Avilés está tan de moda, por así decirlo, ha sido bastante complicado. Los hoteles están muy llenos así que he tenido que dividirlos en sitios diferentes. El lunes por la tarde los tenemos a todos aquí: estaremos de cuatro a ocho ensayando aquí en el Conservatorio, así que el lunes por la tarde empezaremos los conciertos.

–Empezó en la música de guaje, ¿no?

–Claro. Mi primera ópera la vi en Avilés, en el teatro Palacio Valdés. Empecé con el chelo con Covadonga Fernández Morán y Alexander Osokin. Tenía siete años.

–O sea.

–(Risas) Que llevo veintisiete años dedicado a la música.

–Vaya.

–Tengo 34. Casi toda la vida.

–¿Cómo se sale del Conservatorio de Avilés?

–El de Avilés es algo especial en Asturias: todo el mundo lo comenta. En los años en los que yo estudié –y ahora también, claro– había una calidad de profesores inigualables. La mayor parte de mis compañeros de generación y los mayores son músicos reconocidos. Es difícil encontrar una ciudad que tenga tan buen profesorado y más en un conservatorio que no deja de ser grado medio. Cada vez que paso por aquí y lo miro y pienso en lo importante que es tener algo así en la ciudad. Lo más importante son los comienzos.

–De aquí, de Avilés, saltó a Oviedo.

–Terminé mi formación en Oviedo, luego saqué la plaza en Oviedo Filarmonía cuando tenía 19 años. Entonces me cogí una excedencia y me fui a vivir a Viena a estudiar con Natalia Gutman en el conservatorio, estudiando un máster. Estuve con ella en Florencia, haciendo un posgrado en la Escuela de Música de Fiesole. Ahí fue cuando empecé a hacer contactos, a conocer mucha gente, empecé a tocar en festivales. Aquí y allá. De todo aquello sale ahora hacer esta idea.

–O sea, que de su tiempo en Viena sale el encuentro de la próxima semana.

–No, no expresamente. Los músicos que vienen a Avilés no los conocí en Viena. Lo que sucede es que a través de ciertas conexiones que surgieron entonces es que ha sido posible todo esto: nunca sabes quién te está escuchando cuando estás tocando, cuando das un concierto, quiénes son los músicos con los que coincides. Todo forma un tejido que va creciendo, por eso la importancia de tocar y de moverse.

–¿Cómo fue su primer concierto?

–Si no recuerdo mal lo di a los pocos meses de entrar, en Versalles. Nada: toqué una piecita de unminuto, pero tengo una foto de ese concierto. Estar ahí, sentado, con el atril, delante de todos. Mi primer concierto como solista fue en el Conservatorio, dirigía Chema Martínez a la orquesta "Julián Orbón" y los primeros atriles eran de los profesores, los de los Virtuosos de Moscú. Esa fue mi primera experiencia, con quince años.

–¿La música ha sido una buena elección para su vida?

–Si ahora me preguntasen qué sería si no fuera músico, no sabría qué responder. Lo tuve muy claro desde el principio. No me planteé qué quería ser de mayor: empecé a tocar el chelo y lo sigo tocando.

Suscríbete para seguir leyendo