María tiene el secreto de la eterna juventud: la espectacular edad que cumplió esta asturiana

"Lo importante es disfrutar de la vida", sostiene la corverana que celebró su 105.º cumpleaños rodeada de familia y amigos

Así fue el emotivo cumpleaños de María Fernández: una enorme tarta y regalos para celebrar sus 105 años

Daniela Dongo-Soria I Noé Menéndez

Noé Menéndez

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Nadie diría que ayer María Rodríguez celebraba más de un siglo de vida. Animada, con ganas de bailar y disfrutar, a la ‘abuela’ de la comarca por antonomasia, le tocó soplar las velas por su 105.º cumpleaños, en el que estuvo rodeada de sus amigas y familiares más cercanos. "La abuela de Avilés", conocida así por su pasado en la villa, ahora vive en la residencia de Balbín, y hasta no hace mucho tiempo salía habitualmente a pasear, pero ahora tiene que utilizar una silla de ruedas. Eso sí, remango no le falta. Prueba de ello fue que, tras tratar de soplar las velas y no poder por tenerlas lejos, se chupó los dedos para, con ellos mojados, apagarlas.

María tiene el secreto de la eterna juventud

María tiene el secreto de la eterna juventud / Noé Menéndez

"La clave para llegar a mi edad es disfrutar de la vida", señala Fernández, que hacía gestos de baile en su silla para ilustrar las ganas que tenía de celebrar por todo lo alto. Antes le pudo la emoción y, al ver a parte de su familia, no pudo contener las lágrimas. "Ha sido todo una sorpresa, pero no puedo estar más encantada", sostenía la corverana, feliz al poder festejar por segunda vez su aniversario. Eso sí, no le gusta que la gente le recuerde cuántos cumple, ya que ella asegura que sigue teniendo quince. "No me gusta que me digan la edad, me hacen sentir mayor", bromea mientras reparte besos a todos los presentes. Su gran preocupación era quién tendría que pagar todo el festejo.

María tiene el secreto de la eterna juventud

María tiene el secreto de la eterna juventud / Noé Menéndez

José Manuel García Rodríguez, "Roxín", exciclista, presidente de la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca e hijo de la homenajeada, no cabía en sí de felicidad al ver a su madre tan contenta. "Es impensable ver que alguien llegue a esta edad. Además, ella ha llegado en buenas condiciones mentales, que es lo más importante. Lee todos los días LA NUEVA ESPAÑA y algunas revistas, le gusta estar enterada de la actualidad", explica el avilesino, quien describe a su madre como una mujer muy trabajadora, que se curtió en el campo. "Es alguien que se ha esforzado mucho durante su vida", sostiene García sobre su progenitora. Eso sí, la fiesta no fue tan completa como podría ser, ya que hace menos de un mes y medio falleció una de las hijas de Fernández, por lo que la familia no quería organizar un gran festejo. Por la cabeza tampoco se pasó estropear el homenaje, ya que llegar a los 105 años no es algo que suceda todos los días.

Cuando Fernández vio el ramo, más grande casi que la propia corverana, y la tarta, también de un tamaño considerable, la emoción le volvió a invadir. Sus amigas, que le acompañaban en la mesa, no paraban de aplaudir. Además, sus familiares le regalaron un retrato, obra de Favila, que acabó de impresionarla. Fernández no paraba de repartir besos y bailar en su silla, prueba de la felicidad que llevaba por dentro.

Este viernes era la segunda vez que Fernández celebraba su cumpleaños. El miércoles también tocó soplar las velas, porque ella sostiene que fue el día que nació –el 10 de julio–; y además lo podría volver a hacer el domingo, día 14, porque es la fecha que consta de nacimiento en su DNI. "Pero está mal, yo nací el día 10", sostiene la mujer. Lo cierto es que María Rodríguez Fernández se ha ganado el derecho a celebrar el cumpleaños cuando quiera y las veces que desee porque tiene la friolera de 105 años y está "como una rosa", en palabras de sus descendientes.

Su longeva edad convierte a esta venerable vecina de la comarca posiblemente en la "güela" de todos los municipios, y nunca mejor dicho porque María Rodríguez Fernández nació en Nuña (Corvera), pasó casi toda su vida en Heros (Avilés) y desde hace pocos meses reside en un centro geriátrico de Luanco (Gozón) debido a que, lamentablemente, perdió a la hija que la atendía. Es decir, que la mujer ha sido sucesivamente vecina de Corvera, de la cabecera de la comarca y, ahora, de Gozón.

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